La voz poético-musical de Pablo Neruda inunda los corazones de los torralbeños

Pablo Neruda escribió “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” con tan sólo 19 años, en 1924, y el poemario lanzó a la fama internacional al poeta chileno que, desde ese instante, se convirtió en un referente de la poesía contemporánea del momento. Para celebrar el centenario de esta obra universal y los 120 años del nacimiento del premio Nobel, la Asociación Amigos del Patio de Comedias de Torralba de Calatrava organizó la pasada semana un recital poético musical protagonizado por el profesor, rapsoda y gran amante de la cultura y de la poesía, Miguel Taboada y el violinista y concertista, Ismael Huertas.

La voz del poeta Neruda resonó en la Sala de Cerchas del Patio de Comedias. A modo de biografía poética, Miguel Taboada fue enlazando los “Veinte poemas de Amor”, a la vez que recordaba los principales acontecimientos de la vida del chileno a través de poemas como “El Padre Brusco” que dedicó a su padre, el conductor ferroviario, José del Carmen Reyes Morales. O “La Mamadre”, escrito en recuerdo de la segunda esposa de José, Trinidad Candía,

 que no fue la madre biológica de Pablo Neruda, la cual falleció de tuberculosis cuando el poeta apenas contaba con un mes de vida.

A la vez que Neruda iba creciendo, a través de la voz recitada de Miguel Taboada, la sutil y magnífica musicalidad de Ismael Huertas ponía sentimiento y color al recital. Y así, verso a verso, el público iba adentrándose en la figura del gran literato: su faceta política, junto a Salvador Allende y su gobierno, a través de los versos dedicados a Margarita Naranjo, aquella mujer de la Pampa, luchadora por la libertad; y también su lado más social, tan bien descrito en el vibrante “Bailando con los Negros”, esperanzador poema sobre el fin de la esclavitud.

Taboada y Huertas, poesía y música, se fueron intercalando, recordando los poemas más conocidos del poeta con su verso más maduro, el que emana en “Viento en la Isla”, esa reflexión sobre su apasionada vida, junto a su tercera esposa, Matilde Uriarte, en Isla Negra. Y la velada terminó con la pausada lectura de “Pido Silencio”, último poema de Pablo Neruda que, a modo de epitafio, el chileno dedicó a Matilde.

Y en ese momento, la música de Ismael Huertas que durante todo el recital acompañó la cálida y penetrante voz de Taboada, cesó para dar paso al regocijo de cuantos asistieron esa noche a este homenaje-evocación de quien fue uno de los más grandes poetas del siglo XX, Pablo Neruda.

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