Vilanova dos Infantes es una pequeña villa que conserva un marcado aspecto medieval. Sus pequeñas calles mantienen características propias de la arquitectura gallega de siglos anteriores y su recorrido es digno de no perderse. Uno de los símbolos de la villa y que marca su devenir histórico es la torre reconstruida que corona el punto más alto de la población.
La historia de Vilanova dos Infantes está por fuerza ligada a la de Celanova y a su monasterio. En la iglesia de Vilanova se pueden ver los restos de un antiguo monasterio benedictino en donde pasó sus últimos días la madre de San Rosendo.
La torre del homenaje que se conserva 19 m de altura, formó parte de un viejo castillo que se construyó en el siglo X mandado construir por el Conde Gutierre Menéndez. Su pertenencia al monasterio de San Rosendo se alargó hasta el año 1369, cuando Enrique II confisca la fortaleza a Fernando de Castro y se la entrega a Juan Rodríguez de Biedma. Poco después pasó a manos de la Casa de Monterrei quienes entrarían en conflicto con la familia de los Lemos.
La fortaleza de Vilanova dos Infantes también fue una pieza clave en las luchas fronterizas con los portugueses. En el año 1467 la torre de Vilanova dos Infantes fue derribada por los rabiosos Irmandiños y poco después vuelta a construir. Después sufriría varias modificaciones sobre todo en el siglo XIX, donde se convirtió en edificio consistorial.
Hoy día la torre ha sido recuperada en el año 2000 de nuevo, para albergar la exposición del Centro Comarcal en donde existe una muestra de diferentes aspectos arqueológicos y etnográficos de la comarca de As Terras de Celanova.
Vale la pena perderse por la villa de los siete infantes y admirar su arquitectura popular, así como la plaza donde se ubica una fuente casi centenaria (1915).
Recorrido por la Ribeira Sacra. Allariz y Ribadavia (3)
Allariz
Ubicado en la mitad occidental de la provincia, tiene una población de 6378 habitantes (INE 2023). La villa se compone de un conjunto urbano que fue declarado conjunto histórico-artístico en 1971.
La vida local tuvo su origen en el castro que domina el discurrir del Arnoia, cruzado por caminos estratégicos. El topónimo de Allariz nos remonta al siglo VI cuando la presencia sueva en la comarca crea la “Vila Aliaricii”.
En el siglo XI Alfonso VI hace levantar el Castillo y las murallas. En el siglo XII, Alfonso VII le concede a la Villa el famoso Fuero que la convierte en Villa Real. Sancho IV nombró a la villa de Allariz como Llave del Reino de Galicia, al mismo tiempo que en extramuros crecía una importante colonia judía.
Alfonso X el Sabio
Aquí se educó Alfonso X el Sabio; aprendió el gallego, ya que su dialecto, el portugués, se hablaba ya en el vecino reino lusitano desde su evolución a partir del nieto del primer monarca portugués don Afonsso Henriques que luego le permitió utilizar en algunas Cantigas compuestas en su scriptorium y, al menos diez de ellas, seguramente debidas al mismo rey.
La participación de Allariz en las revueltas Irmandiñas y la fundación del Hospital son los hechos más destacados del siglo XV.
Siglos XVI y XVII
Entre los siglos XVI y XVII se construyen numerosas casas hidalgas, se colocan los cuatro Cruceiros de la Villa, se funda el Pósito Agrícola y empieza una serie de guerras con Portugal que continúan en el siglo XVIII por la cuestión sucesoria. En este mismo siglo, un incendio destruye parte del Convento de las Clarisas que se reedifica.
Siglo XIX
El siglo XIX comienza con la ocupación de las tropas napoleónicas y prosigue con la desamortización de mediados de siglo que supuso el desmantelamiento del Castillo y que culmina con la desaparición del puente de la Zapateiría y buena parte de los tramos amurallados. En 1900, la Villa vive momentos de prosperidad, llegando a tener 10.000 habitantes. El lino era la principal ocupación con más de 50 talleres. La decadencia de esta actividad coincide con el auge del curtido del cuero, principal actividad hasta principios de los 60. En 1902 tuvo repercusión en la prensa la «Catástrofe de Allariz», cuando un rayo cayó sobre la iglesia de San Salvador, falleciendo 25 personas que se encontraban en un funeral. De esta iglesia sólo se conservó la portada, trasladada a la iglesia de San Pedro. La trágica historia ha dado lugar a numerosas leyendas y supersticiones en la zona.
Desde entonces, se produjo una decadencia económica y demográfica de la cual Allariz ha resurgido en los últimos años.
Ribadavia
La etimología de su nombre significa «a orillas del río Avia», en su versión romana abobriga o latina Rippa Avie.
