El concejal de Festejos de Puertollano ha demostrado una lucidez sin parangón. Qué mejor idea que inventarse unos encierros taurinos en una ciudad que lleva meses cantando el «pobre de mí». Qué mejor alegoría para los tristes momentos que nos toca vivir que soltar los astados para que un pueblo empitonado por la crisis lidie con ellos ante el tancredismo de los responsables políticos. Qué bella metáfora para unos gobiernos que escurren el bulto ante el fantasma de Cagancho y el riesgo inminente de la bronca en tendido…
Si esa es la solución, que corran entonces toros y vaquillas, que resuenen clarines y timbales; que revuelen chicuelinas y se bailen pasodobles. Cuélguense farolitos verbeneros, fluya la sangre en la arena y la copla en las troneras; entónese el frenesí del lerele y, en fin, démonos a todos los demonios de lo cañí si falta hiciera.
El Ayuntamiento de Puertollano, como tantos otros, vuelve a confundir regresión con tradición. Falto de costumbres y tradiciones propias, e incapaz de consolidar nuevas iniciativas de referencia, Festejos se saca ahora de la manga una impostada celebración que no recuerdan ni los más viejos del lugar.
Recuperar en el año 2011 un práctica brutal que cayó en desuso antes de la guerra de Cuba dice muy poco de la capacidad cultural e imaginativa de algunos de nuestros ediles. Por no hablar de la ridícula justificación histórica, sólo comparable a la ocurrencia de rememorar la Guerra de la Independencia en una ciudad que pasó inadvertida durante la contienda contra las tropas napoleónicas.
Esta de los encierros es, pues, más que encierro, encerrona. Impostura sobre impostura. Tradición impostada sobre impostada justificación histórica, con el agravante del aumento del gasto público en uno de los Ayuntamientos económicamente más apurados de Castilla-La Mancha. Consecuentemente, propongo a los futuros mozos puertollaneros un himno, también impostado, para los tensos prolegómenos del lance que les espera: Pobre de mí. Pobre de mí. A la Virgen de Gracia habrá que pedir, por ser nuestra patrona, que nos proteja del edil, y nos guíe en esta encerrona…
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