El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha señalado este viernes que no tiene problema en que la próxima Conferencia de Presidentes aborde el tema del agua, como demandan los gobiernos de Murcia y Valencia.
A preguntas de los medios tras su reunión con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Moncloa, García-Page ha subrayado que Castilla-La Mancha no quiere que ni Murcia ni Valencia dejen de tener agua, pero ha precisado que actualmente está al alcance de la mano una solución como la desalación.
«Hoy incluso se pueden utilizar las técnicas de energía renovable para que los consumos sean asumibles. Se puede bonificar como ya está el Estado haciendo desde hace meses. El precio del metro cúbico ni el coste tiene por qué ser un problema», ha agregado.
De hecho, ha asumido que «llegará un momento en el que en La Mancha necesitemos agua del mar y que el trasvase se haga del mar también hacia La Mancha». «Si Castilla-La Mancha tuviera una salidita al mar, por pequeña que fuera, ahí, antes que una playa y una sombrilla, antes que una sombrilla, metíamos una desaladora».
También ha respondido a Murcia y Valencia si no les parecen criterios técnicos las sentencias del Tribunal Supremo, que han dado la razón a Castilla-La Mancha, el nuevo plan hidrológico y directivas europeas «que piensan lo mismo» que el Gobierno de Castilla-La Mancha y el de España, incidiendo en que «urge aplicar nuevas reglas de explotación. Lo contrario es incumplir con el plan, con la ley, las directivas y sentencias».
«EN TIEMPO DE DESCUENTO»
Como ya había adelantado, García-Page ha planteado al presidente del Gobierno que ya van «varios meses de retraso en la redacción de la aprobación de las nuevas reglas de explotación del trasvase Tajo-Segura», y la situación exige «que se acote ya el tiempo». «Estamos en tiempo de descuento», ha aclarado.
«Lo primero que tendría que plantearse en España para solicitar agua natural es agotar toda la capacidad de desalación ya instalada, defiendo que haya más capacidad porque en el futuro va a ser necesaria», siempre con criterios de beneficios y bonificación.
Se ha referido así también a la tubería manchega y el abastecimiento de la población y tras subrayar que «en ningún caso hablamos de que haya restricciones para consumo humano», ha comentado que el Alto Guadiana tiene «problemas de sobreexplotación de acuíferos» y una «necesaria regularización similiar a Doñana».
En materia de energía, y como había adelantado, ha pedido al presidente del Gobierno que «abandere» el «acelerón» que se necesita «casi con urgencia» porque España «tiene que ampliar y mucho su red eléctrica si queremos un país y una sociedad que se base en la electricidad».
ALTA VELOCIDAD
«Lo necesitamos para que no se convierta el sistema eléctrico en un cuello de botella», ha abundado, considerando necesario «algún tipo de reflexión y cambio legislativo» así como «abanderar un bloque de inversión importante» para que la España no industrializada no tenga el problema de no tener potencia para que se instalen empresas, pues esa situación «duele mucho».
De otra parte, ha demandado la alta velocidad a Talavera, Extremadura y Lisboa, pues «hoy por hoy es el ejemplo más evidente», a su juicio, de que «las infraestructuras no han tratado por igual a los territorios», considerando esta infraestructura «clave» para «equilibrar el este y el oeste del país». Otra necesidad que está «en tiempo de descuento» y de urgencia, aunque en conversaciones con el Ministerio existe ese interés, ha confesado.
En este mismo ámbito se ha referido a la necesidad de liberalizar las autopistas radiales de peaje de la época del ex ministro Francisco Álvarez-Cascos, «que hoy no sólo son una ruina financiera para todos sino que además están permitiendo que estén colapsadas las autovías del entorno de Madrid y están vacías las autopistas que hemos pagado entre todos y más después de haberlas rescatado».
García-Page ha confesado que de los 194 asuntos concretos que traía para plantear al presidente del Gobierno algunos no se han podido ver durante el encuentro, pero ahora habrá «un trabajo que nos toca a los dos», ha admitido.
«El documento lo vamos a seguir como manual e itinerario en los próximos tiempos y espero que se puedan ir dando buenas noticias en las cosas más prioritarias a lo largo de los próximos meses. En eso confío».