El CEDOBI. Albacete y las Brigadas Internacionales (3)

El siquiatra y escritor albaceteño Cándido Polo Griñán publica un artículo en El País (“Las Brigadas Internacionales. De la historia a la leyenda”, 13-10-2016) y recuerda lo siguiente: “no menos de cuarenta mil voluntarios de una cincuentena de países fueron capaces de acudir en defensa de la II República, burlando la política de no intervención acordada por las democracias occidentales en un gesto vergonzante de temor a una nueva conflagración mundial”. Es decir, miles de personas llegan a Albacete, ciudad que en 1930 tiene 41.885 habitantes, según el censo de población. Se trata de instruir a los voluntarios, agruparlos en unidades militares e incorporarlos lo antes posible al frente de batalla. Los ideales del internaciomalismo antifascista de muchos de ellos quedan reflejados en una parte de su declaración de principios: “Soy un voluntario de las Brigadas Internacionales porque admiro profundamente el valor y el heroísmo del pueblo español en lucha contra el fascismo internacional”.

Anverso y reverso de la moneda dedicada a Rozman en 2011

Esa gran causa de la izquierda mundial en favor de la República lleva a la ciudad manchega a personas de todo el mundo. Un solo ejemplo. Franc Rozman –Stane– (1911-1944), héroe nacional esloveno, es uno de los primeros voluntarios de Yugoslavia en España tras el inicio de la Guerra. Suboficial, después se convierte en teniente y comandante de batallón de una unidad de las Brigadas Internacionales. Se le hace un homenaje en Eslovenia y el 21 de marzo de 2011 se realiza la emisión de un millón de monedas de dos euros en recuerdo suyo (Diario Oficial de la Unión Europea, nº 2011, C 57/05, 23-2-2011). El diseño original es de Edi Berk (Ljubljana); producción y acuñación de la Casa de la Moneda de Finlandia (Vantaa).

Es solo una muestra de los miles de hombres y mujeres que llegan a España en auxilio de la República y luchan en muchas de las grandes batallas de la guerra. La provincia de Albacete y, sobre todo, su capital tiene un lugar muy importante en la historia de las Brigadas Internacionales, por ser su sede durante parte de la guerra. Así, es comprensible, que en ella encontremos muy diferentes lugares de Memoria, tanto para extranjeros que recalan en la ciudad manchega como para sus propios habitantes.

Mitin en la plaza de toros de Albacete (1937). En P. López Móndejar Luis Escobar fotógrafo de un pueblo Madrid 2001 p. 129

Los primeros meses de las Brigadas en Albacete son descritos, por ejemplo, en el epígrafe “Albacete” (Capítulo IV. La creación de las Brigadas Internacionales) del libro de Remí Skoutelsky (Novedad en el frente. Las Brigadas Internacionales en la guerra civil, Madrid, 2006), para cuya redacción utiliza el segundo informe redactado por André Marty en febrero de 1937 y una exposición oral del 28 de agosto de 1939, junto con una memoria escrita por Vital Gayman.

El 15 de octubre de 1936 se crea el comité organizador, con Luigi Longo, Giuseppe di Vittorio, Pierre Jean Léon Rouqués y Kalmanovitch. Se incorporan después André Marty y Vital Gayman. Y hasta el 22 de ese mes no se produce la autorización gubernamental para la formación de las Brigadas Internacionales.

Durante esas primeras semanas la situación en muy mala. Los voluntarios se hospedan en tres cuarteles. En el de la Guardia Civil, pequeñas viviendas que albergan 60 a 80 guardias con sus

familias, en las que se llegan a amontonar hasta 1.500 brigadistas. Un antiguo convento, “cuartel Salamanca”, sirve para alojar a los 200 o 300 hombres del Quinto Regimiento, que aceptan compartir el espacio con 400 internacionales. Por último, el “cuartel alemán”, denominado así porque alberga a voluntarios de esa nacionalidad, es una casa grande. Por supuesto, ninguno de los tres espacios dispone de instalaciones sanitarias, retretes, duchas, lavabos o cocinas. Por otra parte, el edificio de la sucursal del Banco de España alberga al Estado Mayor en dos pequeñas habitaciones, junto a las viviendas de sus miembros. Y en la planta baja se encuentra el primer depósito de intendencia, que se muda después al parque de Albacete. Los médicos y la farmacia central se instalan en una casa vacía en la que se colocan rápidamente algunas camas destinadas a recibir a los enfermos cuya situación no es demasiado grave.

