Alfredo Sánchez.- Ayer, en la Biblioteca Pública del Estado de Ciudad Real, por la decidida voluntad de su director y un grupo de amigos empeñados en que así fuera, hubo sesión de magia. Magia la que creó Federico Gallego Ripoll en la presentación de su antología bilingüe español-portugués «El hombre que se creía Marco Polo».
Quienes tuvimos la suerte de estar allí, llevaremos para siempre en el corazón ese momento, sus palabras y su modo de compartirlas.
Un silencio vivo, reverencial y participativo del instante mágico que se estaba viviendo reinaba en la sala, y la devoción del público, conquistado absolutamente por la figura, la obra, la presencia y la palabra de este poeta grande.