Santos G. Monroy.- En junio de 2009, miciudadreal.es advirtió a sus lectores de la paralización de un importante proyecto urbanístico que se estaba gestando prácticamente de espaldas a la opinión pública en el término municipal de Villamayor de Calatrava. Se trataba de la creación de un complejo turístico y de ocio, a orillas de Autovía A-41 (Ciudad Real-Puertollano) para el que se preveía la construcción de hasta 500 viviendas o «villas» de alquiler, unas 200 en las primeras fases.
Un año después, y casi tres desde la paralización de las obras, el aspecto de lo que aspiraba a convertirse en el pequeño remedo de una “Marina d’Or” a la manchega ha variado en poco, a pesar de los esfuerzos de los promotores. Casas a medio construir o consumidas en su esqueleto de ladrillo marcan un gigantesco corchete que rasga la dehesa del Campo de Calatrava como una eterna violación. Y es que esta urbanización aún se presenta como un gatillazo, como el impotente borrador de un negocio que pretende (o al menos pretendía) aprovechar las sinergias de los cercanos Aeropuerto de Ciudad Real y Reino de Don Quijote, considerados como las «bicocas» del desarrollo provincial en el apogeo de la era inmobiliaria.
Hasta la fecha, ni Junta de Comunidades, ni Diputación de Ciudad Real, ni Ayuntamiento de Villamayor han definido su postura política al respecto, ni han arrojado alguna luz sobre la marcha de las obras y la posible alteración de los planes de la empresa constructora, Velbapark SL. Oficiosamente, fuentes de las dos primeras instituciones aseguran desconocer los pormenores de un proyecto que parece manchar el nombre de quien lo pronuncie. Tampoco la alcaldesa de Villamayor, Emilia Gijón, está dispuesta a hablar: se ha negado rotundamente a hacer declaraciones a este medio.
Lo cierto es que las obras no se han congelado completamente, y durante los últimos doce meses se han pintado algunas fachadas e instalado cristaleras en algunas ventanas. Los promotores aún perseveran y, en mayor o menor medida, pretenden rentabilizar su inversión.
No obstante, las dudas sobre la viabilidad, pertinencia y futuro del complejo tal y como fue concebido (un exclusivo vergel dotado de campos de golf, chalets con todos los avances en domótica, hoteles y numerosas piscinas) siguen siendo las mismas de hace un año… Alimentadas ahora más, si cabe, por los continuos reveses de los grandes proyectos detrás de los que iba a rebufo: un Aeropuerto de Ciudad Real en quiebra y un Reino de Don Quijote en estado comatoso. El primero ha sido declarado en suspensión de pagos por un juzgado ciudadrealeño y, como adelantara en diciembre de 2009 miciudadreal.es, presenta deudas por valor de más de 300 millones de euros.
Del segundo proyecto, un colosal parque de ocio que incluía un fastuoso casino según el patrón de Las Vegas, apenas trascienden novedades después de que su principal socio, el poderoso grupo americano Harrah’s, anunciara su retirada, aunque este digital ha confirmado que los accionistas del Reino de Don Quijote celebrarán el próximo 24 de junio una junta extraordinaria en la que se analizará la gestión del ejercicio 2009.
El trío de proyectos formado por Aeropuerto de Ciudad Real (y sus terrenos anejos), el Reino de Don Quijote y el exclusivo complejo de Villamayor, conformaba hace apenas tres años el embrión de un “corredor del placer” sustentado en un modelo económico basado en la estética del “alto standing”.
Ahora, la crisis ha descubierto los puntos débiles de un planteamiento que, en el caso de Aeropuerto y Reino (que compartían accionistas como los empresarios Antonio Miguel Méndez Pozo o Ignacio Barco), jugaba peligrosamente con la socialización de las pérdidas y la privatización de las ganancias, con temerarios malabarismos financieros en connivencia con la banca pública, y con la destrucción del medio ambiente. Todo ello bajo el barniz de la creación de puestos de trabajo, lo que justificó la complicidad o participación directa de los Ayuntamientos de la zona, Diputación, Junta de Comunidades, y Caja Castilla La Mancha (que en su momento también financió las obras del proyecto de Villamayor) en proyectos que en principio partieron exclusivamente desde la iniciativa privada.
En suma, el “corredor del placer” ciudadrealeño ha sucumbido con el mismo estrépito que el modelo económico basado en la especulación que lo alimentó. Ahora tendrá que dormir el sueño de la depresión esperando tiempos mejores, si es que llegaran…
Villamayor, Marbella de interior
El complejo residencial y de ocio de Villamayor de Calatrava está situado entre Ciudad Real y Puertollano, junto a la vía de Alta Velocidad Madrid-Málaga, a orillas de la carretera N-420 y de la autovía A-41; a escasos diez minutos en coche desde el Aeropuerto de Ciudad Real.
El esbozo del proyecto surgió a mediados de los 90, y su planteamiento inicial parte de la iniciativa de dos empresarios, José María Ramos Banús y Fernando Velasco. Ramos Banús es descendiente directo de José Banús, el gran constructor del régimen franquista que popularizó su entramado empresarial con la construcción de Puerto Banús (Málaga). De orígenes menos conocidos es Fernando Velasco, quien, a través de la sociedad Velbapark S.L., ha sido uno de los beneficiarios de las concesiones municipales de mantenimiento de piscinas, parques y jardines en la Comunidad de Madrid.
Por su parte, el Ayuntamiento de Villamayor no dudó en ofrecer su apoyo, ya que veía cercana la materialización de un sueño: perpetuar su nombre en el mapa turístico nacional y doblar su población, con las ventajas fiscales y económicas que ello supondría para las arcas municipales.
Así, en el antiguo camino de Almagro, muy cerca de la Finca Doña Elvira, la promotora Velbapark comenzó la construcción de un gran complejo turístico y de ocio. El proyecto preveía la construcción de hasta 500 viviendas o «villas» (unas 200 en las primeras fases), que en principio no estarían en venta, sino destinadas al alquiler por temporadas, o a la propiedad en usufructo merced a la pertenencia a un restringido club de campo. Las casas estarían dotadas de la más sofisticada tecnología domótica y sistemas energéticos respetuosos con el medioambiente.
Las urbanizaciones serían generosas en piscinas, y muchas de las casas dispondrían, además, de un bonito mini green. El principal reclamo sería un gran campo de golf que presidiría el centro del plano general, extrañamente situado junto a las vías de la línea del tren de Alta Velocidad Madrid-Málaga.
Asimismo, estaba prevista la construcción de un gran hotel de cinco estrellas, con servicios terapéuticos y spá, que podría albergar todo tipo de eventos, seminarios y congresos. La oferta de ocio se completaría con una amplia gama de prestaciones turísticas, actividades cinegéticas, una escuela de hípica, o circuitos de quad. Otras unidades de negocio incluirían apartahoteles especialmente indicados para unas vacaciones familiares.