Lola Merino Chacón. Presidenta Nacional de AMFAR.– La celebración de San Isidro Labrador adquiere este año una relevancia especial. La festividad del patrón de los agricultores, de las mujeres y los hombres del campo, nos recuerda la importancia de proteger un sector que es crucial para la economía de nuestro país.
Sin embargo, la situación por la que atraviesa actualmente el sector es insostenible. Han sido meses de reivindicaciones que han inundado nuestras carreteras y ciudades de tractores, silbatos y pancartas exigiendo lo que es de justicia: una revisión de la Política Agraria Común (PAC) que se ajuste a la realidad para aligerar la carga burocrática que soportan los agricultores, una revisión de la cadena agroalimentaria que proteja al eslabón más débil, así como acabar con la competencia desleal de otros países que pone en peligro la viabilidad del sector.
Éstas son algunas de las demandas que obligatoriamente hoy tenemos que poner de nuevo encima de la mesa para recordar al gobierno y a la sociedad en su conjunto que el campo agoniza y que no podemos mirar para otro lado, porque de ello depende el futuro de un sector que sirve de sustento a miles de familias.
Las mujeres rurales se han mostrado más involucradas que nunca frente a esta difícil situación. De hecho, llevan años liderando una revolución silenciosa en el campo. Tanto es así que, en la última década, las jefas de explotaciones agrarias han aumentado un 22%, mientras que los varones jefes de explotación han disminuido un 15%.
A esto sumamos los datos que nos ofrece el estudio más reciente del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), en el que se evidencia que las mujeres continúan al pie del cañón, representando ya más del 37% del total de perceptores de la PAC superando la cifra de 210.000 mujeres al frente de las explotaciones agrarias en España.
Que San Isidro nos ampare y proteja a nuestras familias y a nuestras cosechas, y que nos dé salud y prosperidad para poder continuar dedicándonos con esta profesión de la que viven tantas y tantas familias. ¡Viva San Isidro Labrador!