Más de 400 daimieleños acudieron a la primera becerrada del joven que con sólo catorce años cosechó el éxito en la plaza de toros de Moral de Calatrava. Con desparpajo y sin tremendismos Aranda arriesgó lo justo y lidió una faena en la que se adivinaron buenas maneras.
Carlos Aranda progresa adecuadamente. El daimieleño lidiaba su primera becerrada el pasado sábado en la plaza de toros de Moral de Calatrava. Con desparpajo y sin tremendismos Aranda arriesgó lo justo y lidió una faena en la que se adivinaron buenas maneras y que le hizo obtener el máximo trofeo de la tarde, dos orejas y rabo. Más de 400 daimieleños acudieron a la primera becerrada del joven que con sólo catorce años cosechó el éxito entre la más de media plaza que ocupó el tendido. Sin mover las zapatillas del suelo el joven, que no pudo matar al eral porque así lo estipula la Ley del menor, simuló la suerte con una banderilla que remató la faena. El cartel, con reses de la ganadería de Martín Carrasco, lo completaron Carlos Gómez de Madrid, Emilio Bresó de Almadenejos (Ciudad Real), Alberto Pérez de Linares y Antonio Manuel Ballesteros de Motril.