Jesús Millán Muñoz.- Por padres y abuelos es la palabra que más se ha utilizado y pensado en estos dos últimos años o tres, si han tenido niños o niñas pequeños. Avisándoles ten cuidado con el patinete…
Cada generación tiene sus peligros y sus alegrías, tiene sus leones en la selva, en los bosques del mundo. Los que nacimos en un tiempo, que podíamos y podríamos jugar en la calle y en las aceras, que muchas poblaciones, muchas vías eran de tierra, algunas de adoquines. Los que estuvimos situados en esa realidad, hemos ido pasando, que se ha ido restringiendo los juegos de esa etapa, a determinados lugares, los parques infantiles.
Estos parques infantiles son como pequeños rediles, en que los niños y niñas, desde un año hasta la adolescencia pueden jugar sin peligros graves, al menos de momento. Por tanto, se podría hacer una tesis doctoral, de cuántos parques infantiles existen en nuestro Terruño, las características, los modos y las maneras… las formas y los contenidos, los precios de esas técnicas, los instrumentos para el juego. De esta idea o realidad, han surgido “parques para adultos”, dónde se han insertado en la arquitectura pública, distintas realidades para que adultos y adultas realicen ejercicios, estos con finalidad, más bien de salud y de dietética.
Pero hemos llegado en estos últimos años, que la técnica y la tecnología nos ha tocado. Lo que siempre ha sucedido, nuevas materialidades nos despiertan del sueño de las costumbres de antes. Y, ahora nos encontramos con que los patinetes ya están en el panorama social. Creo que ha sido un gran invento, debo confesarlo, porque creo que permite que exista otra variedad de transporte, dentro de ciudades de mediano tamaño. Han venido a completar y complementar a las bicicletas y son más pequeñas. Por lo cual, diríamos que existe mayor libertad de transporte, especialmente, en jóvenes y adolescentes –reitero en ciudades medianas, en las grandes urbes, supongo, que si no se organizan carriles especiales, la cuestión será muy compleja y existen muchos peligros…-.
Pero debo confesar que este medio de transporte se debe organizar mejor, existen ya normativas, pero se debe organizar mejor, porque creo que ya está con nosotros para muchas décadas. El principio de una actividad, suele ser un poco anárquica, pero en ésta ya han pasado los años suficientes para poner orden. Por consecuencia, deberían llevar todos cascos para protección, pero que se les vea la cara y el rostro dulce y afable o entristecido de cada persona. Deberían llevar luces en los cascos, atrás que se vean, y, si es posible en el patinete. Deberían llevar ropas que se percibieran con claridad. Y, se debería normativizar los de las aceras o no, por dónde deben conducir y conducirse… Es decir, los expertos, que no es mi caso, deben fijar las normas –ya sé, que lo están haciendo y que ya han aprobado algunas…-.
Pero porqué digo, que algunos abuelos y abuelas y padres y madres es la palabra patinete, la que más han empleado. Por la sencilla razón, que hasta ahora, las aceras era el reino de los viandantes, y, salvo alguna bicicleta perdida y que había perdido el rumbo, todo el mundo cumplía con esa prescripción. Y, los niños pequeños podrían ir jugando, no de la mano, libres por las aceras…
Pero ahora, nos encontramos, que padres y abuelas van asustados por las aceras, especialmente, en los cruces de aceras, porque se temen que un patinete atraviese el horizonte, y, se lleve por delante a un niño o una niña de dos a ocho/diez años –también a ancianos y ancianas-. Y, créanme, si un patinete, a las velocidades que marchan, roza o atraviesa las carnes de una niña o un niño entre dos y cinco años, existen muchas posibilidades de que el niño o la niña tenga que ir a urgencias con graves lesiones, si no la muerte…
De ahí, cuándo un adulto va con un niño de esas edades, y, va por la acera, van asustados, siempre mirando, siempre temiendo que acercándose a una esquina, surja del infinito tiempo de la realidad, un patinete que atraviese las carnes bondadosas de un niño y una niña. Por eso, la palabra y el pensamiento que más ha atravesado la mente de muchos adultos, durante estos últimos años, es “ten cuidado con el patinete”, “mira a ver si viene un patinete”, “ten cuidado con…”.
Solo puedo dejar esta reflexión, para que a quién competa ponga orden en esta realidad –ya que yo no soy un experto, solo soy un modesto articulista de opinión-, y para quién conduzca, tenga el sentido común y la bondad de conducir de forma correcta, y por los lugares correctos y a la velocidad correcta y con la protección propia y para los demás correctas. Paz y bien.