La rutina del autor y J. Lillo Galiani

Jesús Millán Muñoz.– Existen autores/as que viven sus oficios con enorme normalidad y rutina, aunque sean genios/as pero otros caen en el nombre, la fama, muchos dirían la extravagancia…

Buscando el nombre y la firma y la marca, muchos y muchas a lo largo de la historia han querido hacerse un nombre y Nombre, antes que una obra, o al mismo tiempo. Quizás, sea cuestión de los tiempos, quizás sea también debido a la personalidad propia psicobiográfica, quizás, sea debido a mil circunstancias…

Éste debería haber sido un tema, que debería haber tocado, al menos en un artículo periodístico hace tiempo, pero lo he ido dejando y olvidando, porque al final, existen, en especial en las artes, pero también en la vida, personas que quieren imponer su personalidad, no tienen que ser científicos o filósofos o artistas, sino en la vida rutinaria y normal, pequeños o grandes empresarios, pequeños o grandes cocineros. Todos han aprendido y aprehendido que la figura, el dandi, diríamos con nuestro maestro del columnismo Umbral. El que se vea y perciba, Umbral indicaba, entraba Cela en el salón o Ruano o Ramón de la Serna o él mismo, y se notaba su presencia, entraba Delibes, y, apenas nadie lo notaba.

Quizás, sea una cuestión en la que se combinan muchos factores y vectores y relaciones, no solo personales y psicológicos, que también, sino sociales, culturales, de imitación. Al final, en las artes todo el mundo intenta ser un Miguel Ángel, aunque se conformarían con ser un Picasso, ser un Aristóteles o Platón aunque se conformarían con ser un Kant, ser un Homero o un Dante aunque se conformarían con ser un Joyce. Esta es la realidad, creo que en las ciencias ocurren lo mismo, hace ya años y años leí, en una entrevista, a alguien que le habían dado el Nobel en Física o algo semejante, y, decía que trabajó mucho hasta que se lo concedieron, cuándo ya se lo otorgaron su ritmo de descubrimiento y de producción científica se redujo…

Hoy, siguiendo, esta tradición personal, de mover y remover el mar del columnismo de opinión de nuestra sociedad, me he encontrado con un artículo de J. Lillo Galiani (1948, Valdepeñas), persona de múltiple talentos, que redactó una compañía de palabras formando y conformando un artículo, que precisamente trataba esto de la fama y notoriedad y de la extravagancia y de la genialidad de los autores plásticos, fijándose concretamente en el gran Dalí. Que para mí, siempre ha sido un misterio y un enigma, incluso habiendo visitado en familia su Museo-Teatro, nunca he sabido cuánto era pose y actor y cuánto era realidad profunda de su psicología. Desde luego en la infancia, realizaba actos, que eran para preocuparse, incluso en aquel tiempo. Este artículo periodístico de Lillo Galiani  se titula: Genialidad y extravagancia. No sé la fecha de convertirse en realidad periodística.

Ante esta realidad el mundo del arte, debería plantearse, que unos brillan más que otros y otras, no solo a su profunda y esencia genialidad, talento, creación, invención, significantes y significados, sino por la pose parecida a Holywood, copiando trucos y retóricas de la publicidad y de la propaganda, porque al final, algunas autocracias en el siglo veinte, no habrían llegado tanto, sin las poses de actores de teatro o de opera y la radio que aprendieron sus protagonistas. Por tanto, parecen que son una tormenta y huracán y Dana –pondré con minúsculas, aunque sea un acrónimo, casi siempre lo hago, saltándome esa norma filológica, algo hay que saltarse en la vida…-.

Por tanto, y, por lo cual el mundo de la cultura, de las artes, del saber y de los saberes, del arte plástico, especialmente, los que no tienen el método científico, Popper, de verificación o falsación, tienen que aprender que una producción cultural equis, de una especialidad zeta, realizada por un sujeto uve doble, no es mejor, porque el autor o autora, lleve unas figuras teatrales por la calle, ni porque exprese palabras para epatar a la audiencia pública, o, porque se crea que es un Leonardo reencarnado, sino que hay que valorar su obra y su producción en sí. Para eso, el resto del mundo de las artes, ya que estamos en este tema, aplicable a todos los saberes, tienen que guardar la distancia e indicar, simple y sencillamente, el análisis sobre la producción y olvidarse del autor/a.

Por eso, siempre he dicho, que el arte y las artes cambiarían mucho, si comités de expertos, analizasen las obras y producciones sin saber, el autor o autora, sin conocerlo, y, les diesen una evaluación. Quizás, así, si el método se cumpliese, se vería y percibiría más y mejor la valía de la producción en sí. De ahí, que siempre indico directorios, por especialidades y artes, por territorios, sin selecciones previas, como en el Mail Art, y, quizás, así los “ojeadores del arte” serían más justos y más imparciales, y, las artes, avanzarían más. Y, no como puede ocurrir ahora, que puede existir un/a Vivian Maier olvidadas en los terruños del planeta, y, posiblemente se perderán sus obras. Pueden existir uno o varios Pessoa olvidados u olvidadas y se perderán sus obras…

Mientras tanto, lea y piense y reflexione y medite, sobre la obra periodística y artística plástica, escultura, de J. Lillo Galiani, porque le puede permitir comprender y entender el mundo, el mundo en el que usted vive un poco mejor… Paz y bien.

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