Organizada por Pacifistas CR y contando con la colaboración de otras entidades sociales ha tenido lugar una charla coloquio sobre el tema «PACTO EUROPEO DE MIGRACION Y ASILO» (o la mercantilización del ser humano).
La charla ha sido presentada por Rosa Isabel Fernández Ceballos en la sala de la Residencia Universitaria Sto. Tomás de Villanueva de Ciudad Real.
Antes de la exposición del tema he tenido la oportunidad de hablar con dos de los miembros venidos expresamente para explicar y denunciar este tristemente famoso pacto migratorio. Luz Modroño García y Adolfo Tabasco Gomez-Lobo, además de Verónica Barroso Testillano por videoconferencia.
Le pregunto a Luz por su presencia en este acto y su respuesta es segura, clara y concisa «sin pelos en la lengua»: Vamos a hablar de lo que está a punto de firmarse. Un pacto europeo que bloquea sus fronteras para impedir la entrada de migrantes y peticionarios de asilo.
¿Tiene algo positivo este acuerdo?
Siento decirlo pero nada, absolutamente nada… bueno sí, es bueno para Europa porque la «protege».
Este pacto revienta la Convención de Ginebra, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de la Infancia… ¡lo «dinamita todo»!
Resulta entonces como mínimo paradójico que países europeos que firmaron hace décadas estás declaraciones sobre derechos humanos, ahora con este pacto…
Completamente, además hay dos hechos objetivos que corroboran esto. El gran silencio con el que se ha ido maquinando todo esto y que viene desde 2016 con la mal llamada «crisis de refugiados» y por otro lado es que es la Comisión Europea, no el Parlamento Europeo.
¿Y que consecuencia tiene este «subterfugio» por llamarlo de alguna manera?
Pues muy sencillo. Al hacer la Comisión este trabajo y no el Parlamento, esta no tiene obligación de presentarlo a este, valga el juego de palabras…
Entonces como Pilatos, Europa «se lava las manos» a través de sus parlamentarios.
Todo esto se traduce por ejemplo que el dinero que se ha dado a Túnez o ahora a Egipto no tiene ni pasa ningún control; no hay información ni comunicación, no hay nada.
Le pregunto ahora a Adolfo en qué se pueden traducir todas estas piedras en el camino que encuentran las personas migrantes…
Hace años cuando se firmó el tratado de Maastricht hubo un dirigente que ya murió llamado Julio Anguita que «habíamos formado la Europa de las mercancías, de los mercaderes y no la Europa de los derechos humanos».
Aquí vamos a vulnerar todo aquello que se ha estado pisoteando, la legalidad y la igualdad. No queremos personas como tales sino personas para lo que nos haga falta como para recoger la aceituna, la uva o la fresa… entonces sí esa gente estará ahí como nada, no como personas y cuando acaben su tarea en día o tres meses los volvemos a mandar como si fueran cosas a lugares diversos aunque allí no se respetan los derechos humanos.
Entonces, le pregunto, si todo esto le vendrá muy bien a países como Italia con gobernantes de extrema derecha…
Luz «interrumpe» añadiendo muy solemne: «no sólo Italia porque este pacto significa el triunfo de las tesis más reaccionarias, más de extrema derecha que incluso las tesis de Salvini hace años, y qué pasa… que Europa se asusta y reacciona cómo, bloqueando y renunciando a todos los acuerdos que ha venido firmando desde que terminó la Segunda Guerra Mundial.
Aparte del «derecho al pataleo» qué podemos hacer que sea eficaz…
Me responde Adolfo con otra cita, esta vez de León Felipe: «nos queda la palabra»… y la acción individual porque la decena es la suma de diez unidades. No debe preocuparnos si a las concentraciones que se convocan por todas partes, vamos muchos o vamos pocos. Tenemos que defender la idea no del yo, sino del nosotros.
Muchas gracias a vosotros dos.
A ti y a tu periódico por darnos voz.
Compatriotas, he tenido una gran idea, nos traemos aquí todos los migrantes que no quiera la Unión Europea para que se integren y nos paguen las pensiones.
Así saldremos más fuertes.