Adolf Hitler nos habla

Antonio Carmona.- Guten Tag!¡Hola a todos! Ich heiße Adolf Hitler. Seguro que conocéis mi nombre, aunque soy consciente de que la máquina propagandística de los “ganadores” ha desvirtuado mi intachable reputación. No son pocas las leyendas urdidas en torno a mi persona sobre cómo, a última hora, sobreviví y marché a Sudamérica en un submarino o, la aún mucho más imaginativa, que me ubica en una base secreta nazi en la Antártida. Seguro que alguno incluso me habrá visto tomando cañas y cantando a dúo con Elvis Presley. Ya os digo yo que hay más tontos que botellines. Si al final va a ser verdad que me quedé corto. En fin, hice lo que pude.

Nein, nein! Das ist nicht richtig! Nada de lo anterior es verdad, pero lo que sí os puedo asegurar es que estoy vivito y coleando. ¡Pues claro que lo estoy! ¡Qué esperabais! En cierto modo ya lo sospechabais, ¿verdad? Me alojo en el corazón de cada vecino ignorante y asustado en cuanto ve amenazada la seguridad de su pequeño y ridículo mundo material. Recibo una trasfusión de vida con el torrente de miedo y odio al “desigual”, mein Gott!, ese odio y ese miedo (sentimientos que suelen ir de la mano) que a su vez sirven de inmejorable abono para que surja un nuevo odio y miedo también en el “desigual” para convertirlo en “contrario”. ¿Es que no os dais cuenta? Mi supervivencia está más que garantizada por los siglos de los siglos. Para constatarlo, solo teméis que daros un garbeo por cualquier país europeo.

¡Venga, sincérate conmigo! ¡No tengas miedo al qué dirán! ¿No consideras candidato a la cámara de gas a ese que va con las ventanillas de su coche abiertas y la música a tope? ¿A los que conducen por la avenida a toda pastilla y a escape libre con su quad o su motillo? ¿A los comerciales que llaman por teléfono a horas intempestivas o, por lo menos, a los directivos de dichas empresas?… ¡Ay! ¿Lo veis?  ¡Ya me estoy ablandando! El buenismo de esa indeseable chusma roja acabará  socavando la pureza de nuestra raza y nuestro espíritu Nazional. Así que rectifico: los directivos, los comerciales, los desviados sexuales, los banqueros usureros que te hacen pagar todos los intereses del préstamo durante los primero años y dejan el capital para el final, los que te estafan en internet, etc., etc., etc. ¡Todos, jedermann, everybody a la puñetera cámara de gas! ¡Y punto!

Perdonadme, he de reconocer que a veces me exalto un poco, a pesar de lo mal que le viene a mi tensión, como tantas veces me advierte mi querida Eva Braun. No quisiera establecer asperezas con un pueblo amigo, que es como considero a las arcaicas sociedades de esas regiones íberas tan simpáticas y dicharacheras, siempre dispuestas a un ¡Olé! o un ¡Viva la Virgen! Nadie como vosotros para dar la bienvenida y agasajar a nuestros arios. Jamás olvidaré aquel grato encuentro que tuve con vuestro Caudillo, ni el refugio que prestasteis a los míos en el acogedor clima de vuestras costas, cuando las cosas empezaron a pintar mal.

No obstante, os requiero para ayudarnos a emprender una Nueva Era y un Nuevo Orden Mundial en el que evitaremos la desinformación y el adoctrinamiento (excepto el mío, claro). ¡Luchad conmigo! ¡Yo seré vuestro Guía, vuestro Führer! ¡Yo os salvaré! ¡Ese es mi cometido! ¡Esa es Mi Lucha! Mein Kampf!

Auf Wiedersehen!

Heil YO!

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