Castilla-La Mancha tiene nueva presidenta: Mª Dolores de Cospedal. Una mujer joven, preparada, seria, responsable, con experiencia a la hora de gestionar y con la determinación y la decisión que necesita esta región para salir del agujero donde la han sumido 28 años de Gobiernos socialistas.
Nos encontramos ante un momento histórico. Cospedal ha hecho historia en Castilla-La Mancha por un doble motivo: por el hecho de hacer posible algo que parecía si no imposible sí tremendamente difícil como es que el Partido Popular lograse gobernar en un feudo tradicionalmente socialista y por ser la primera mujer que va a presidir la Junta de Comunidades castellano-manchega.
María Dolores de Cospedal hace cuatro años, cuando fue designada por vez primera candidata a la Presidencia del Gobierno Regional, se comprometió con los castellano-manchegos a trabajar duro por alcanzar la meta no ya como un logro personal, sino como un logro colectivo y con una meta muy clara como es que Castilla-La Mancha ocupe el lugar que le corresponde sabedora, además, de que la única posibilidad de que esto fuera posible era imponer otra forma de hacer política.
En una región, como Castilla-La Mancha, en la que las cifras del paro son cada vez más escalofriantes y con una de las mayores deudas autonómicas de España, no hay lugar para los paños calientes. Y Cospedal lo sabía y lo sabe. Como ya había venido anunciando desde hace tiempo y, sobre todo, en la campaña electoral, la región necesitaba con urgencia una forma de hacer política austera, eliminando los derroches, los gastos supérfluos y los cargos innecesarios; manteniendo los servicios que necesitan las personas como la sanidad, la educación y las políticas sociales y dinamizando el crecimiento empresarial y la creación de empleo. Y eso es a lo que se ha comprometido en su investidura.
Y quienes la conocemos sabemos que las medidas anunciadas por María Dolores de Cospedal en su discurso de investidura: reducción de 30 delegados provinciales y de un 60% de los cargos, eliminación del Defensor del Pueblo, el Consejo Económico y Social, la Comisión Regional de Competencia y el recorte en las asignaciones a partidos políticos, sindicatos y empresarios no son sólo palabras en un discurso, sino que se convertirán en hechos porque Cospedal es mujer de palabra y de hechos.
La nueva presidenta de Castilla-La Mancha ha sorprendido a muchos atajando desde el primer momento con valentía gran parte del dispendio innecesario que los Gobiernos socialistas han ido haciendo a costa de las arcas públicas en estas casi tres décadas dejando a Cospedal la peor herencia de todas las Comunidades Autónomas.
La tarea es difícil, sin duda, pero Castilla-La Mancha respira nuevos aires. Aires de ilusión y de esperanza generados por una mujer, María Dolores de Cospedal, capaz de conseguir lo que parecía imposible, como también será capaz de llevar a cabo las políticas necesarias para que esta región avance y se desarrolle como merece.
Se han abierto las ventanas de una casa en la que desde hacía 28 años no se renovaba el aire y eso, sin duda, será muy positivo para la región y para los más de dos millones de castellano-manchegos que residen en esta Comunidad Autónoma que, a partir de hoy, con Cospedal comienza una nueva y esperanzadora etapa.