Mi abuela

Que Ciudad Real se quede sin balonmano es un problema minúsculo a la posibilidad de que la región se quede sin Universidad. Sin entrar al detalle del cardumen de toda cosa que ha proliferado según se extendía el mantel de la copiosa pitanza autonómica, también las universidades, una vez fundada, construida y multicampusmultiplicada, escalofría pensar que la Universidad regional eche el cierre por inanición económica. El vértigo no ceja. Balonmano, Aeropuerto, CCM, Virtus, AVE, y no sigo para no apabullarles.

Un día mi madre cobró unos vestidos que había hecho a una señora rica de la Calvo Sotelo. Contrariamente a la costumbre -los ricos pagaban tarde y mal- esa entrega le supuso un dinero inestimable que se tradujo en una comida excepcional: chuletas. Mi abuela Casilda, sabia y práctica como las abuelas de pañuelo y mandil le dijo que a qué venía ese festín. Mi madre le respondió con el orgullo natural de quien recoge en el plato el fruto de unas cuantas noches en blanco que se lo podía permitir. Entonces mi abuela le respondió con la entereza de una viuda de minero: “Es cuando hay cuando hay prevenir”. En apenas cuatro años hemos pasado de la alegre autogenerosidad de nuestros altos cargos para nuestra carga a un derrumbe paulatino pero incesante del palenque bajo el que se celebrada una orgía interminable que confundió necesidad, bienestar, convergencia racional con lujo, y no de detalles, sino al por mayor. Empresas públicas, regalías, propaganda de papel couché, proyectos millonarios, legión de paniaguados, cajas al alcance de la mano. El dinero público corriendo a raudales sin una mínima previsión.

Al fin y al cabo el asao no era de nadie ni de todos. La megalomanía, el aprovechamiento de la Teta Madre a la maleducada usanza romana de vomitar para seguir enganchado, la inflación de todo, medios, personal, la superfluidad gastosa, las propuestas demagógicas, la infame irresponsabilidad de quien dispara con pólvora del rey, configuraron una fachada que ocultaba los desconchones de la cochambre. Se gobernó con el único afán de permanecer en el poder en un círculo vicioso de partido institucional, se gestionó con la euforia de un maná pertinaz e inagotable, se puso madera de cedro donde con una buena madera hubiera sido suficiente. Todo con la coartada que facilitaba las cosas por hacer. De hacer una región bien comunicada hemos pasado a la Alta Velocidad de alto standig pero de poca clientela. Cuando hubo mucho dinero y la gente trabajaba y pagaba sus impuestos y consumía y el Estado estaba boyante y las Autonomías también se actuó como el irresponsable crápula que se lo gasta todo en una noche. Y todavía no ganamos para sustos. Ahora dice el rector de esta Universidad poliprovincial nuestra que no le llega la camisa a julio y con su plañir académico postveintidós de mayo lanza un escopetazo a la nueva presidenta, María Dolores La Frugal.“Por lo que estoy velando ahora es por subsistencia del mes de julio”, ha dicho Ernesto Martínez Ataz.

A esta situación a la que hemos llegado hemos participado todos al tratar cada cual desde su lugar de vivir muy por encima de sus posibilidades. Cabría preguntarse si la Univerdidad de Castilla-La Mancha también ha ido todos estos años al ritmo de generala y despilfarro a discreción tras el parapeto de su proverbial endogamia. Crucemos los dedos para que la Universidad de Castilla-La Mancha -una de las patas identitarias dela región naciente- perviva ajustada a la razón por muchos años. Quizá los vaticinios del señor rector reflejen más una estrategia para acelerar pagos que una situación real, pero a mi no me quita nadie de la cabeza que si hemos llegado a esto es porque todos y cada uno de nosotros, es culpable por acción, omisión, indiferencia, aprovechamiento y delirio de nuevo rico. Es cuando hay cuando hay que prevenir, decía mi abuela. Qué gran presidenta hubiera sido con su gramática parda y su sentido común.

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