Tomás Nevado García-Minguillán recibirá el reconocimiento institucional como Corredor de Encierros 2024 de Almodóvar del Campo

Al almodovareño Tomás Nevado García-Minguillán se le conoce y aprecia por muchas facetas de su vida y de su persona, desde la profesional como bombero, a la deportiva como guardameta antaño y hoy entrenador de porteros en su querido Calvo Sotelo, pasando por su fe y voluntariado en Vocatio. Y, sin duda, por gustar de correr ante los toros.

Y es ésta última de las consideraciones mencionadas, la que llevará este año a quien es también padre de familia y compañero de la Peña ‘El 7’, homenajeada por cierto en 2015, a recibir la distinción honorífica del Ayuntamiento de Almodóvar del Campo como Corredor de Encierros 2024, el miércoles 18 de septiembre antes del primer chupinazo.

Una decisión que Tomás recibe con gratitud y desde la humildad y discreción que, además, le caracteriza, apostilla que “cuando alguien corre el encierro lo hace porque le gusta y por satisfacción personal, como es mi caso; como el que le puede gustar realizar cualquier otra actividad, como alpinismo u otra cosa y no por conseguir nada”.

De su particular afición refiere no tener presente el momento exacto en que se inició, porque “sí recuerdo correrlos desde siempre, más de cuarenta años seguro, que es el tiempo que llevo en la Peña ‘El 7’ y recuerdo que pocos años antes también los corría, sobre 45 años”.

Sea como fuere, admite, “la afición me imagino que, al ser Almodóvar, influiría por su tradición y el tener una peña ubicada dentro del recorrido de encierro también” y, de hecho, añade sobre su trayecto preferido, “sin duda la Corredera; es donde se ven las carreras más largas, las más rápidas y las más bonitas”.

Por ella se le suele ver correr delante de los astados, muy de cerca y, afortunadamente, nunca ha tenido Tomás el infortunio de cogida alguna. Sí “sustos, porque el toro te hace hilo y te ves casi al límite”. Pero hay un muy particular percance, un accidente si se prefiere, que habla de la nobleza de Tomás en su amor a estos bravos animales.

Relata cómo en el año 2017, “por evitar que un toro se dañase envistiendo contra el suelo un trapo rojo que alguien le había arrojado, al quitarle el trapo hizo por mí y al entrar para resguardarme me rompí el bíceps braquial”, el músculo del brazo que se origina en la escápula y el húmero y se inserta en el radio.

Pese a riesgos, su intención corriendo unos morlacos cuya mera estampa impresiona, pasa por “correr siempre delante y lo más cerca posible” y que “cuando se consigue, que afortunadamente aquí en Almodóvar se da con frecuencia, solo es una satisfacción personal con uno mismo por haber realizado una buena carrera”.

El pasado julio, una conexión en directo en Televisión Española descubrió a muchos que esta pasión la lleva incluso al ‘sanctasantórum’ del encierro, los populares sanfermines pamploneses a los cuales, reconoce, que acude “ininterrumpidamente ya de continuo quince años, aunque anteriormente, hace bastante más, había ido ocasionalmente”.

Siente en Pamplona una particular adrenalina porque aquello, explica, “es otra historia”. Y lo dice porque ha podido correr “los Jandilla, actualmente la ganadería más peligrosa del encierro de Pamplona; los Cebada Gago, que van todo el rato del recorrido derrotando; o los Fuente Ymbro y los José Escolar, con sus impresionantes cuernos, etc.”.

Toda de una declaración de intenciones de este hombre de serenidad propia de bombero, cuerpo al que pertenece hace ya 37 años, que dice no tener “marcado un ‘hasta cuándo correré los Encierros”. Su hoja de ruta es inequívoca en este sentido: “Mientras que físicamente me lo pueda permitir, espero seguir”, zanja.

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