La parroquia de San Antonio de Padua de Puertollano, con el párroco Alfonso Morejudo al frente, ha celebrado este miércoles la bendición de animales en la festividad de su santo titular, afianzando así una bonita tradición que se recuperó hace dos años.
Unos más valientes ante el hisopo, otros temerosos, con mejor o peor lechecilla, los bichejos han pasado frente al santo y al sacerdote, siempre con una palabra cariñosa para todo quisqui, incluido ese perrete vecino que siempre le ladra al pasar, una monada de cachorro que más bien ha sido bautizado que bendecido, y algún humano, que también ha pedido la rociada.
La mayoría los animales han sido peludos, aunque también han acudido tres gatos que ha recibido el agua con cierto resquemorcillo, aunque todos en buena paz y compaña. El propio párroco ha subrayado el silencio que han mantenido los animales mientras dirigía la oración al santo. Después fue otro cantar, y la alegre excitación de los ladridos recuperó la Plaza de los Mineros. Ojalá todos podamos volver a ver esta relajante escena el año que viene.