Pantalikes ha vivido un intenso fin de semana demostrando que siguen en plena forma y en condiciones de reivindicarse como una de las banderas del talento puertollanero. La agrupación culminó la primera jornada de Prewinter Festival haciendo saltar de lo lindo al público en el disco pub Di Caprio, y posteriormente conquistando al auditorio municipal en la III gala de la AECC con sus versiones de temas pop y rock imperecederos. Fotos: Javier Sánchez.
Nacido en 2017 al arrimo de una lumbre familiar, como un homenaje al abuelo escultor Pantaleón Ruiz, el proyecto Pantalikes ha sufrido vaivenes y algún durísimo varapalo, como la marcha de su querida Ana Mari, pero ha seguido al pie del cañón en salas y festivales, y hasta ha puesto música a alguna serie de televisión, enriqueciéndose con aportaciones que lo hacen cada vez más interesante.
Sobre las tablas siguen todos, de la mano del incombustible Feliciano Ruiz, a quien no se le acaba la caña guitarrera, y el resto de la familia, Belén y Cristina, que lo bordan a la voz y al teclado. Cristina es profesora de piano y todo un ejemplo de superación y compromiso social, capaz de emocionar desde las primeras notas.
Junto ellos está el inseparable Juan Castellanos, a quien la afición por cantar le viene desde el cole y desde entonces no ha parado de afinar, y el maese Tony Barona y sus emocionantes riffs. Completan la agrupación el resto de familia y amigos, grandes músicos: Ana Belén Fernández al bajo, Eduardo Toribio a la batería, Dani Pablos a la voz y guitarra y Esther García en las voces.
Pantalikes sigue evolucionando en esa liga de artistas experimentados que homenajean a los mejores clásicos del pop-rock. Su estilo de música es variado, aunque tamizado bajo un estilo muy personal. Mecano, Radio futura, Mago de Oz, El Último de la Fila, la Frontera, Vanesa Martín, Platero y tú, Malú, La Oreja de Van Gogh, Héroes del Silencio o Sex Pistols, entre otras muchas referencias, han formado parte del catálogo de una banda que enchufa al público a la máquina del tiempo y, lo más importante, le hace un pelín más feliz mientras dura el show lo que, oigan, no es cosa que se consiga todos los días.