Comunicado de Ecologistas en Acción Ciudad Real.- En muchos pueblos y ciudades del Campo de Calatrava se utilizaba la piedra volcánica de los volcanes cercanos como material de construcción. Entre ellos, un material muy valorado eran los adoquines de basalto que se utilizaban para pavimentar las principales calles de los pueblos y carreteras de la comarca.
Durante los años 60 con la llegada de los aglomerados asfálticos los antiguos pavimentos de adoquines fueron cubiertos paulatinamente por capas de asfalto ya que hacían la circulación más segura, menos ruidosa y, sobre todo, porque se necesitaba en su mantenimiento menos mano de obra. Cómo servían de buen firme muchos de ellos quedaron como cimentación de las nuevas calles y carreteras de asfalto.
Actualmente, es muy frecuente ver como cuando se acomete una nueva obra en muchos de los pueblos de la comarca aparezcan los antiguos adoquines negros de piedra volcánica. Esto es lo que está ocurriendo ahora con las obras de peatonalización del centro de la Capital. En la calle Ciruela una vez retirada la capa superficial de asfalto ha aparecido el adoquinado antiguo de piezas de basalto troncocónicas, que ha aguantado más de cien años casi sin necesidad de reparación, a pesar de soportar un tráfico intenso. Es mucho mejor que los adoquines prismáticos modernos que generan baches y necesitan reparación cada 10 años porque se mueven, alteran y hunden.
El proyecto del Ayuntamiento de Ciudad Real sobre peatonalización no contempla la recuperación e integración del adoquinado volcánico en el diseño final. Es lamentable que un material de excelente calidad, resistencia, estética, tradición, valor cultural y geológico se sustituya por uno moderno de peor calidad y más corriente.
Por otro lado, de reutilizarse el adoquinado el proyecto abarataría costes pues gran parte del pavimento ya está hecho ya que se encuentra debajo del asfalto en muchas de las calles que se van a peatonalizar. Para reducir el impacto térmico bastaría con plantar árboles en las aceras que sombrearan el pavimento con especies de frondosa sombra adaptadas a la zona y a las condiciones de cambio climático, a ser posible autóctonas, y dotadas de alcorques con vegetación.
En los tiempos actuales, parece una contradicción que un plan cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida de la ciudad no tenga en cuenta los viejos principios más básicos de sostenibilidad, las viejas 3 erres: reducir, reciclar, reutilizar. No se reutiliza un material de gran calidad que está perfectamente conservado, no se reduce el consumo de materiales pues hay que traer nuevas baldosas de hormigón prefabricadas, ni tampoco se recicla nada.
Hay que señalar que estos adoquinados forman parte del acervo popular de la comarca de Calatrava y tienen un valor histórico y etnográfico. Recientemente formamos parte de un Geoparque Mundial de la Unesco, cosa que el proyecto ignora totalmente siendo un recurso que puede complementar e ilustrar al visitante sobre nuestro territorio volcánico. En la población de Almagro, sin ir más lejos, no se permite eliminar los adoquinados. Esperemos que con el impulso del Geoparque los pueblos vean el valor que tienen, los recuperen y los conserven. Para esto no estaría mal que alguna de las instituciones públicas apoyase estos proyectos con líneas de subvención.
En definitiva, pedimos al Ayuntamiento que haga un esfuerzo para que se modifique el proyecto y recuperen estos antiguos adoquinados. Deberían proceder como si hubiesen encontrado un yacimiento arqueológico. Distinto asunto, pero no menor valor.
Diremos que los adoquines de basalto son franquistas, no se les vaya a ocurrir ponerlos para joder los amortiguadores y provocar esguinces.
No sé si es buena idea la de conservarlos en las nuevas peatonalizaciones pero al menos se debería dejar una zona como testigo de nuestra historia urbanística y el resto se podría aprovechar en otras obras del ayuntamiento, quizás en parques y jardines.