Este miércoles, los ciudadanos de este país hemos asistido a la escenificación de la última estafa política al pueblo español. La reunión de Zapatero y Rajoy ha levantado muchas expectativas informativas, sobre todo después del descalabro bursátil del día anterior, y los medios de comunicación han generado dos debates a la vez, la necesidad de un acuerdo político entre los dos grandes partidos, a semejanza del reciente de Portugal, pero a la vez uno sobre la incapacidad de ambos para llegar a acuerdos.
Decía que era una estafa, porque los dos asuntos que estaban sobre la mesa; las ayudas a Grecia y la reforma del sistema financiero español, y ambos asuntos ya contaban con un acuerdo previo.
Recordarles que a finales del año pasado, PSOE y PP, llegaron a un acuerdo sobre política europea de cara a la presidencia de turno española en este primer semestre de 2.010, y las ayudas a Grecia forman parte del acuerdo europeo.
Y sobre la reforma del sistema financiero, en concreto de las cajas de ahorro, ambos coinciden en iniciar un proceso de privatización, aunque lo llamen de otra forma.
¿Porque tanta parafernalia para una reunión cuyos resultados estaban preestablecidos? Porque ambos necesitan reforzar su imagen de líderes, ya que las encuestas desvelan un alto grado de desconfianza hacia los dos, superior al 70% en los dos casos, y no se puede sacar adelante un país, un proyecto político, o una empresa si se acumula tanta desconfianza entre la ciudadanía.
El trasfondo de los acuerdos no puede ser más negativo para los trabajadores y las clases populares. Las ayudas a Grecia son el chantaje para desmantelar un país, los derechos de sus ciudadanos y trabajadores, y marcar el paso hacia la consolidación del nefasto modelo neo-liberal. No son ayudas gratuitas, ni solidarias, sino el pago por un acuerdo político que tape las graves consecuencias del anterior gobierno de la derecha.
Ayer acudió Rajoy, que propone las mismas medidas que llevaron a Grecia a la ruina, y lo recibió Zapatero, que quiere poner en marcha las mismas políticas que quiere imponer el FMI y el BCE a Grecia y que está provocando una oleada de protesta social. Con estos mimbres, cualquier acuerdo entre ellos supondrá iniciar el camino de la quiebra social de España.
Por eso, virgencita, virgencita, que me quede como estoy.