La nueva directora del Festival Internacional del Teatro Clásico de Almagro se presentó ayer, miércoles en sociedad con la intención de hacer del teatro una confesión de fe, «en esta tierra maravillosa». Le concedemos a Natalia Menéndez, la confianza necesaria de todo inicio y hacemos votos porque no tome el festival como una coartada para vivir a cuerpo de rey, a costa del contribuyente. El cese del anterior director, Emilio Hernández, a pocos meses del festival de este año, fue justificado oficialmente por la necesidad de darle un cambio artístico al Festival y para ajustar éste a actual coyuntura económica.
Pero a nadie se le escapa que cuando la cuentas de la escena almagreña se cierran con centenares de miles de euros en números rojos es que se ha gestionado alegremente, gastando con la proverbial frivolidad con la que tienta el dinero público. Nos preguntamos si el Festival resitiría una Auditoría de los últimos años. Y otra pregunta. ¿Las cuentas del Festival de Almagro son públicas hasta el último euro? ¿Dónde y cómo se pueden consultar? Con la que está cayendo es preciso no tener compasión con quienes gestionan la pasta del sufrido contribuyente…