Primera plana del diario Defensor de Albacete (18-10-1937)

A finales de octubre ya hay cerca de 3.500 hombres en Albacete y sus alrededores, organizados o en vías de organización, con la instalación en pueblos de Albacete de los primeros batallones: Tarazona de la Mancha (“Edgar André”), La Roda (“Comuna de París”), Madrigueras (“Garibaldi”) y Mahora (“Drombrowski”). Y llegan más voluntarios. Pero poco a poco la organización se desarrolla y los lugares de estancia se incrementan. Por otro lado, el 7 de noviembre llegan al frente de Madrid, procedentes de Albacete, los primeros batallones de voluntarios, encuadrados en la XI Brigada.

Desde octubre de 1936 hasta comienzos de 1937 la situación en Albacete está atravesada por recepción, preparación, organización y envío al frente de los voluntarios internacionales. El escritor y político francés André Malraux (1901-1976) describe así esos días: “Las brigadas internacionales se formaban en Albacete. En esta pequeña ciudad rosada y cremosa, bajo la mañana fría que anunciaba el invierno, miles de hombres animaban como en una verbena un mercado de cuchillos, de cantimploras, de calzoncillos, de tirantes, de zapatos, de peines, de insignias; una cola de soldados señalaba cada tienda de zapatos y de gorras. Un vendedor ambulante chino ofrecía su pacotilla a un centinela que le daba la espalda. El centinela se volvió, y el vendedor ambulante se fue: ambos eran chinos” (A. Malraux, La Esperanza, Madrid, 1995. Primera edición con el título de L’Éspoir, París 1937). Albacete llega a ser adjetivada como “Babel de La Mancha”.

Se toman una serie de decisiones importantes, de las que se pueden destacar algunas: puesta en marcha del llamado “Auto Park” o Parque Móvil, con el objetivo de desarrollar actividades relacionadas con el transporte; creación de un servido de correos y censura para las BB II (8 de enero); establecimiento de la Estafeta Central de Campaña en Albacete y cinco estafetas de campaña dependientes de ella (3 de abril); o instauración del sanatorio conocido como La Cueva de la Potita.

Por otra parte, la ciudad sufre varios bombardeos de la aviación de los sublevados en julio de 1936. La ciudad es nudo de comunicaciones de carreteras y ferrocarril, además de base de las BB II. Pero el 19 de febrero de 1937 sufre el bombardeo más importante. Es el más duradero, provoca superior número de víctimas y deja mayor recuerdo entre la población. Además, en este caso, es ejecutado por la Legión Cóndor, fuerza de intervención que Hitler envía para luchar a favor de los sublevados. Los aviones no solo arrasan la capital, antes de llegar a ella realizan un bombardeo de castigo que comienza en El Bonillo y sigue por otros municipios como Balazote, Pozuelo, Barrax y La Gineta. Durante el ataque a la ciudad de Albacete se contabilizan veintitrés pasadas u oleadas de bombas, que se producen durante más de seis horas, con unos intervalos de entre diez y veinte minutos (Mapa de la Memoria Democrática de Albacete).

Hay dependencias de las BB II, de diferentes tipos, en las provincias de Albacete y Cuenca, como puede verse en la página del Instituto de Estudios Albecetenses (https://www.iealbacetenses.com/): Almansa, Barrax, Casas Ibáñez, Caudete, Chinchilla, Fuentealbilla, La Roda, Madrigueras, Mahora,

Pozo Rubio, Quintanar del Rey, Tarazona de La Mancha, Valdeganga, Villalgordo del Júcar y Villanueva de la Jara.

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