Los primeros pobladores de Ribadavia fueron los celtas, quienes fueron atraídos a la zona no solo por la belleza de ésta, sino por las riquezas de sus minas y montañas, el oro en el lecho de los ríos y las aguas termales cargadas de minerales. Posteriormente, la zona fue habitada por los romanos, quienes se dedicaron a la extracción de oro y uso de las aguas termales.
Asimismo, dejaron a su paso numerosas construcciones como altares e iglesias. En el año 754, las tropas musulmanas de Abdul-Azis asolaron la región de Orense, que fue conquistada en el año 793 por Abdul-Malek, para ser luego reconquistada y reconstruida por el rey asturiano Alfonso III, hijo de Ordoño I. La región comienza a tomar gran relevancia en tiempos de los cristianos. Entre los siglos VII y XII, la proliferación de monasterios y fortalezas contribuye al desarrollo de la agricultura bajo la comunidad del Monasterio de Arnoia. También se atribuye a esta época el mote de territorio de castela o tierra de castillos para la región. Entre 1065-1071, Ribadavia obtuvo el título de capital del Reino de Galicia durante el reinado de Don García, en parte por el poderío eclesiástico y por la comercialización exitosa del vino Ribeiro, que tenía cuatro virtudes: vigor, olor, color y sabor.
Iglesia de San Juan
En el siglo XII, se inició la expansión demográfica y económica de la ciudad, potenciada por el poder monástico de San Clodio, Santa María de Melón y Osera y el poder de la encomienda de la Orden de Malta en Beade, unida a la producción y comercialización del vino del Ribeiro. Los monjes se encargaron de realizar contratos con pequeños terratenientes en las orillas del río Miño para establecer granjas y prioratos dedicados al cultivo de la vid, en tanto que reconocían las excelentes virtudes del vino de la zona.
Comunidad hebrea
Prosperó en la villa una comunidad hebrea agrupada en torno a la denominada Porta Nova, atraída por posibilidades interesantes para sus negocios. La población judía alcanzó una gran densidad en Ribadavia y se presume que tuvieron una relevancia notable en la exportación de la producción vitivinícola por sus contactos en el norte de Europa. Además de comerciantes, ejercieron oficios de artesanos como herrero, sastre, zapatero, etc. El Barrio Judío fue declarado monumento nacional y todavía conserva sus características del Medioevo.
En el año 1375, Enrique II de Trastámara nombra a Don Pedro Ruiz Sarmiento señor de Ribadavia y Adelantado Mayor del Reino de Galicia por su apoyo en la guerra dinástica contra su hermanastro, Pedro I, con lo que comienza el señorío de Ribadavia con los Sarmiento, lo que ocasiona la pérdida del estatuto de villa realenga.
En el año 1386, los ingleses bajo el mando del duque de Lancaster invadieron y saquearon Ribadavia, quien pretendía el trono castellano por su matrimonio con una hija de Pedro I, pero encontró una tenaz resistencia popular. El conflicto quedó zanjado con el Acuerdo de Bayona (1388). Tras un largo y épico asedio donde los burgueses resistieron más que los caballeros, los ingleses ocuparon la villa durante nueve meses antes de ser vencidos. Los habitantes de la judería mostraron especial tenacidad en la defensa de las murallas de Magdalena y Porta Nova, aunque sus hogares fueron arrasados con particular desdén por parte de las tropas extranjeras.
En el siglo XIV, se inicia la exportación del vino del Ribeiro por toda España y Europa, a Francia, Portugal, Italia y en especial Inglaterra. Se transportaba en balsas y carruajes para el embarque en los puertos y era fundamental la navegabilidad del Miño para estos menesteres. El comercio fue continuo, abundante y próspero hasta el siglo XVII. Existe constancia documental de que en 1592 se embarcó en Ferrol con destino a América 127 pipas de vino Ribeiro a 190 reales. Se cultivaba y destilaba el vino con tal perfección e intensidad por lo que alcanzó un enorme prestigio internacional. Reputado entre los mejores de España de la época, Cervantes en su obra El licenciado vidrieras o en su Descripción del Reino de Galicia se refiere a Ribadavia como la «Madre del vino en quilate subido».
El dominio de los Sarmiento, naturales de Ribadavia, fue reforzado en 1476 con la institución del Condado de Ribadavia en favor de Bernardino Pérez Sarmiento, privilegio concedido por los Reyes Católicos como pago por su ayuda en la guerra dinástica contra Juana la Beltraneja y su aliado gallego Pedro Madruga. En 1494, los mismos monarcas expulsaron a los judíos de los territorios, pero en el reino de Galicia hubo una notable ausencia de pogromos bajomedievales, ya que muchos hebreos optaron por convertirse al cristianismo o bien resguardarse en la frontera con Portugal, para regresar cuando los inquisidores se marcharan.
