Jesús Millán Muñoz.- Se habla mucho de los garbanzos y de la cena de los artículos que proporcionan a los escritores de columnas, pero poco de la fama y notoriedad de las firmas a los periódicos.
En nuestra sociedad y país e idiosincrasia, durante generaciones, posiblemente dos siglos, al menos, se habla de que los escritores redactan textos periodísticos en forma de columnas y artículos, porque sus libros nadie los lee, porque al publicar en esos medios son conocidos ellos y sus firmas y sus textos, porque necesitan para comprar garbanzos, que el articulismo les permite si no comer, si al menos cenar, y, otras metáforas y realidades que se han ido utilizando, según la personalidad del autor/a. Y, todo ello es cierto.
No podemos negar, que salvo excepciones, la inmensa mayoría de escritores, no obtienen suficientes beneficios de sus libros. Y, el periodismo, antes solo articulismo, ahora una bandeja o sinfonía de posibilidades: articulismo, realizar entrevistas, construir crónicas y reportajes, incluso como editorialistas, y, también las tertulias, los artículos radiofónicos, etc. Todo eso es un complemento para el escritor. Diríamos tienen como dos grandes manos: sus libros, sean de poesía o narrativa o ensayo, y, esto lo completan y complementan con el periodismo en general –en todos sus formatos actuales: prensa, radio, televisión, Internet…-.
Pero no podemos negar la otra cara de la realidad, los periódicos con las columnas de los escritores, según su fama o notoriedad social, adquieren una pátina y un relumbre de oro y de plata y de platino. Cuántos se congratulan que en sus cien años de existencia o en sus cincuenta han publicado en sus páginas decenas de grandes escritores. Cuántos buscan a esas plumas, para que intervengan en sus estómagos de hojas de tinta y papel, ahora tintas electrónicas, porque esos escribientes y polígrafos y poetas y novelistas otorgan medallas a esas cabeceras, a nivel nacional o continental o internacional.
No podemos olvidar que a los periódicos, en todo su conjunto de realidades y de secciones, porque un periódico también es como una locomotora o una industria que dispone de muchas partes, los escritores y grandes escritores, dan brillo y luz, es como una imagen de marca, es como mostrar que son algo serio y profundo y esencial. Porque las personas que se acercan a los periódicos, papel o electrónicos, buscan información y buscan hechos y buscan interpretaciones, pero el periodismo, sea el medio que sea, también busca entretenimiento, busca enseñanza, busca comprender causas de los hechos, y, finalidades y fines posibles y resultados de todas esas realidades…
Imaginen una cabecera que de la noche a la mañana, se encuentra, que uno de sus columnistas, que ha estado redactando textos en su seno durante diez años, recibe el Premio Nobel. Imaginen el prestigio y la fama y la notoriedad que ese medio adquiere ante sus ciudadanos, ante las personas de su propia lengua, ante otras cabeceras. O, ya habiéndoles otorgado el Nobel vienen a bien a publicar artículos en su medio…
Al final, si toman ustedes un artículo periodístico de opinión/personal/literario es como si tomasen un trozo de una novela, muchas columnas periodísticas son como media página de una novela, o son dos o tres poemas de un poemario pero con lenguajes más de prosa, o son pequeños trozos de ensayo que solo desarrollan una idea y dos argumentos y, no siete u ocho en un libro de ensayos, o, es un conjunto de aforismos de un libro de dicha temática, pero solo en media o una página, en ochocientas palabras. Si nos fijamos bien, siempre está la discusión si el articulismo de opinión –no el de datos o de análisis, aunque también disponga de esas dos realidades-, si es literatura o si es periodismo o si no lo es, o si son ambas cosas…
Por eso he escrito, que si los herederos de Umbral cogen y recogen todos los artículos deF.U., y los publican unidos formando un libro, un libro de miles de páginas, sería como una especie de En Busca del Tiempo Perdido de Proust, sería un libro semejante a ese, que podría titularse, En Busca del Espacio Perdido –hasta me he atrevido a ponerle nombre a un proyecto irreal e imaginario, pero que creo refleja bien lo que quiero indicar,Umbral nos mostró toda una geografía y antropología y psicología del último tercio del siglo veinte de nuestro país, solo hay que recoger miles de artículos y publicarlos, uno detrás de otro, como si fuese una novela o una macronovela o macronarrativa o macrorelato…-.
Pero la realidad nos guste o disguste, que con pequeñas transformaciones, un artículo periodístico cabe en una novela o en un cuento largo, o, cambiando algunos parámetros en un conjunto de poemas, etc. Porque en el periodismo se confunde el concepto de actualidad y novedad. Una cosa puede ser actual y no ser novedosa, la tortilla es el ejemplo y metáfora que siempre indico, es actual porque afecta a multitud de personas. Y, eso es periodismo también. Y, además de ser actual puede ser novedoso, que haya nacido una cabra con dos cabezas… es una realidad actual y novedosa, porque no es frecuente –aunque no sé, si es muy frecuente o poco, esas anomalías biológicas, creo que por Europa, existe un museo que tiene una sección sobre estas realidades de malformaciones biológicas-.
Terminemos, y, seamos sinceros, los periódicos necesitan a los escritores, y, los escritores a los periódicos. Y, por cierto, eso de los garbanzos, la merienda y la cena que le permiten los periódicos a los escritores –frases de Azorín, Unamuno, Ruano, Camba y tantos otros-.
También hay que decir, que hoy, si hoy, se publicarán y se publican cientos de artículos en cientos de periódicos digitales de nuestro país, de cientos de ciudadanos-escritores, -aunque sean de segunda o quinta o séptima división-, y, a esos, a la mayoría no se les paga ni un céntimo de euro, es decir, no escriben ni por las cenas, ni por los garbanzos, ni por las meriendas… escriben, porque quizás, para algunas personas el escribir es casi una necesidad y una enfermedad, esperando que se les abra una campana-puerta a la Cultura… Paz y bien…