Tiempo después, y al amparo de una licencia de apertura irregular del Hotel Cumbria, se destaparon otras cuestiones relacionadas con las culpabilidades cruzadas entre los agentes políticos del Ayuntamiento, de lo que pude escribir hace casi diez años, (Cumbrias borrascosas, Miciudadreal, 1 octubre 2015). “El caso destapado del Hotel Cumbria de Ciudad Real, revela a la claras los conceptos fundamentales de la acción (¿…?) urbanística del Partido Popular sostenida en los largos años de su mandato. Y, por extensión, revela otros déficits democráticos significativos, que corren paralelos al enorme desaguisado sostenido y no enmendado en este tema…Ocho años de silencio, como reflejan las aclaraciones últimas de los responsables del PSOE, Portavoz y Concejal responsable de Urbanismo, en torno a un problema torcido como es la situación ilegal de funcionamiento de unas instalaciones hoteleras de entidad, escapan a toda lógica y bien merecerían una explicación de los anteriores responsables locales, hoy en la oposición municipal y presos de un excelente silencio, que empieza a pesar y empieza a ser sospechoso de connivencia o de ineficacia. Cuando bien cierto es, que el discurso desatado, reiterado y parlanchín por parte del PP, para acusar a los rectores locales actuales, de múltiples defectos e incapacidades, contrasta con los silencios selectivos. ‘Hablo de lo que me interesa y favorece’ y ‘Callo lo que me afea y perjudica’, componen una muestra evidente del poder selectivo de las palabras y de la fuerza coactiva del silencio. Aunque haya silencios que terminen matando. De aquí la costumbre extendida de ‘callar y no dar la cara’ en tantos temas y cuestiones, como nos acostumbran y asolan, desde el Norte del Reino de Don Quijote al Sur del Aeropuerto, desde el Este del Complejo de Dulcinea al Oeste del reventón de CCM. Como si el silencio fuera coartada, argumento o justificación por sí solo; cuando, bien a las claras, sólo es Opacidad en la gestión, Desprecio a la opinión pública y Miserabilización de la vida política, que se quiere ocultar como un Guadiana avergonzado. Y así, desde Teatros parados, a Aparcamientos varados; desde Polígonos Industriales dormidos a Planes de Ordenación sonámbulos; desde Segundas Rondas que languidecen al Concurso de Viviendas Públicas del Padre Ayala, por no citar otras omisiones, por olvidadas no menos memorables. Hasta las vísperas electorales, y aún después del encuentro con las urnas, todo fue un relato oficial de excelencias portentosas y de cualidades inmejorables en una gestión, que con el paso de los días se vislumbra cuajada de más sombras que luces. Por mucho alarde luminotécnico desplegado, en favor de sus obras y milagros; todo se va ajustando, aunque no a Derecho. Por mucha proclama turiferaria de excelencias y bondades que se hayan manejado”.
Y esa la paradoja del Urbanismo como práctica técnico-administrativa de un tiempo a esta parte: el tiempo lo consume e inutiliza a manos llenas. Frente al carácter anticipador de la disciplina tiempo atrás, que lo hizo una disciplina proyectiva, hoy vive una existencia pesarosa y mostrenca. Razón que señala a su ineficacia en el tiempo y a su ineptitud en el espacio. Viene todo ello a cuento, al conocer las declaraciones del Concejal capitalino de Urbanismo, Alberto Lillo, quien pretende liquidar el contrato del trabajo de redacción del POM (Plan de Ordenación municipal) con el pago de 80.000 euros a los responsables de su redacción. Técnicos responsables que desde 2010, y por encargo de la administración local del momento, han realizado un trabajo que no servirá para nada. Previo pago de los honorarios pactados en su día y que, por la cuantía de la liquidación, ascenderían a cinco veces el importe a liquidar. Gasto inútil que alguien tendrá que asumir y justificar en la medida de lo posible. Aunque me imagino que el PP (responsable de la contratación del POM) dirá que la culpa es del PSOE que se desdice y da marcha atrás. Y el PSOE, dirá que la responsabilidad recae sobre los hombros y espaldas del PP que acometió una revisión del PGOU a través del encargo temerario del POM de 2010. Básicamente la razón que se esgrime, que se esgrimió en su día cuando se acordó la paralización del POM por el actual equipo municipal de gobierno, era la inadecuación de los crecimientos previstos y propuestos con las tendencias constatadas ya en 2015. Se citaba en los Avances del POM, el umbral de población en 182.775 habitantes, en un lapso de tiempo de 8 años, equivalente por tanto al año actual; cuando nos situamos en la puritita mitad, como dicen en México. Pero esa es una constante de toda la historia del planeamiento urbano municipal: las estimaciones exageradas del crecimiento poblacional venidero, para justificar la calificación de suelo urbano y urbanizable en exceso con capacidad para albergar viviendas numerosas. Pero la solución de asumir la vigencia del PGOU de 1997, no deja de encubrir el mismo defecto que se denuncia en el documento de 2010: el exceso de suelo urbano y urbanizable incluido. Junto a este principio cangrejil de ‘la marcha atrás como práctica de futuro’, el coste económico del trabajo inutilizado que deben asumir las arcas municipales y por ende todos los ciudadanos. Solución salomónica que da por perdida la inversión efectuada en la contratación de técnicos externos y que nos hace viajar al pasado.
