Por José Belló Aliaga
El Museo de Bellas Artes de Sevilla fue fundado en 1835 y abrió sus puertas al público en 1841, ocupando el antiguo convento de la Merced Calzada, erigido por monjes mercedarios tras la conquista de Sevilla en 1248. Las colecciones responden a su trayectoria artística: bienes eclesiásticos desamortizados, donaciones de colecciones particulares formadas durante el siglo XIX y adquisiciones de las administraciones públicas en las últimas décadas. El valioso patrimonio histórico-artístico que custodia y exhibe el museo supone un atractivo viaje a través del arte, desde el final de la Edad Media y el Renacimiento a las primeras décadas del siglo XX, teniendo como eje central las salas dedicadas al periodo de mayor esplendor en la escuela sevillana: el Barroco. Los grandes maestros del siglo XVII, como Velázquez, Zurbarán o Murillo, son un referente ineludible para la pintura y escultura practicada en Sevilla en los siglos posteriores.
Recorrido
El edificio
El actual edificio, construido a comienzos del siglo XVII según proyecto del arquitecto Juan de Oviedo y de la Bandera, está articulado en torno a tres patios conectados por una monumental escalera de gran belleza plástica. El patio del Aljibe, el más sencillo arquitectónicamente, estaba dedicado a la vida doméstica de los religiosos, con un aljibe en el centro que recogía el agua de lluvia para suministro del convento. Actualmente está decorado con azulejería procedente de otros conventos exclaustrados, destacando el panel cerámico de la Virgen del Rosario de Cristóbal de Augusta, en el que María protege bajo su manto a varios santos. El claustro de los Bojes fue antesala del refectorio, actual sala II. Ofrece un variado repertorio ornamental. Podemos admirar en él la portada de la capilla del castillo-palacio de La Calahorra (Granada), realizada en lenguaje renacentista por Egidio de Grandia, y el frontal de altar cerámico dedicado a las Santas Justa y Rufina, realizado por Hernando de Valladares hacia 1600. El claustro Mayor, el más majestuoso, fue trazado siguiendo modelos italianos, como atestigua la doble columna sobre plinto elevado de su planta inferior. Estaba decorado con el ciclo pictórico encargado a Francisco Pacheco y Alonso Vázquez en el que se narraba la historia de la Orden Mercedaria, cuatro de cuyas obras se exponen hoy en la sala III.
La colección
La trayectoria de la pintura sevillana, y de la escultura en menor medida, desde el siglo XV hasta mediados del XX, se muestra repartida en catorce salas ordenadas cronológicamente, aunque el museo cuenta con colecciónnes muy diversas (cerámica, orfebrería, mobiliario, textil, etc.).
Distribución
Sala1 Arte medieval ; Sala 2 Arte del Renacimiento; Sala 3 El manierismo; Sala 4 El naturalismo; Sala 5 Murillo y la escuela sevillana del Barroco; Sala 6 El Barroco español y sevillano; Sala 7 Murillo y sus discípulos ; Sala 8 Juan de Valdés Leal; Sala 9 Pintura barroca europea; Sala 10 Francisco de Zurbarán; Sala 11 Pintura española y sevillana del siglo XVIII ; Sala 12 Pintura sevillana del siglo XIX ; Sala 13 Gonzalo Bilbao y la pintura sevillana del siglo XX y Sala 14 Pintura española del siglo XX
Recorrido por el Museo de Bellas Artes de Sevilla
Sala 1. Arte medieval
Expone las primeras manifestaciones de arte cristiano tras la toma de la ciudad a los musulmanes por el rey Fernando III el Santo. La cultura local va asimilando el arte cristiano a través de las obras que llegan desde el norte y, posteriormente, por la presencia de los propios artistas castellanos en la ciudad. El pintor sevillano más relevante es Juan Sánchez de Castro. En escultura se sigue el mismo proceso, destacando el francés Lorenzo Mercadante de Bretaña, en cuyo taller se forma el escultor sevillano Pedro Millán.
Sala 2. Arte del Renacimiento
Durante el siglo XVI, la pujanza económica de la ciudad como puerto de Indias supone la llegada de obras y artistas de Flandes y de Italia y, con ello, la introducción del Renacimiento en Sevilla. La pintura va a estar dominada por artistas extranjeros, como es el caso de Alejo Fernández. Su pintura renueva de forma decisiva los conceptos artísticos anteriores, creando una escuela que tuvo gran repercusión y en la que se formaron la mayor parte de los artistas locales. Estos pintores de origen nórdico, como sucede también con el flamenco Pedro de Campaña, además de aportar las ideas artísticas de su país, traen influencias de la pintura italiana, especialmente de Rafael y su escuela. En escultura destacamos a Pietro Torrigiano con su magnífico San Jerónimo. También están presentes en esta sala dos importantísimas obras: el Retrato de su hijo Jorge Manuel Theotocópuli de El Greco o el Calvario de Lucas Cranach.
