Un año más las autoridades, de forma irresponsable, inundan las calles de las ciudades españolas con millones de luces, en un acto de derroche insostenible con un objetivo claro: fomentar el consumo. Ecologistas en Acción denuncia que las autoridades, en lugar de dar ejemplo y fomentar un modelo diferente de aquel que nos ha llevado a la crisis, optan por una loca huida hacia delante, una carrera sin fin hacia el desastre social y ecológico.
En el año 2007, el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), organismo dependiente del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, recomendaba que el alumbrado navideño se encendiera entre el día 15 de diciembre y el 6 de enero, en un horario limitado, y utilizando iluminación de bajo consumo. Aunque debido a la crisis algunos ayuntamientos han decidido ahorrar algo de energía respecto del año pasado, mediante una mínima limitación horaria y la sustitución de bombillas incandescentes por bombillas de bajo consumo e iluminación LED, estas medidas no son suficientes. La mayoría de los ayuntamientos mantendrán la iluminación navideña entre el 1 de diciembre y el 6 de enero. Otros, como el ayuntamiento de Madrid, que ha decorado sus calles con casi 4 millones de luces, las encendieron el 25 de noviembre.
El IDAE calculaba en 2007 que el alumbrado consumía 30 millones de kilovatios-hora, equivalente a 50.000 hogares durante un año, generando una emisión de 10.000 toneladas de CO2.
Esta irresponsable actuación tiene como consecuencia el gasto de millones de euros de los contribuyentes, y el fomento del derroche también en los hogares, pero sobre todo, el fin que pretende es también insostenible para el medio ambiente y para el bolsillo de la ciudadanía, pues no es otro que el fomento de las compras navideñas. De hecho, muchos de los ayuntamientos llegan en estas fechas a acuerdos con los comercios para que paguen parte de la factura eléctrica, y también muchos alcaldes justifican el gasto en iluminación con la excusa de fomentar el consumo.
En este sentido cabe preguntarse si la única manera de salir de la crisis es el incremento del consumo sin más, o si debemos apostar por otra forma de entender la vida, por un modelo en el que las necesidades de todos los seres humanos estén cubiertas y donde se pueda disfrutar de las fiestas sin tener que realizar desembolsos que perjudican a nuestros bolsillos pero también a un planeta del que ya extraemos más recursos que los que es capaz de regenerar.
Ecologistas en Acción apuesta por un modelo de racionalización del consumo en el que, sin renunciar a una verdadera calidad de vida, sea posible un equilibrio con los medios que nos ofrece la naturaleza, de la cual dependemos, al mismo tiempo que se consiga una distribución justa y equitativa de los recursos. Tener las ciudades bonitas durante las fiestas no es incompatible con este objetivo, pero es imprescindible acabar con el derroche. La iluminación navideña se debe limitar a días señalados, en un horario más reducido que el actual, y con electricidad proveniente de fuentes renovables.