Jesús Millán Muñoz.– Hay que tocar este tema el de la sátira y la crítica y los satíricos y los críticos. No solo en la escritura y literatura y política sino también en la vida normal y rutinaria.
No puedo precisar si se produce demasiado crítica negativa y sátira negativa y mucha inquina y mucho rencor y mucha maledicencia y mucho falso testimonio y mucho hablar de los otros, en nuestra sociedad. No lo sé, porque no tengo cifras cuantitativas que las ciencias sociales, nos podrían proporcionar. Pero si sé, que en todos los grupos sociales en los que he metido la patita y los ojos, he visto, que la crítica de unos contra otros, es y está siempre presente.
¿Por qué y para qué se produce esto? ¡Pues no lo sé, tengo hipótesis de trabajo, pero no sé cual es la verídica y la verdadera o, si como en casi todos los fenómenos sociales, existen diversas variables que se interrelacionan! Pero también debo indicar que según el grupo, así será la crítica, quizás podríamos definir la crítica como un grado menor de la sátira. Porque son dos conceptos diversos, igual que no es lo mismo que la maledicencia o el falso testimonio o la inquina o el rencor… pero diríamos, que todos estos términos, son elementos de una misma familia…
Es obvio y evidente, que el análisis de cualquier hecho o concepto o conducta, lleva en sí, una crítica. Pero una crítica positiva o negativa o ponderada y constructiva, sin rencor, sin maledicencia es de agradecer, pero una crítica negativa, que parece un hierro que atraviesa ardiente el corazón de otro ser humano, atacándole a esa persona en su persona, en algún aspecto de su persona, o en su producción, sea el tipo de producción que sea, o en sus actos. Son dos cosas diferentes… Por otro lado, Occidente ha avanzado por la libertad de pensamiento, expresión, conciencia, en definitiva por una crítica constructiva de casi todo, hasta de nuestros fundamentos como civilización…
Tenemos que analizar las realidades humanas, conceptos e ideas y actos y, si quieren todo lo que está debajo del cielo y de las nubes. Pero podemos hacerlo con razones ponderadas, con respeto y con piedad y misericordia. Usted, con toda la razón, no puede y no debe de estar acuerdo con un concepto o idea o tesis o argumento o hipótesis que yo escriba, pero usted lo puede hacer con veneno o con azúcar. Puede incluso, expresar una crítica y análisis más profunda con miel, que con vinagre y ácido y acero y cristal punzante. Porque puede expresar usted razones y datos y argumentos, y, no tocar a la persona que ha indicado esa opinión, en este caso yo, que soy el ejemplo en este párrafo. Y, así, personalmente se lo agradeceré, porque usted me ha enseñado algo, que yo desconocía. Usted me ha hecho un favor al abrirme la cabeza y los ojos, con un dato o percepción o argumento que no había pensado. Así, la historia del saber y de la humanidad avanza…
Por otro lado, nos encontramos en la vida, que existen personas y colectivos, que creen y así lo hacen, que realizan los actos que desean y quieren, ponen a unos y quitan a otros o no dejan pasar a aquellos, y, expresan sus opiniones que desean… pero tienen la piel muy fina y muy de cristal, en la expresión popular, su lengua y sus actos, son como espadas de cinco filos, dicen y hacen lo que creen conveniente, situados en sus poltronas y asientos y cátedras y sillones de su poder concreto, pero ellos no se les puede indicar ni una mínima crítica negativa de un acto que hayan realizado.
Así, el saber humano no avanza, porque así, es como si alguien puede meter a juicio a las personas que trabajan en Urgencias del Hospital, por supuestos e hipotéticos errores que hayan tenido/cometido, pero la misma persona que hace esto de poner queja y más que queja en una actuación hospitalaria, no permite que a ella misma, nadie la critique en una actuación de su Ministerio o Administración o Entidad que gestione… Lo ancho para mí, lo estrecho para ti, la ley del embudo, que en el fragor popular, idea y frase y concepto que tanto se repite y reitera y se olvida…
Tengo ya suficientes décadas, por tanto, tengo que ponerme en paz conmigo mismo y con el mundo. Pido disculpas si a alguien se ha sentido alguna vez ofendido por mis actos o mis palabras o mis escritos o mis imágenes o mis metáforas… Pero también, deberían ponerse en mi situación, porque el avance Occidental y Europeo se basa en el principio, que ante un pleito puedan existir y escucharse las dos partes. No solo una. Y, ante un juez que no forme parte del pleito y de los interesados. Realidades que tanto se olvidan en este terreno que tratamos…
Por otro lado, creo y estimo que el saber humano de entendimiento de la realidad avanza, con tesis y antítesis y síntesis, dicho de otro modo, las ciencias lo explica enormemente, alguien lanza una explicación, y, otro alguien dice otra, y, un tercero, recoge ideas de uno o de otro, o niega una explicación y afirma otra… Y, así vamos avanzando… Es curioso el caso, de porqué unos años nacían más cocodrilos machos y otro más hembras, es curioso hasta encontrar la explicación que ya se halló…
Pues esto, hecho con piedad y misericordia hay que utilizarlo también en el periodismo, en el articulismo, en la escritura y en las Artes, sobre personas y productos. Eso es lo que intento. Bueno, todo esto y otras cosas, que no he expuesto me lo ha recordado un artículo, que invito a usted que lea del maestro Mariano José de Larra, titulado: De la sátira y de los satíricos, lo que muestra y demuestra que la sátira, como diría El Roto-Rábago, que dice él hace viñetas, no de humor sino de sátira, dicho artículo publicada en El Español, el día 02 de marzo de 1836.
Bueno, bueno sería volver a leer a Larra, pero mi opinión es que si hoy Larra, volviese e hiciese críticas semejantes como las que hizo hace dos siglos, de temas actuales, se abrirían muchas carnes y tendría muchos pleitos, porque hoy existen colectivos de todos los tipos y clases, y, aceptan la crítica al/del resto, pero no a sí mismos.
Hoy, se produce la gran paradoja, jamás ha existido tanta libertad de expresión, al menos hasta ahora, a nivel legal y constitucional, pero al mismo tiempo, los autores, en privado dicen y expresan, que tienen enorme cuidado de no tocar un tema u otro, de una manera o de otra, porque siempre habrá un colectivo que se sentirá dañado en su honor, fama, prestigio, identidad, libertad, conciencia… y, ya tienes pleito asegurado. Hoy, los viñetistas y los humoristas y los articulistas de opinión, no pueden tocar decenas de temas, ni de decenas de formas… Esta es la realidad…