Cuando alguien, manifiestamente, mete la pata o se equivoca, decimos de él o de ellos que han hecho un papelón.
Por ello, admitimos lo de ¡Menudo papel!
También podríamos decir, lo de ¡Menuda tropa! Que dijera el conde de Romanones.
Todo ello, tropa y papel por el tamaño del desaguisado
Dando a entender con ello, que la actuación, presentación o representación de los citados, merece un reproche.
Como acaba de hacer el Ayuntamiento capitalino bendiciendo –y eligiendo – la pieza del ilustrador Cañadas, como frontal comunicativo de la Feria que se abre.
Y es que, con el hallazgo de la cartelería ferial y festiva de 2024 en Ciudad Real, podríamos acomodar el hallazgo, con un equivalente de ¡Menudo cartel ¡
Que puede dar cuenta –desde la ambigüedad comunicativa– de la excelencia y de la mediocridad.
Que ya se sabe, que lo sublime y lo ridículo están separado sólo por un pelo.
Para dar cuenta, con todo ello, de un cierta desproporción entre los fines y los medios puesto en juego.
Hay toda una trayectoria comunicativa de la cartelería, como nos muestra la pieza de J. Barnicoat, Los carteles. Su historia y su lenguaje.
Donde se aplica la indagación a la aparición, en 1870, de las primeras piezas propias del cartelismo.
Que tienen una ineludible impronta artística, para desembocar en las múltiples aplicaciones que viajan desde las propuestas comerciales a las artísticas, desde las políticas a las bélicas.
Para llegar a esta modalidad del fiesteo, pueblerino a todo trapo.
Incluso en el medio apacible de las efemérides locales, contamos con trayectos afortunados de colaboración de artistas, pintores, diseñadores y fotógrafos en la realización de la pieza tópica del cartel de Feria y Fiestas.
Como prueba del nueve, de que todo es empeorable, asistimos este año a la devaluación cartelística en una serie que remite al vacío absoluto del diseño.
Desde la pieza de Exaltación de la Virgen del Prado, que remite a una secular estampa piadosa, a la Pandorga 2024 que no deja de ser un comic de baja estofa, para concluir con la solemne parodia del cartel de Feria y Fiestas.
Donde la ficción del retrato de ilustres reconocibles –Alcalde, Pandorgo, Dulcinea, la Virgen del Prado y el Niño algodonoso dulce, junto a otros ilustres estratos de símbolos inciertos y de destrozos ciertos.
Todo servido bajo un globo aerostático, digno de Cataluña –dados los colores de la senyera– y un sky line de alusiones feriales y de accidentes inmobiliarios.
Si el cartel ferial es la carta de presentación de la ciudad, de sus rectores y de sus habitantes, la opinión de Cañadas es relevante y preocupante.
Al mostrar el grave deterioro alcanzado por la sensibilidad fiestera.
Por no hablar de las tipografías desplegadas, letras multicolores, atravesadas por la leyenda pop, sin tacha y sin atributos caligráficos reconocibles.
Y eso que, según proclama la concejala de Festejos –la podían haber incluido entre los figurantes de la cartelería– se ha “diseñado el programa para todos”.
Pienso que no es verdad.
Faltan cosas. Muchas.
Será cosa del calor y de la decadencia.
Santo Dios!!
Coincido plenamente con Ud.
Parece mentira que se haya permitido una bazofia como está, y si además lo han pagado, una forma de tirar el dinero, alumnos de la Escuela Superior de Diseño de Ciudad Real en la exposición de fin de curso existen alumnos con suficiente calidad y formación, que se tendrán que ganar la vida con el diseño, a lo mejor la concejal de Festejos se debería haber pasado por ella para saber lo que es el Diseño Grafico.
Cuánta gente aburrida leo…..