Sala 3. El manierismo
El artista más significativo en este momento es Luis de Vargas, pintor formado en Italia que introduce en la pintura sevillana el manierismo. Pedro Villegas y Alonso Vázquez son los continuadores de esta estética italianizante heredera de Rafael. De igual modo ocurre en la escultura, tanto en la realización de retablos como en bulto redondo, sobresaliendo la obra de Gaspar Núñez Delgado. Destacamos las figuras de Francisco Pacheco, tratadista y teórico, y Alonso Vázquez, introductor de una pintura de marcado carácter miguelangelesco, autores ambos de las pinturas destinadas al claustro Mayor del museo
Sala 4. El naturalismo
En las primeras décadas del siglo XVII conviven en el seno de la escuela sevillana el manierismo de carácter retardatario y el naturalismo con nuevos aires de modernidad, representado por la obra de Juan de Roelas, artista que supo romper con los fríos esquemas de sus predecesores y aportar a la pintura sentimiento y observación del natural. El colorido más cálido, las formas menos perfiladas por un dibujo excesivamente marcado, el gusto por una luminosidad más contrastada y la introducción de un modo de tratar los temas religiosos más sensible y cercano al espectador son los elementos que definirán la escuela sevillana de la primera mitad del siglo XVII. En este panorama debemos destacar las figuras de dos grandes maestros del Barroco español que se formaron en el taller de Francisco Pacheco: Diego Velázquez y Alonso Cano. Ambos supieron introducir en el arte sevillano importantes innovaciones.
Sala 5. Murillo y la escuela sevillana del Barroco
Situada en la antigua iglesia del convento, es la sala más emblemática del museo, además de por su arquitectura, por recoger las principales obras de los más destacados pintores sevillanos del Barroco. La iglesia es un ejemplo de sobriedad arquitectónica, de planta de cruz latina formada por una única nave. De su antiguo esplendor solo conserva la decoración pictórica de las bóvedas, cúpula, entablamentos y pilastras. Realizada en el siglo XVIII por Domingo Martínez, es una fastuosa exaltación de la Orden Mercedaria en relación con su misión fundacional: la redención de cautivos. Se exponen en ella los grandes cuadros de altar de los más importantes pintores del Barroco sevillano como Juan del Castillo, Herrera el Viejo, Roelas y Zurbarán; y las pinturas que Murillo realizó para uno de sus mejores conjuntos, el que pintó para el convento de Capuchinos de Sevilla.
Sala 6. El Barroco español y sevillano
La galería acoge obras de la escuela sevillana de la segunda mitad del siglo XVII junto a una selección de Barroco español, sobre todo madrileño. Además de la temática religiosa, aparece el género de bodegón.
Sala 7. Murillo y sus discípulos
La influencia que Murillo tuvo en sus contemporáneos se puede ver en esta selección que reúne la obra de menor formato del pintor junto con la de sus discípulos más próximos como Juan Simón Gutiérrez, Meneses Osorio o Núñez de Villavicencio
Sala 8. Juan de Valdés Leal
Dedicada a la obra de Juan de Valdés Leal, artista que manifiesta una concepción más dramática y expresiva en su pintura. Se caracteriza por composiciones dinámicas y abiertas, con una pincelada más enérgica y grandes contrastes cromáticos. Contemplamos dos de sus grandes series: la que pintó para el monasterio de San Jerónimo de Buenavista y la de los jesuitas de Sevilla
Sala 9. Pintura barroca europea
Ofrece un conjunto de obras barrocas europeas, fundamentalmente italianas y flamencas, en las que se pueden apreciar otros géneros pictóricos como el bodegón, el paisaje, la pintura de batallas y el retrato. Destaca especialmente el Santiago el Mayor de Ribera, artista español que desarrolló su carrera en Nápoles, así como la única pieza de orfebrería expuesta, El carro de Neptuno.
Sala 10. Francisco de Zurbarán
Junto con Velázquez, Murillo y Valdés Leal, Zurbarán es uno de los pintores imprescindibles del Barroco sevillano. Aporta una profunda espiritualidad, como puede verse en el conjunto pintado para la cartuja de Santa María de las Cuevas y en las figuras para el convento de San Pablo. La sala se completa con las esculturas en madera policromada de los dos escultores más importantes del siglo XVII sevillano: Martínez Montañés y Juan de Mesa, maestro y discípulo.
Sala 11. Pintura española y sevillana del siglo XVIII
En el siglo XVIII la impronta de Murillo y Valdés Leal, además de una economía deprimida, retrasan la evolución de la pintura sevillana. El nuevo gusto estético de la dinastía borbónica, la estancia del rey Felipe V en la ciudad y los viajes de los pintores sevillanos a Madrid provocarán una apertura a las modernas corrientes europeas. Fuera del ámbito local destaca la figura de Goya en el tránsito al siglo XIX.
Sala 12. Pintura sevillana del siglo XIX
La Iglesia deja de ser el cliente principal del arte. El ascenso de la nueva clase burguesa trae consigo una revalorización de nuevos géneros como la pintura de historia, el paisaje y, sobre todo, el retrato. La pintura sevillana se revaloriza a través del Romanticismo y, más concretamente, del costumbrismo, que estará presente hasta bien entrado el siglo XX. Al finalizar el siglo, el paisaje realista y artistas como José García Ramos o José Villegas, con su obra La muerte del maestro, marcarán el arte sevillano.
Sala 13. Gonzalo Bilbao y la pintura sevillana del siglo XX
La sala dedica gran parte de su espacio a la obra de Gonzalo Bilbao, el artista más importante del momento, si bien su obra principal, Las cigarreras, se expone en la sala 12. Acompañan al artista otros nombres como Winthuysen o Grosso, que nos conducen hasta mediados de siglo. En escultura destaca la obra de Joaquín Bilbao.
Sala 14. Pintura española del siglo XX
Los fondos del museo incluyen un reducido grupo de obras españolas de la primera mitad del siglo XX, que ofrecen una visión de lo que está sucediendo en el resto del país. Zuloaga, Vázquez Díaz o Sorolla son los artistas que nos adentran en el siglo XX, con una pintura realista basada en la tradición, si bien con alguna innovación formal.
José Belló Aliaga