Carlos Sanz, capital Pandemonium

Manuel Valero.- Si la poesía es un arma cargada de futuro (y de pasado, mucho  pasado) es también un blindaje contra un mundo enajenado. Eso desprenden los poemas-prosa incluidos en la segunda obra lírica de Carlos Sanz, Pandemoniun. Carlos Sanz – Pixie – es un poeta puertollanero de densidad abrumadora en cuya cabeza libran un combate a vida el autor y su alter ego en constante culebreo por todos y cada uno de los  44 poemas que completan Pandemonium a cuya capital infernal va y viene y en cuyo ruido y desasosiego parece debatirse casi agónicamente. Como si estuviera en permanente contestación contra todo lo vivible tanto de piel para dentro como en un sistema que no deja sitio para nadie, con permiso del maestro Sabina. Él mismo como medidor, a veces agobiante, de cuanto palpita en un laberinto existencial. A uno le parece que el poeta trata de rescatarse de la gran feria del mundo. Anhelos, contradicciones, desconcierto sumario, autojuicios implacables… a lomos de una lírica desbocada que sin rima ni remos  hace que de vez en cuando un verso te golpee en la mandíbula sin previo aviso.

 A la verdad de la vida, créeme,

se llega huyendo

Pandemonium es un poemario de densidad infrecuente de un autor que se conoce demasiado y maneja el lenguaje cual torrente avivado por el chaparrón, sin que le duelan prendas en presentarse como una selva virgen donde aún perviven criaturas ancestrales con otras que le disputan el terreno a golpes de algoritmos.

En los poemas de Pandemonium conviven la condición humana -la de hoy y la de todos los tiempos-, un collage de viejas-nuevas ideologías, la amenaza de un sistema sin rostro que atenaza al yo más autético y descripciones interminables que como el cohete de los fuegos artificiales silba la oscuridad del cielo para estallar en un pequeño big ban de sensaciones e imágenes de puro lirismo.

¿Quien entiende al poeta? Cada uno es su cielo y su infierno y cada uno se desnuda con la elegancia de los versos que a veces caen de los hombros como seda, otras como arpillera, o se descubre como es, cómo fue o cómo pretendió ser con más contradicciones que certezas. Pixie se blinda en su propia ciudadela criptica

Esa es nuestra diversidad,

La historia de un planeta

En cada una de nuestras vidas

O se describe conectado o desconectado de su propio mundo y el que le circunda, su yo en combate con su yo lírico

Es la forma de acercarme

Cuando veo una puerta entreabierta

Espejismo es el momento exacto

De abrir la combinación secreta

Espejismo al asomarme a un abismo  

Siempre al borde conmigo mismo.

Escribió Borges que cualquier vida por larga y complicada que sea, consiste en un único momento: el momento en que un hombre sabe para siempre quien es. Porque apenas lo sabemos. Y esa ignorancia de nosotros mismos impele al poeta a buscarse ansiosamente entre la maraña. Nadie está capacitado para llegar al hueso de melocotón de la pulsión certera que llevó al poeta, en esta caso Carlos Sanz, a escribir lo que escribió y explicar así la llamada de socorro o grito liberador que nos lanza desde su isla única, encriptado en poemas extensos. Y densos.

Agárrate al mástil

Y escucha cómo es el sonido

De todo lo que se hunde.

Ese es el mapa del tesoro:

Volver a rehacerlo todo.

Resulta interesante observar cómo se desenvuelve este poeta local a la hora de buscar su sitio bajo el sol como un hombre aturdido, en permanente experimento. Sobre todo porque si algo lo hace bueno es que Carlos Sanz, es un poeta honesto, sincero, que abre las puertas de todas sus casas en Pandemonium, palacios y casas de putas, para ofrecerse sin pudor como el autor que es, a veces solitario, aparentemente distante y discreto.

No preciso de un tratado

Ni seguir una normativa

Tan solo ser capaz

De ocupar mi propio espacio.

O estos otros otros versos inquietantes de pureza mineral

Pongamos el corazón en cuarentena

El cerebro en modo avión

Surcando este cielo gris permanente

En este crepúsculo orquestado

Para que nada vuelva a ser,

Para hacerse a la idea, que la muerte,

Es como un animal doméstico

Carlos Sanz después de Fuera de órbita y ahora con Pandemonium ya tiene un espacio como uno de los poetas más interesantes de la ciudad.  

Pandemonium (Poemario)

Carlos Sanz

Tapa blanda

Edita: Ediciones Puertollano

10 euros

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