El orbe mediático se retuerce: se acerca un nuevo Big Bang electoral. Los astros de la urna se alinean y la vergüenza desagua con urgencia de agujero negro en agujero negro. La sinrazón y el fanatismo atascan el sifón de la democracia azuzados por chorros de intereses despedidos a presión desde las cisternas del poder.
Los astrónomos anuncian las Perseidas de Barreda, una lluvia meteórica de mensajes a discreción dirigida contra los teléfonos móviles de incautos y cándidos portadores de voluntad popular: «primo Antonio, el domingo no dejes de votar y de hacerlo por Barreda». Y no ponga usted el grito en la estratosfera, porque acabará ligando lágrimas junto a San Lorenzo en la parrilla.
Ana Pastor espetó a Mahmud Ahmadineyad aquello de que «en España los periodistas estamos acostumbrados a hacer preguntas, no a responderlas». Se nota que no ha trabajado en medios públicos, locales o regionales, de Castilla-La Mancha o en aquellos privados a los que les priva el dinero público, del que no se privan, ni les privan. Aquí se reconoce el refinado arte de no hacer preguntas, la maestría en la reproducción de declaraciones, la bendita gula que propicia tener la boca llena de cruasanes (ergo fuera de servicio) en los desayunos con autoridades políticas o la palmada de aprobación del amo en la espalda antes que recibir el ingrato desdén de la sociedad tras un trabajo bien hecho. El periodismo es así, una profesión de amargas satisfacciones y mieles prohibidas reservadas para los intrépidos; una colmena que comparten melosos zánganos y estériles obreras.
Cospedal dio con Pastor en Televisión Española y se zafó como una auténtica cabritilla. Acabaron enganchadas como muflones, periodista y pluriempleada, a cuenta de la imparcialidad informativa del ente público. La lideresa popular, interrogada por su forma de entender la imparcialidad, bramó con solvencia tirando de epistemología: «imparcial[…]… una televisión pública imparcial, como debería ser […]… de una objetividad meridiana y de una imparcialidad meridiana». Tirando más de tópicos que los chistes malos y saltando de meridiano en meridiano, Cospedal caería en los paralelos, que es en lo que piensa un político cuando tiene en mente su modelo de televisión pública. Los que rumian términos como imparcialidad u objetividad, nunca se acuerdan de mencionar la coletilla que encierra lo realmente importante y la mejor garantía de honestidad que puede tener un medio: …donde los periodistas trabajen con plena libertad.
Debate en la cúpula del trueno
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Ya huele a derbi, y no es el Barça – Madrid; no es OK Corral, ni David contra Goliat; no es Tyson contra Foreman, ni siquiera la Beltraneja contra la Católica, ni Bono contra la gravedad o Fraga contra el tiempo. Se trata de Barreda y su maquinaria mediática y trepanadora, Waka Waka de campaña incluido, versus Cospedal, simpar adalid de la imparcialidad. PP y PSOE, pares y nones, cara y… cara de una misma moneda que se retan en un cara a cara televisivo. Cospedal está «encantada» de debatir con Barreda… siempre que no modere la charlotada Ana Pastor, claro está.
¿Y Cuál será la cúpula del trueno?¿Castilla-La Mancha Televisión, CRN…? La apostólica Intereconomía seguro que no, porque Barreda está acostumbrado a que lo cubran de látex. Si la faena cae en manos de Candau, habrá capotazos, copla y Tía Ama no será Tina Turner, sino Teresa Viejo. El espectáculo perderá en acción pero, eso sí, ganará en drama que es lo que vende.
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Se acerca el maestro de ceremonias, sin telepronter ni monosabio: «Escuchadme, escuchadme… ésta es la pura verdad. Pelear lleva a matar y matar lleva a guerrear y eso casi nos hizo morir a todos. Miradnos ahora, destrozados y todos hablando de lluvia radioactiva. Pero hemos aprendido. Gracias a sus cenizas, Negociudad ha aprendido. Ahora cuando los hombres se ponen a pelear sucede aquí y aquí acaba. Dos hombres entran, uno sale«. Después del cataclismo ludopático y aeroportuario, la Ciudad Real del futuro, Negociudad, descuella como paradigma del liberalruralismo castellano-manchego. Entiéndase hombre por hombre o mujer, por mujer y hombre, hombre y hombre, mujer y mujer, familia monoparental, militante monoparietal, o sociedad sin ánimo y de luto laboral… ¡Todos a la cúpula del trueno!… ¡Dos hombres entran, uno sale!…