Una de las procesiones más emblemáticas de la Semana Santa de Ciudad Real, la de la madrugada del Jueves Santo, no ha podido salir a causa de las inclemencias meteorológicas. Se suma al resto de cofradías que, desde el Martes Santo, no realizaron estación de penitencia por idéntico motivo.
En lugar de la estación de penitencia, se realizó la meditación de las estaciones del Via Crucis dentro del templo.
Hermandad del Silencio
El Jueves Santo procesiona la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y la Virgen del Mayor Dolor (Silencio), que este año presentaba como estrenos cetros y varas, así como palermos de Industrias Elite de Sevilla. Penitentes de túnicas negras con la Cruz de Jerusalén, algunos descalzos y portando cadenas y cruces, guían con hachones de madera a los pasos durante la estación de penitencia.
La salida y entrada de San Pedro y el paso de la procesión por Compas de Santo Domingo, Plaza de Santiago, Plaza del Carmen o el Camarín de la Virgen del Prado son los lugares más destacados del recorrido.
El paso del Cristo de la Buena Muerte es portado a hombros por fuera por sesenta hermanos. La procesión discurre en silencio, solo roto por el serpear de las cadenas y los golpes de tambor (uno en la cruz de guía y otro en cada uno de los pasos para marcar el caminar de los portadores). Un cornetín toca el «silencio» al salir de la procesión y al comienzo y al final del rezo de cada una de las estaciones del vía crucis.
Las imágenes titulares, el Cristo de la Buena Muerte y Virgen del Mayor Dolor, son obra de José María Rausell Montañana y Francisco Llorens Ferrer, de 1947 y 1944 respectivamente. Tanto el Cristo como la Virgen procesionan sobre tronos de estilo barroco dorados en pan de oro, de la carpintería de Francisco Hurtado y con faldones negros. El trono del Cristo de la Buena Muerte lleva cuatro hachones colocados en las esquinas y el de la Virgen del Mayor Dolor candelabros de guardabrisas. La túnica que visten los hermanos es de paño negro, con capucha baja y terminada en pico por la espalda que llega a la cintura mientras que por delante es redonda. En la parte delantera el capillo lleva la cruz de Jerusalén, escudo de la Hermandad. La túnica tiene botonadura blanca y se ciñe con un cíngulo doble de pita. Los hermanos portan hachones de madera y llevan guantes, calcetas blancas y sandalias negras.
Un aspecto que caracteriza esencialmente a la Hermandad del Silencio, es su carisma franciscano. No solo por la túnica franciscana, de color negro, en señal de luto por la muerte del Señor, o por los símbolos franciscanos, como la cruz de Jerusalén – no olvidemos que los Franciscanos son custodios de los Santos Lugares – o el cíngulo con sus cinco nudos, recordando las cinco llagas de Cristo, o las sandalias, sino porque, la austeridad, la minoridad franciscana, la sencillez quieren ser elementos constitutivos de esta hermandad.
El 22 de abril de 1943, la Hermandad del Silencio, hizo su primera salida procesional desde la Parroquia de San Pedro, de Ciudad Real, tras su asamblea fundacional celebrada el 7 de marzo del año anterior, fruto del trabajo de un grupo de doce jóvenes de acción católica, que querían, no solo rezar en el templo, sino hacer manifestación pública de fe y de penitencia, desde su condición de cristianos militantes y comprometidos con la paz.
Que se acaben las procesiones de por vida. No a la tortura a la inmensa mayoría
El agua es muy necesaria pero se ha podido esperar a la semana próxima.
Lo siento por el trabajo y esfuerzo de las hermandades, también por el comercio y la hostelería, está semana es un plato fuerte para ellos.
El cambio climático responsable. Llueve cuando nos decían que estábamos en la mayor sequía causada por la humanidad. Ver para creer.