Tras analizar los datos que el ministerio de Trabajo hizo públicos la semana pasada sobre el curso que sigue el empleo en el sector agrario, ASAJA considera que el Gobierno tiene una obligación ineludible con este sector y que deben arbitrarse medidas de urgencia, de carácter fiscal y laboral, que contribuyan a invertir la lamentable tendencia que sigue el empleo en el sector primario.
Pese a que las cifras del paro agrario arrojan un dato positivo como es la reducción en 1’09 por ciento del número de desempleados respecto al mes anterior, ni siquiera este hecho se puede considerar esperanzador ya que, lejos de reflejar una tendencia de recuperación, responde a situación coyuntural como es la mayor necesidad de mano de obra en las campañas de recolección de fruta y de uva que se desarrollan durante los meses de agosto y septiembre. Desde ASAJA mucho nos tememos que cuando estas recolecciones finalicen el desempleo en el sector volverá a crecer.
Además, los datos publicados por Trabajo también reflejan un aspecto muy negativo como es el hecho de que aumente el paro en un 27,2 por ciento en la tasa interanual con respecto al mes de agosto de año anterior. Esto se traduce en 25.932 desempleados mas que hace ahora un año, engrosando las cifras de parados en el campo.
Al problema del paro en el sector hay que añadir además, la grave falta de rentabilidad que sufren las explotaciones agrarias españolas como consecuencia de una profunda crisis de precios que afecta a la mayor parte de las producciones agroalimentarias, con precios en origen prácticamente hundidos y unos costes de producción que se han incrementado en un 35 por ciento en los cinco últimos años.
Como consecuencia de lo anterior, y también en el último quinquenio, la evolución de la renta agraria ha sufrido un descenso del 27 por ciento, según datos oficiales. El valor de nuestra Producción Final ha descendido en este tiempo de 42.000 millones de euros a poco mas de 38.500 millones y se han perdido 125.000 empleos. El “sangrado” de activos en agricultura es constante y la renovación generacional muy escasa (por cada nueva incorporación de un joven agricultor se registras seis jubilaciones o abandonos de la actividad).
Ante este panorama, ASAJA exige al Gobierno la inmediata puesta en marcha de un marco de interlocución y negociación con el fin de arbitrar medidas de carácter fiscal y laboral que incentiven el empleo en el sector agrario y la incorporación de jóvenes agricultores así como medidas que frenen el número de abandonos.