Jesús Millán Muñoz.- Demasiadas veces, otras personas, individuos o colectivos o grupos o sociedades te meten en un conflicto –familiar, social, político, económico…-, que no deseas, que no quieres.
Demasiadas veces, un individuo –aplicable también a grupos, sociedades, incluso Estados-, les meten en problemas, diatribas, polémicas, conflictos que no desean, que no buscan, que no quieren, que no necesitan. Pero se ven obligados a entrar. Miren a su alrededor, miren en los medios de comunicación, miren en la historia, miren y remiren…
Procuran no entrar en ese conflicto, pero los que buscan el conflicto, sea por cuestiones psicológicas, sociales, económicas, culturales, políticas, ideológicas, etc., o una combinación de varias, siguen y resiguen hasta que una persona o ente colectivo se ve obligado a entrar en el conflicto, a defenderse. A tenerse que defender sin quererlo y sin desearlo…
Observen en la realidad, como a individuos y grupos sociales, incluso sociedades o Estados, lleven razón o no, tengan motivos o no, buscan la manera de insertar a otros en polémicas o conflictos que no desean. Ocurre en los lugares de trabajo, en comunidades de vecinos, en entes sociales de diverso tipo, en las familias en sentido amplio, en la escuela, incluso a Estados enteros… Un Estado reivindica una isla o una porción de quién sabe que normativa que le favorezca, y, el otro, no quiere entrar en ese conflicto, y, busca maneras para evitarlo, a veces cede, a veces, intenta encontrar modos intermedios, a veces… Pero tantas veces, se encuentra de la noche a la mañana, en un conflicto, en una diatriba que no busca, que no desea, que no anhela…
Existen personas que se pasan toda la vida, intentando ser personas de buena voluntad, con buen corazón, con buenas acciones, con buenos gestos, con buenas palabras, con buenos hechos, con buenos…, aunque no sean perfectas, que como diría, Pascal, se quedan en sus cocinas, para evitar conflictos de todo tipo. Que llevan una vida normal y rutinaria, pero que no necesitan polémicas, diatribas, discusiones con nadie, ni contra nadie, ni individuo, ni colectivo. Pero que otros, sean individuos o grupos o colectivos si la buscan.
Y, al final, esas personas, que sin ser perfectas, son de buena voluntad, se ven obligados a entrar en un conflicto mínimo, al menos mínimo desean, para defenderse. Demasiadas veces, las personas que no buscan ningún conflicto les vienen y deviene el problema, aunque hayan intentado evitarlo. Demasiadas veces, las personas de buena voluntad, aunque no sean perfectas, que deberían ser más estimadas y valoradas, por los grupos, sean de un tipo o de otro, paradojas de la vida son los que no son valorados. Y, personas de menor buna voluntad, son tenidos como mejores personas. Y, esto ocurre en el conflicto. La victima, cambian la situación tanto que aparenta y parece ser el verdugo, y, el verdugo aparenta y es tenido como la victima. Nietzsche, cuándo pronosticaba el cambio de valores, acertó que este sería uno de los fenómenos del mundo moderno…
Podríamos poner casos y ejemplos, a nivel histórico y social y económico y político, en los diversos ámbitos de la realidad, sea en los lugares de trabajo, en las entidades sociales de todo tipo, en las comunidades de vecinos, en las escuelas, en las familias en sentido amplio y restringido, general o concreto…
Esos conflictos pueden durar días, semanas, meses o años, incluso pasar a la siguiente generación. Lo que sucede es que un día te levantas, y, alguien, una persona individuo o un ente grupal o social, te/le está creando un conflicto que no buscas, que no necesitas, que no quieres, y, que incluso puedes/n ser inocente/s… si no te defiendes de ese conflicto, con la legalidad vigente, la moralidad correcta, y, con los medios racionales y prudentes, ese conflicto continúa creciendo y recreciendo. A veces, si te defiendes, se resuelve o se soluciona, pero otras veces, se encona y se radicaliza. Te han metido en un conflicto, sea del tipo que sea, que te ves obligado a defenderte, como individuo o colectivo, que no necesitas, ni quieres, ni deseas… pero ahí dentro estás… un conflicto que puede durar días o meses o años o toda una vida, en algunos casos…
Muchas veces, los conflictos son reales, tienen una base objetiva, existen realidades complejas, otras veces, surge un conflicto que alguien crea o promueve o promociona, por razones que son imposibles de entender y comprender… quizás, quizás traumas y heridas muy profundas que alguna persona sufre, y, para él o ella superarlo, crea conflictos graves y traumas graves y heridas profundas en otros… -en el siglo veinte lo hemos visto demasiadas veces, que hicieron de mal, un millón de niños que murieron en campos de concentración y exterminio y genocidios, qué habían hecho esos niños o niñas, niños y niñas de toda Eurasia y Asia…-.
Hay quién dice, que si no existe Dios, si no existe Vida Eterna para cada ser humano, si no existe Juicio Particular, jamás sabremos con certeza y con/en totalidad, qué persona, uno mismo a sí mismo, si ha sido una persona de buena voluntad o de mala voluntad o de regular voluntad. Si no existe Juicio Particular, nunca alcanzaremos de verdad a saber lo que hemos sido, lo que hemos sido en el corazón más profundo de nosotros mismos, lo que hemos sido en los otros, las consecuencias que nuestros actos han tenido en otros. Porque tampoco es lo mismo el que ataca, que el que se ve obligado a defenderse…
Que si no hay Juicio Particular, nunca sabremos de verdad, el corazón de nosotros mismos y de los demás, y, que posiblemente, las victimas jamás serán resarcidas, nunca obtendrán justicia, y, los verdugos, jamás tendrán la posibilidad de saber el grado de verdugos que han sido. Eso dicen… Paz y bien…