Las hermanas Touza
Las hermanas Touza regentaban la cantina de la estación de ferrocarril de Ribadavia.
Las hermanas Lola, Amparo y Julia Touza Domínguez recibieron en su Ribadavia natal un emotivo homenaje póstumo en reconocimiento a su labor de ayuda desinteresada a judíos perseguidos por el nazismo durante la II Guerra Mundial. Las tres, con la colaboración de dos taxistas —José Rocha y Javier Míguez— y de un intérprete —Ricardo Pérez Parada— se encargaban de ocultar a los judíos y de llevarlos hasta la frontera con Portugal, país desde el que embarcaban más tarde hacia América o hacia el norte de África. Esta red clandestina de apoyo a los judíos debió funcionar entre los años 1943 y 1945.
Un árbol las recuerda en Israel
El Centro Peres por la Paz plantó en las colinas de Jerusalén un árbol con el nombre de Lola Touza que recuerda la gesta de las tres hermanas. Sus nietos, que recibieron un diploma acreditativo, esperan ahora que el Gobierno israelí las nombre Justas entre las Naciones, el máximo reconocimiento oficial para aquellas personas que ayudaron a los judíos durante el Holocausto.
El título de Justos entre las Naciones, según explica Julio Touza, debe cumplir tres requisitos, y los tres se dan en el caso de su abuela Lola y de sus tías Amparo y Julia: 1) Que hayan salvado a un judío; 2) que lo hayan salvado arriesgando sus vidas; 3) que lo hayan salvado sin ánimo de lucro.
A tafona da Herminia
De obligada visita en Ribadavia y referente culinario de la gastronomía sefardí en España era la Tafona da Herminia. La pandemia por el coronavirus cerró para siempre la Tafona da Herminia y un capítulo de la historia de la villa. Herminia Rodríguez es el corazón de este rincón ribadaviense por el que han pasado desde el más simple turista a personalidades internacionales, atraídas por una historia que Herminia comenzó a escribir a principios de los años 90. Aunque ya está jubilada, con 86 años, sigue con el mandil puesto y enciende todos los días el horno de piedra, corazón de sus dulces, para no se estropeé y por si en un futuro cercano sus hijos, dedicados a otras labores, quieren recoger el testigo
Banda de música
La banda de música de la villa, La Lira de Ribadavia, se formó en 1840 y está considerada como una de las más antiguas de Galicia.
En 1853, apareció en la comarca una plaga en las vides, el oidium, que diezmó en muy poco tiempo la producción vitivinícola e inició la época de mayor hambruna y ruina de Ribadavia. En 1892, el mildiu y la filoxera volvieron a atacar las vides, por lo que las variedades autóctonas de la planta dieron lugar a otras más fuertes, pero de menor calidad. Así, el viñedo cedió protagonismo y calidad por lo que la alternativa ante la pobreza fue el éxodo.
Durante la guerra civil carlista contra la banda de Mateo Guillade y las tropas de la milicia nacional de la comarca tuvieron lugar varios enfrentamientos. Durante la revolución de 1868, Ribadavia tuvo como alcalde a Cesáreo Rivera Abraldes quien ocupó el primer puesto de alcalde en el sexenio democrático (1868-1873). Durante su mandato, organizó una milicia local de ocho compañías para precaverse de las partidas carlistas que asolaban la provincia. Aprovechando la cercanía de la frontera con Portugal para guarecerse del ejército regular español, fundó la logia masona «Luz de Avia n º 64» entre 1871 y 1894.
El 4 de marzo de 1881, se inauguró la estación de ferrocarril de Ribadavia, paso importante de la vía férrea entre Vigo y Orense.
A principios del siglo XX, los habitantes formaron asociaciones agrícolas para modernizar sus cultivos y para que el gobierno derogase los foros dado que existían en la provincia, foros caros que gravitaban sobre los viñedos, haciendo que el nivel de vida fuese bajo y aumentase la sangría de la emigración a América. La agitación social se intensificó en Orense y Ribadavia, las capitales del agrarismo; las asociaciones agraristas de Ribadavia y San Paio fueron las más radicales con la estrategia de no pagar el foro. Así se da un mitin agrarista en Ventosela en 1920.
La villa fue una de las primeras poblaciones gallegas en celebrar la llegada de la II república española.
La ciudad fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1947.
Tras la transición se dio una alternancia de gobiernos de UCD, PSOE, y después el PP,nunca existiendo mayoría absoluta, tras 12 años de gobierno del PSOE en Ribadavia, y dos años de gobierno de los populares tras las elecciones del 26 de mayo de 2019,en la actualidad existe un gobierno de coalición entre PSOE y Ribeiro en Común.
José Belló Aliaga