La Verdad. Historia de un brevísimo periódico que vio la luz en Villanueva de los Infantes en 1924

Carlos Chaparro e Isidro Sánchez .- Sacar a la calle un periódico, siquiera modesto, en una pequeña población de provincias en las primeras décadas del siglo XX, era una empresa casi imposible. Por mucho interés que hubiera y entusiasmo que despertara su publicación, la realidad era otra. El periodismo local, aun tratando de dar a la luz cada cierto tiempo cuatro escasas hojas, cuajadas mayormente de contenidos literarios y las obligatorias crónicas de sociedad, era un negocio demasiado caro. Una publicación periódica sin un fuerte soporte económico detrás, ya fuera un partido político, un empresario o una buena nómina de lectores suscritos y anuncios publicitarios, estaba abocada al fracaso. La historia del periodismo en España, por esta causa, está cuajada de ejemplos de periódicos de vida muy breve. Periódicos que fueron “flor de un día” como La Verdad de Villanueva de los Infantes que nació un 22 de noviembre de 1924 y, con toda probabilidad, murió ese mismo día, hace ahora cien años.

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Su descubrimiento y aparición
Fue en el año 2005 cuando tuvimos constancia de la existencia de este periódico publicado en Villanueva de los Infantes. Hasta esa fecha era desconocido; había permanecido desaparecido o traspapelado y la historia del periodismo local, en consecuencia, la comenzábamos en 1974 con el nacimiento del primer número de Balcón de Infantes en su primera etapa. Con su descubrimiento pudimos retrasar 50 años antes, a 1924, los orígenes de la prensa periódica en Villanueva de los Infantes. El singular hallazgo fue obra de don Ignacio Santos, maestro de vocación literaria ya fallecido, quien un feliz día, revisando viejos papeles de su familia y de su padre (de igual nombre que él), topó con las seis amarillentas hojas que componen la publicación. No cabe duda. En la cabecera aparece escrito el nombre de su padre y la dirección de su casa, la llamada del caballero del Verde Gabán algunos años después. “D. Ignacio Santos. Cervantes”. Tal vez fue uno de los pocos suscriptores que tuvo la publicación y como tal el administrador anotó a mano su nombre y dirección.

Los que escriben. El colegio Santo Tomás de Villanueva
La redacción y administración del periódico, según aparece en la cabecera de la publicación, tenía su sede en la calle Cervantes (antes Mayor) número 7 de Villanueva de los Infantes; lo que lo vincula, con toda probabilidad, a la dirección y claustro de profesores del colegio privado Santo Tomás de Villanueva ubicado en ese mismo lugar. Corresponde con la actual casa número 11 de la citada calle, rebautizada como Casa Cuartel de la Orden de Santiago, y que por aquellos años era un vasto edificio dotado de un singular patio (hoy desaparecido) con galerías de balaustradas y pies derechos, dobles en un ala, dedicado en gran parte a viviendas de alquiler.

El colegio Santo Tomás de Villanueva había sido fundado posiblemente ese mismo año de 1924 por el sacerdote infanteño Zacarías Rodríguez González. En septiembre ya estaba constituido, y su reglamento de funcionamiento redactado, por lo que la dirección del centro solicitó para validar las enseñanzas su incorporación al Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Ciudad Real. Gracias a este documento sabemos que el cuadro de estudios era de Primera Enseñanza: párvulos, elemental, superior e ingreso a bachillerato; y de Segunda Enseñanza: bachillerato. Se trataba de un centro que admitía internos, medio pensionistas y, por supuesto, externos. Como curiosidad destaca la alimentación que ofrecía el centro para los internos, con el consabido chocolate para desayunar y de comida todos los días sopa variada y cocido completo “a la española”, según se anotaba. Un menú que nos ha recordado inevitablemente en lo que se refiere a la preparación diaria de garbanzos para comer a las novelas contemporáneas de Galdós en las que se refleja abundantemente esta costumbre “española”. El reglamento destacaba las buenas condiciones del edificio y el espacioso patio al que ya nos hemos referido y que hacía de recreo para los alumnos el día que no salían al campo con los profesores.

Por lo que respecta al elenco de profesores, y que pudieron conformar a su vez la redacción del periódico La Verdad,se componía de nueve personas, cuatro de las cuales eran infanteños. Destacaba Juan de Mata Cantón, licenciado en derecho, hijo de don Anacleto Cantón, procurador y alcalde de la ciudad que había sido por el partido conservador entre 1918 y 1920. También Primo Fernández-Yáñez, presbítero vinculado a la iglesia de San Andrés y colegio del Sagrado Corazón de Jesús; y Sebastián Cantos, maestro nacional, cuyo magisterio se alargó hasta 1968 en las escuelas de “Santo Domingo” de la localidad.

