El caudal del río Azuer ha experimentado un importante aumento en las últimas horas a su paso por Manzanares desde que el martes, ante las intensas lluvias, comenzó a desembalsar agua el pantano del Puerto de Vallehermoso. Pese a todo, y sin llegar a la situación de desbordamiento de hace casi un año, el agua está empezando a dar algunos problemas por filtraciones. De momento sigue encauzado a su paso junto al casco urbano.
La nevada de la semana pasada y las intensas lluvias de los últimos días obligaron al desembalse de agua. Y es que en Manzanares se registraron en poco más de 48 horas 90 litros por metro cuadrado desde que comenzó a llover sobre las 20,00 horas del festivo lunes 6 de diciembre.
El caudal del Azuer, que salvo en unos días del mes de agosto no ha dejado de tener agua en su cauce desde hace más de un año, ha experimentado una notable crecida que ha motivado la expectación de muchos curiosos, sobretodo en la soleada mañana del jueves. La Policía Local fue reforzada desde el martes por la tarde y mantiene sus patrullas por la zona del río que pasa junto al casco urbano, por donde el agua seguía encauzada, si bien el nivel subía progresivamente. Entre las once y las doce del mediodía del jueves lo había hecho en siete centímetros a la altura del Paseo de la Isla Verde.
Este paseo está siendo objeto desde hace unos meses de obras para evitar que el agua, en caso de crecida, llegue a las viviendas aledañas. Para ello se aumentó considerablemente la capa de asfalto del paseo y se están elevando las aceras con cargo a planes de empleo, según el proyecto elaborado por los servicios técnicos municipales, que consideraron ésta la solución más idónea.
Los muros que se hicieron a principios de año en el canal del río que llega desde la Avenida de Castilla-La Mancha hasta el Calicanto, aún con margen, han contenido el agua y evitado que ésta llegue a las parcelas aledañas, donde siguen construyéndose viviendas. No ha sido así en el tramo que llega desde el Puente de la Reina, antes de entrar en zona urbana, donde el agua cubría algunos terrenos de cultivos, como también ocurre una vez pasada la A-4.