Esto es, en ausencia de nuevo POM que nos dirija la ordenación de la ciudad, pese al cartel que orla la sede de la Gerencia (¿o ya no es Gerencia?) en el edificio del antiguo Mercado, volvemos al PGOU de 1997. Que a juicio del responsable de sus redacción “tiene todavía vigencia para su aplicación, pues contempla proyecciones urbanísticas que no se han desarrollado aún”. Proyecciones no desarrolladas tras 20 años (¡…!), como muestra de esa denuncia del tiempo lento de la práctica administrativa del Urbanismo. Hay que hacer notar que ni el PGOU de 1997 moderó sus estimaciones (en el ámbito preciso del Reino de Don Quijote), ni el POM de 2010 nació desconociendo los efectos de la crisis financiera y luego inmobiliaria del año 2008. Lo que tampoco se enuncia es ¿cómo quedará el Plan Estratégico 2022, tras la renuncia al POM 2010?, de igual forma ¿cómo se articula la EDUSI tan cacareada? con un plan de hace 20 años. No tengo a mano ni el Programa electoral del PSOE ni el de Ganemos, pero me gustaría que alguien me refrescara los compromisos que se contraen en ese contrato hipotético-electoral y lo que luego los hechos determinan.
En una reciente entrevista, y a propósito de su visita a FENAVIN 2019, Sergio del Molino afirmaba que “Ciudad Real forma parte de un vacío conceptual”. De esta forma el autor del reconocido libro La España vacía. Viaje por la España que nunca fue, produce una nueva categoría geográfico-demográfica, la del vacío conceptual, que no se si en su expresión será un concepto vacío o un concepto colmatado de sentido. La otra posibilidad de tal vaciamiento conceptual derivaría de la impotencia y limitación de las clases rectoras que nos han gobernado tanto tiempo, en constituir alternativas capaces de llenar esa suerte de maleficio del vacío geográfico. Y esta persistencia en la gestión inane, por muchas proclamas patrióticas verificadas (¡y han sido tantas!), han modelado a la perfección el vacío moliniano o molinesco, que no tienen nada que ver con la plenitud simbólica de los molinos quijotescos, que ya serían otra suerte de estadio moliniano o molinesco. Que ya será, por ello, una categoría a estudiar en los próximos planes de estudio y de trabajo… Visto desde hoy la historia de Planificación Local, por así denominarla, cuenta ya con un importante recorrido histórico constatable. Otra cuestión por considerar y valorar será la presunta utilidad de tales instrumentos de ordenación urbana, su grado de cumplimiento y su eficacia final sobre la ciudad y sobre los ciudadanos… Pese a que el Plan Modernizador Ciudad Real 2025 no figuraba como tal en los programas electorales de 2015, su introducción en la palestra política responde a cierta precipitación y a la búsqueda de réditos electorales más que evidentes. Para concluir, finalmente, algunas líneas críticas de las citadas antes, con la sensación advertida de que el Plan Modernizador, nace con tufos electorales y aires partidistas, lejos de la equidad institucional que suelen requerir tales documentos planificadores que a todos deben comprometer. Los más atentos a la realidad, han echado en falta una alusión crítica al Punto Negro de Concentración Moderna (PNCM), que supuso, entre 1999 y 2006, la confluencia del Aeropuerto de Ciudad Real y el Reino de Don Quijote. Que fueron vistos en esos instantes, como el impulso modernizador por excelencia de la ciudad, la comarca, la provincia y la región y que contaron con la sabida bendición regional de la declaración de Proyectos de Singular Interés (PSI) por parte de la administración regional.