Después del fugaz intento de provocar un proceso de primarias para la candidatura socialista a la Alcaldía de Ciudad Real, el hombre que un día saltó al espacio mediático y al día siguiente se retiró por falta de avales dijo: “(José Valverde) tiene muchas posibilidades de ganar la Alcaldía, ya que es un candidato que nos va a defender muy bien, que conoce la ciudad y que tiene una experiencia política que le respalda”.
¿Entonces cómo es posible que el precandidato nonato Manuel Ortega, cometiera la osadía de intentar obstaculizar el recorrido de un candidato tan válido, – sin duda lo es-, saltando al ruedo de las primarias? ¿Pretendía escamotear al PSOE una garantía de triunfo a cambio de su alternativa? Salvo que el nonato se creyera con más posibilidades que Valverde, lo cual resulta incomprensible. También ha dicho que los avales le llovían hasta que Valverde se puso a buscar apoyos. ¿Buscar apoyos, Valverde? ¿Necesitaba buscar apoyos, Valverde, para abortar la operación Ortega, cuando había recibido el placet de la Agrupación Local con vivo entusiasmo? El trilerío a veces revolotea sobre el cambalache de los avales, pero no parece ser éste el caso de un Valverde sobrado por abajo y por arriba.
Después el hombre que no pudo ser precandidato dice: “Las primarias constituyen un sistema que agiliza la toma de decisiones. Es un instrumento que solamente tenemos en el Partido Socialista Obrero Español y que constituye una buena lección de cómo se tiene que entender la democracia”. Falso, hay otros partidos, IU, UpyD, por ejemplo, mucho más musculados en el ejercicio interno de la democracia..
La intentona que no ha sido nada serio ha resultado al final una finta para visualizar la vitalidad de esa democracia interna en el PSOE frente al bastón de mando y ordeno de los populares. José Valverde y Rosa Romero son iguales en una cosa: ambos han sido designados desde arriba. Pero el intento de forzar unas primarias, algo demasiado serio para un guitarreo infantil ha difuminado un poco la imposición orgánica de Valverde, al ser amagado desde la propia Agrupación por un grupo inofensivo de sans cullotes..Ortega ha fortalecido a Valverde, en una palabra. Analizadas las declaraciones del condenado por desavalado, y descartando que se trate de una función de retablillo montada por el propio aparato para darle una mano de pintura básica al candidato, sólo queda la cutre, triste y episódicamente reiterativa rebelión de los descatalogados y resentidos , más cercano al frikismo político que a la seriedad de unas elecciones primarias. Puede que haya incluso claves como el hecho de que José Valverde sea de CCOO, porque el absurdo tampoco conviene descartarlo de estas contiendas. Las primarias es lo que tienen, o sacan a la luz un verdadero pulso de poder y van en serio -Lorenzo Selas versus Narciso Alarcón, ¿recuerdan?- o facilitan la aparición pública de unos cuantos traviesos sin fuelle en busca de sus cinco minutos de gloria. Lo ha dicho la propia Trinidad Jiménez, las primarias están para ganarlas. Las compañías en estas aventuras son además un indicativo muy clarificador. A veces la titulación académica no exonera del ridículo político.