Los anuncios y la publicidad y sus clases

Jesús Millán Muñoz.- Supongo que en una sociedad, enormemente desarrollada en el marketing, se sabrán todo tipos de datos, inducciones y generalizaciones sobre los anuncios, publicidad, etc.

Existen muchos medios para anunciar una mercancía o un servicio equis o zeta o eme. Por tanto, existe la radio, la televisión, las vallas, Internet en todas sus formas y maneras, por los móviles, y, tantos otros. Insertos en la prensa digital o en papel.

Pero hoy, me voy a fijar, en los anuncios, recuerdo de niño y de joven, cuándo todos los periódicos tenían al menos, una página al final, de anuncios de todas las clases, se anunciaban y se vendían de todo, incluso por particulares, el gran Lara, genio de la venta, editor, decía que empezó su vida, con ese procedimiento, compraba sillas a un particular y se la vendía a otro particular, y, él era el intermediario, hasta que se encontró con la primera editorial que se vendía y tenia no sé cuantos libros de saldo, que no había vendido, si mi memoria no me falla, se llamaba Planeta. De aquella idea, ha surgido una internacional empresa de los medios de comunicación, de los libros, de las televisiones. Eso sí, este es el cuento de la lechera, pero hecho realidad… Claro está, dirán que el señorLara padre o abuelo, era un genio en el comercio. Y, evidentemente, era un genio sevillano del comercio trasplantado en Barcelona.

Pero ahora, nos fijaremos en esos anuncios, que tenían a lo sumo dos líneas, con veinte o quince palabras. Se anunciaba abajo en el periódico, cuánto se cobraba por palabra publicada. Al final, de cada anuncio, un número de teléfono, antes, pues lo que se vendía, y, como hemos indicado, muchos lo hacían los particulares, con lo cual se ofrecía de todo. Supongo que estudiando esta realidad social y económica, del pasado se podría estudiar muchas realidades consecuentes y como consecuencia. Se puede abrir un pequeño horizonte en una realidad del pasado.

Esta sociedad, el mundo y el planeta, no es lo mismo ahora, que hace cinco décadas, ni lo mismo que hace ocho décadas. Comprender y entender esto es tener una pequeña luz, para ir descifrando cualquier tema. Al lado, por lo general, de esta página de anuncios como telegramas, estaban las esquelas de los fallecidos, otra página o dos, que alguna vez tendré que construir un artículo –aunque no sé si ya lo he hecho, aunque he hecho referencia-.

Ciertamente, en esos anuncios, tan pequeños, también se ofrecían otras posibilidades  de recreo o de placeres. Supongo que usted entenderá lo que le digo. La vida es compleja. Siempre las sociedades se debaten, entre lo que es y no es, entre lo que es y debe ser, pero no es… Es, siempre el problema de la tolerancia. No es bueno el alcoholismo, pero si alguien está tirado en la cuneta, lo recoge la sociedad y lo lleva al hospital. Pues, esto aplicable y aplicado a todo. En cualquier época, por muy restrictiva moral que haya sido, siempre han existido pequeños huecos de que en ciertos lugares y a ciertas horas y ciertos días, esa moral se relaja. Quizás, por mil razones, porque no se puede poner, totalmente límites a toda la población, a los deseos y pasiones y pulsiones humanas, al menos cierta parte de la población, o, al menos, ya que se sigue o se salta una norma moral, al menos esté un poco limitada, y, reglada o medio legislada, medio tolerada, etc.

Hoy, con todos los adelantos técnicos existentes, con todos los progreso en los medios de comunicación, ya esos anuncios, que podrían caber en cada página cuarenta o cincuenta, a veces, existían dos páginas o una y media. Se anunciaba todo, se compraba y se vendía de todo o casi todo. Más en épocas, que no se producía tanto, con lo cual, lo de segunda o quinta mano, si estaba bien, podría seguirse utilizando. Porque este país y paisaje y paisanos, siguiendo la frase de Unamuno, ha pasado por muchos avatares… Por muchos… Cosa que los abuelos y bisabuelos deberían contar a sus nietos y biznietos, para que tuviesen prudencia y temperancia en sus juicios…

Supongo que habrá historias de la publicidad, por tanto de los anuncios, y, por consecuencia se analizarán los anuncios que estamos comentando que eran dos líneas, con quince palabras o menos para vender algo, con aquellos de ahora, que son videos, o con aquellos de hace un siglo, que a toda página en un periódico se anunciaba con un dibujo a color o no, una colonia o un tipo de vehículo automóvil. En fin, la vida cambia, cambia todo, Heráclito, todo fluye, “panta rhe cultural”, que así lo he denominado. Todo cambia cada día. Vivimos dentro de los cambios, y, no somos conscientes de ello. Totalmente de ello. Pero cada día, cambian cientos de cosas, miles de cosas en el mundo. Unas, nos damos cuenta, otras no. Pero al cabo de diez años, de treinta años, estamos en otro mundo cultural…

Hace cuarenta años, nadie caminaba por la calle hablando por un artilugio. Y, ahora, te cruzas con las persona en una calle, y, la mitad van hablando o escuchando un artilugio que tiene el tamaño de una cajetilla de tabaco, pero que de ella emergen sonidos, voces, imágenes, etc.

¡Y, uno recuerda aquella página de periódicos de papel, dónde en diez o quince palabras, se anunciaba que se quería vender o comprar sillas, o mesas, o inodoros, o… cualquier cosa de la necesidad humana…! ¡Bueno, es lector/a si usted no ha vivido ese tiempo, conozca que existió, si lo ha vivido, es que ya está usted en la Tercera Edad, como este escribiente…!

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