“La reconciliación es una decisión que se toma en el corazón”
INGRID BETANCOURT
(política colombiana)
El pasado lunes, el Rey Felipe VI, inauguró en Sevilla la exposición: “Los Machado. Retrato de familia”. En ella aparecen más de 200 piezas relacionadas con los hermanos Antonio y Manuel Machado, que incluyen manuscritos, libros, objetos personales o fotografías. Esta muestra la han organizado la Fundación Unicaja, La Real Academia Sevillana de Buenas Letras y la Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes.
Es comisario de la misma el exvicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra. Un gran admirador y conocedor de la figura de los Machado, que cuestiona la supuesta rivalidad entre ellos y desmiente tópicos como su alejamiento por razones políticas, que nunca se produjo, ya que dice, «siempre estuvieron muy unidos (…) y no tuvieron ningún tipo de enfrentamiento, (…) y fueron acordes en pensamiento, en sentimiento, en todo».
Otro estereotipo que desmiente Guerra, —considerado experto académico sobre Antonio Machado—, es la supuesta desigual calidad literaria de uno y otro hermano, ya que los dos son grandes poetas. Según Guerra, los hermanos «son muy diferentes; uno tiene una facilidad para escribir extraordinaria y, por lo tanto, es un poeta, digamos, más ligero, pero estamos ante dos grandes poetas y así hay que celebrarlo».
El sevillano terminó su intervención valorando la presencia del monarca en el acto de inauguración de esta exposición, que acude a Sevilla «para festejar esta exposición sobre dos hermanos que eran republicanos, pero sobre todo eran demócratas» y ha aludido a un documento de la exposición en el que los Machado dicen que si la República hubiera llegado por un acto de fuerza, ellos hubieran sido contrarios a ella.
Entre otras joyas, se recoge un poema inédito de Antonio, “Las viejas de Castilla”; la recreación del Gabinete de Historia Natural de su abuelo paterno, —que fue rector de la Universidad de Sevilla—; o varias fotos de los protagonistas de la exposición y de otros personajes como Fernando Giner de los Ríos, quien fuera cofundador y director de la Institución Libre de Enseñanza en la que ambos estudiaron, por deseo de su abuelo.
Cuenta también, con documentos relacionados con su elección por la Real Academia Española como académicos. Aunque Antonio, por los avatares de la guerra, no llegó a leer su discurso de ingreso en la misma, sí que aparece un documento en el que se recoge el texto con el contenido de lo que iba a exponer. De Manuel se puede ver su discurso de ingreso en la Academia que pronunció en San Sebastián, en el año 1938, en plena contienda española.
Sorprende en esta exposición un artilugio de nuestro tiempo que, según parece, Antonio ya vaticinó en los años “30” del siglo pasado. Él la llamaba la máquina de trovar, que sería capaz de generar poemas. Para dar virtualidad a este invento, se ha utilizado una máquina de crear sonetos al estilo del poeta sevillano, utilizando la Inteligencia Artificial. A partir de tres parámetros que se introducen a viva voz, se obtiene impreso un soneto.
Seguramente, los hermanos Machado no necesitaron reconciliarse, sobre todo, porque según nos cuentan los más avezados conocedores y estudiosos de su vida y obra, nunca estuvieron enfrentados. Fueron circunstancias muy excepcionales, las que les llevaron a estar en bandos diferentes. Pero la reconciliación sí que sería necesaria en determinadas situaciones personales o en ciertas circunstancias a nivel colectivo.
Andrés Trapiello acaba de publicar “Me piden que regrese”. En esta obra se nos ofrece una historia de ficción ambientada en el Madrid de postguerra. «La ciudad de los salones y la clandestina. Una novela deslumbrante sobre el Madrid de los años 40 como no se ha contado jamás», dice la sinopsis del libro, que continúa «de un lado, quienes no están dispuestos a ceder los privilegios de la victoria, y del otro, quienes tratan de prolongar la lucha, sobreviviendo como pueden en la derrota».
A la hora de presentar su novela, el escritor leonés nos dice: «que si la crónica o la historia es fuente de discordias, la novela y la ficción es el lugar del reconocimiento y de la reconciliación, es donde todo el mundo se pone de acuerdo». Con este relato trata los dos puntos de vista de la Guerra Civil, recogiendo ambas sensibilidades sin deshumanizar la visión del contrario. Se pretende así superar el tradicional maniqueísmo interesado con el que se enfoca este periodo de nuestra historia.
La reducida y casi huérfana, pero necesaria tercera España, aparece como la única opción para conseguir una verdadera reconciliación nacional entre todos los españoles. Los ciudadanos actuales somos rehenes de los extremos y los excesos que se han cometido, que condicionaron la convivencia hace noventa años y que, si no hacemos un esfuerzo por reconciliarnos, pueden seguir condicionándola en los próximos años.
Pero esta reconciliación es un acto de generosidad por ambas partes que, como decía Ingrid Betancourt, “es una decisión que se toma con el corazón”.