En los días siguientes a Nochebuena, es habitual que los medios de comunicación y los ciudadanos en general opinen y se posicionen en relación al discurso del Rey Don Juan Carlos. Cada cual intenta arrimar el ascua a su sardina pero, la verdad, es que fue un discurso lleno de mensajes atendiendo a la realidad de España.
Pero no fue el del Rey el único discurso, en Castilla-La Mancha, el todavía presidente Barreda realizó otro que ha pasado sin pena ni gloria. De éste no he escuchado ningún comentario. Claro, que tampoco dijo nada interesante. No se identificó con la realidad de la región ni dijo nada de lo que de verdad interesa a los castellano manchegos.
Presume Barreda de conocer perfectamente la región y, después de 30 años en el Gobierno, puede que sí conozca su historia y su geografía, ya que los olvidos de su cháchara ponen de manifiesto que no conoce las necesidades reales de las personas que habitan esta tierra.
El socialista no habló del reciente tirón de orejas que le propinó la vicepresidenta del Gobierno Elena Salgado cuando, refiriéndose a Castilla-La Mancha, dijo que teníamos el mayor déficit y una de las mayores deudas de España. En seis años de Gobierno de Barreda hemos pasado de tener una deuda de 1.400 a 6.000 millones de euros.
Tampoco se acordó de la solución que piensa darles a las más de 202.000 personas que se encuentran en paro en nuestra región, de las que 84.500 son jóvenes en busca de trabajo. Y, por supuesto, no se le vio ningún detalle para las 59.000 familias que tienen a todos sus miembros en paro y, en la mayoría de los casos, sin ningún ingreso.
¿Qué pensarán los parados cuando vean que Barreda se está gastando una fortuna en mantener a los 3.000 colocados a dedo en la Administración regional y en las Empresas Públicas con el solo objetivo del clientelismo electoral?; ¿Qué pensarían cuando oyeron al presidente de hablar de igualdad, de justicia, de solidaridad y esperanza en el futuro, cuando para ellos cada día que amanece al mirarse en el espejo el único futuro es el del día anterior, cuando los días son cada vez mas largos y faltos de aliciente?
Claro que Barreda también olvidó mentar las dificultades que ha tenido este mes para poder cumplir con las nóminas de los funcionarios; las más de 70.000 facturas sin pagar a proveedores que guardan en cajones. Algo que, por cierto, podría remediarse eliminando gastos superfluos como el reduciendo el número de enchufados, de coches oficiales, de publicidad, de organismos inútiles… un total de 1.000 millones de euros que servirían para mejorar la Sanidad, la Educación y los Servicios Sociales.
Ha sido una pena que el socialista perdiera la oportunidad de anunciar la privatización de RTVCM que nos cuesta 70 millones de euros directos y cuyo director cobra 120.000 euros por poner Bonanza.
Un discurso en el que ni agricultores, ni ganaderos, ni autónomos vieron una ventana abierta y eso cuando los primeros están vendiendo sus productos a los mismos precios que hace 20 años y los últimos cerrando sus pequeñas industrias todos los días sin que el Gobierno regional haga nada por ellos.
Habrá quien piense que ese no era el momento apropiado, pero es verdad que cuando llega fin de año es una buena ocasión para hacer balance y contar de verdad qué ocurre a todos los ciudadanos pero, me temo que tampoco encontrará el momento, ya que a partir de ahora comienza la marcha atrás para las elecciones del mes de mayo y no conviene que el pueblo se entere de cómo estamos.
Falta poco más de cuatro meses para que vayamos a las urnas y, en ese momento, tomaremos de nuevo la palabra y tendremos la oportunidad de COMPARAR. Las cosas son mejores o peores cuando se comparan con otras. Ya pasó con Felipe González y José María Aznar. Cansados del primero, los ciudadanos optaron por el Gobierno Popular y pudieron comparar las dos políticas económicas viendo cómo se crearon 5.000.000 de puestos de trabajo.
El 22 de mayo de 2011 tendremos, en nuestra tierra, la ocasión de cambiar nuestro propio rumbo. Treinta años en el Gobierno no puede ser bueno para los ciudadanos, esté quien esté. Ese día podremos optar por seguir con la política agotada y rancia que representa Barreda, o por la ilusión, la esperanza y el futuro que representa María Dolores Cospedal.