Por último, su director, Zacarías Rodríguez González, sacerdote, había nacido en Villanueva de los Infantes el 16 de noviembre de 1876 en el seno de una familia de mediana cultura y amplia vinculación con la iglesia de San Andrés. Era nieto de Lorenzo González, organista que había sido de la parroquia, y sobrino cuando nació del coadjutor de la misma Teodoro Quílez. Desconocemos dónde desarrolló su carrera eclesiástica, pero en 1920 lo encontramos como director del colegio de San Estanislao de Madrid, donde figura como presbítero y licenciado. El colegio, ubicado en la calle Atocha número 18, impartía clases de primera y segunda enseñanza y estaba vinculado al Instituto del Cardenal Cisneros de Madrid. Por aquellas mismas fechas lo encontramos, igualmente, dirigiendo un Instituto Postal para la preparación de oposiciones al cuerpo de Correos en el mismo colegio anterior. Desconocemos que llevó a Zacarías Rodríguez a abandonar Madrid y volver a su pueblo para fundar un colegio, sucedáneo al de la calle Atocha de Madrid, y en el que incluso se preparaban también los ingresos al cuerpo de Correos. Años más tarde, en 1929, lo encontramos formando parte del partido de la Unión Patriótica, brazo político del sistema de la dictadura de Miguel Primo de Rivera desde 1924, y cuyo jefe de filas en Villanueva de los Infantes era Bernardino Mesas de Gracia, alcalde que había sido de la ciudad entre 1920-1923 y propietario de una importante y conocida droguería.

Del resto del profesorado no hemos podido por el momento hallar la relación con Villanueva de los Infantes. Eran Adolfo Langa, licenciado en Filosofía y Letras; José Andúo García, licenciado en letras como Ángel Lacalle; José María de la Puente, licenciado en ciencias exactas; y, por último, José María Cano, licenciado en Físico-Químicas.

Lo que se escribe
El periódico, como hemos señalado, salió a la calle el 22 de noviembre de 1924, y pretendía ser una publicación quincenal. Se imprimió en los talleres tipográficos Casa Campos de Valdepeñas que por aquellos años dirigía Bruno Campos y Sánchez-Moreno junto con sus hijos Campos Roldán. La impresión del periódico en Valdepeñas nos hace sospechar de la debilidad de las imprentas de Villanueva de los Infantes de aquellos años para trabajar estos formatos.

En la “Salutación” que la edición del periódico dedica a los vecinos en su primera hoja se expresa claramente los objetivos y la línea de su contenido “mezclando lo útil (científico) con lo dulce (ameno) deleitando y enseñando al mismo tiempo al lector”. Una publicación de vocación didáctica y cultural como era propia del colegio en el que debió de nacer. La mayoría de los artículos y poesías publicadas, salvo el escrito por la joven estudiante Isabelita de la Hoz, están firmados con seudónimo: Camo, Un admirador, Un amigo…; lo que hace imposible identificar a sus autores. La sección de noticias, siguiendo la tónica general de los periódicos de la época, se limita a la vida social del municipio: idas y venidas en viaje de los miembros de la elite de la población y el fallecimiento de un niño de la familia Merlo Patón.

La última página, sin estar completa, está dedicada a los anuncios publicitarios lo que constituye una importante fuente para conocer el tejido comercial de aquellos años en Villanueva de los Infantes. Destacan los relacionados con Bernardino Mesas de Gracia, dueño de una importante droguería ubicada en la antigua calle del Juego de la Pelota (hoy Ramón Herrara) y representante, además, de una compañía de seguros de vida y robo de ganado.  También el reclamo publicitario de la bien surtida tienda de comestibles de Modesto Cámara Hernández ubicada en lo que había sido la “posada de las dos puertas” en la plaza Mayor y calle de la Tiendas. Por último, la droguería de Antonio Morales, ubicada en la calle Mayor número 5, junto al colegio y sede de la redacción del periódico.

Para cerrar el círculo, destacar que muchos de aquellos comercios anunciantes publicaron por estas fechas postales de sus negocios de la mano del editor Fidel Mesas de Gracia, hermano de Bernardino Mesas, pero esto es ya otra historia de la que algún día nos ocuparemos.

Ilustraciones:

  1. Anuncio del Colegio de D. Zacarías Rodríguez en La Verdad. 1924.
  2. Calle Cervantes de Villanueva de los Infantes. En primer término, a la derecha haciendo esquina, la casa donde se ubica el colegio Santo Tomás de Villanueva y la redacción del periódico La Verdad. Postal edición de Fidel Mesas, hacia 1923-1924.
  3. Primera plana del periódico La Verdad, 1924.

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