Rafael Marcelino entiende que ese contacto con los ciudadanos es la mejor garantía para solventar sus problemas. “Los ojos de todos los daimieleños ven más que únicamente los ojos del concejal”, añadía. También avanzaba que se estudia la forma de ahorrar en la factura eléctrica de los polígonos industriales “sin dejarlos a oscuras”.
Con el objetivo de atender lo mejor posible las demandas de los ciudadanos, el concejal de Obras, Rafael Marcelino, ha señalado que su oficina “está en la calle” ya que entiende que ese contacto es la mejor garantía para subsanar cualquier cuestión que tenga que ver con esta delegación. Premisa que avalaba indicando que “siempre los ojos de todos los daimieleños verán más que únicamente los ojos del concejal”. “Si hay algún problema con una baldosa, un bordillo o un rejillo, que no duden en pararme para contármelo porque para eso me presenté, para estar cerca de mis vecinos”, comentaba.
En estas primeras semanas, ya ha puesto en práctica este sistema y así recordaba que su estreno fueron unas fugas de agua en un punto de la localidad, y el de más relevancia, un agujero por desprendimiento de tierras que se abrió al inicio de la calle de Jesús. Entretanto, una vez acabado el curso escolar, la delegación de Obras acomete “el mantenimiento de los centros de educativos” y a partir de ahora, se centrará en el adecentamiento previo a la Feria y Fiestas. Rutina a la que seguirá la limpieza de los solares de las zonas dotacionales y, a la que puntualmente, se añade el arreglo de los desperfectos que vayan surgiendo.
Marcelino indicaba que la coyuntura económica del Ayuntamiento y del resto de administraciones condicionará cualquier proyecto que requiera de una mayor dotación presupuestaria, aun así señalaba que le gustaría adecentar diferentes entradas al municipio para dar “la sensación de que estamos llegando a una ciudad de 18.000 habitantes”. En este capítulo, citaba la entrada desde Ciudad Real o por la carretera de Puerto Lápice.
En cuanto a las actuaciones en marcha, el concejal estimaba que “en menos de un mes” se concluirá el cerramiento del Parque de San Isidro y de la zona césped contigua. A este respecto, Rafael Marcelino, como ya apuntó en el Pleno de julio, señalaba que el proyecto que elaboró el anterior equipo de Gobierno no concretaba la forma exacta de cerrar el vallado en las proximidades de la ermita. Esa disyuntiva de hacerlo “más cerca o más lejos” se ha resuelto tras la conversaciones con el vecino más próximo y con la propia Iglesia, cuyas sugerencias han prevalecido para tomar la decisión, subrayaba.
Otra obra que también encara su recta final es la segunda fase de remodelación y ampliación de nichos en el Cementerio Municipal. “Los panteones están terminados y sólo queda pendiente una fase más que se hará después de que pasen las ferias”, explicaba.
Finalmente, como también responsable del Alumbrado Público, Marcelino adelantaba que se está estudiando de que forma se puede ahorrar el gasto eléctrico en los polígonos industriales “sin dejarlos a oscuras”, matizaba. “Los técnicos de Urbanismo están en ello para comprobar si es posible o no y de poder llevarse a cabo intentaremos ponerlo en marcha cuando a finales de año”, apuntaba.