El primer semestre de 2024 terminó en Castilla-La Mancha con un total de 13.512 accidentes de trabajo, de los cuales 13.383 fueron leves, 111 graves y 18 mortales. La citra total de siniestros representa un descenso del 1,8% respecto al mismo periodo de 2023, año en el que -no obstante- se produjo el mismo número de fallecimientos en las empresas.
Por provincias, la siniestralidad bajó en todas ellas salvo en Cuenca, donde creció un 3,2%. Destacan Toledo y Ciudad Real, donde disminuyeron un 8,8% y un 4,5%, respectivamente. Les siguieron Albacete (-2,2%) y Guadalajara (-0,2%).
Según las cifras oficiales publicadas por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, todo ello ha supuesto que el índice de incidencia de los accidentes de trabajo (el porcentaje de accidentes que se producen por cada 100.000 trabajadores/as) baje hasta los 278,6, frente a los 289,1 que había el año pasado.
UGT Castilla-La Mancha valora de manera positiva estas últimas estadísticas de siniestralidad laboral, sobre todo en la medida en que “mantenemos una tendencia que continúa a la baja”.
Sin embargo, “no nos podemos relajar”, apuntaba Irene Ortega, coordinadora regional de Prevención de Riesgos Laborales de UGT CLM, quien añadía que Castilla-La Mancha sigue estando entre las regiones con mayor tasa de siniestralidad, solo por detrás de Navarra y Baleares. “Además, las dos provincias con mayores índices de incidencias continúan siendo castellanomanchegas: Guadalajara y Cuenca”.
UGT Castilla-La Mancha pide centrar los esfuerzos en ambas provincias, analizando la situación que tienen las empresas conquenses y guadalajareñas y adoptando las medidas que sean necesarias, poniendo en marcha si fuese preciso planes de choque específicos para ambas.
El sindicato también pone el acento en el aumento de los accidentes graves (de 105 a 111) y en las 18 personas que, de enero a junio, han perdido la vida en sus puestos de trabajo, “una realidad totalmente intolerable a la que hay que dar una solución de manera urgente”.