Después de 32 años de democracia si acordamos poner el mojón de arranque en 1978 , y por tanto de sindicatos libres -y de clase-, después de más de veinte años de gobiernos socialistas, ¡¡¡todavía hay mujeres que cobran menos que los hombres por ser mujeres!!! La realidad, que desde luego hay que cambiar radicalmente, descubre sin embargo una escalofrriante contradicción que hace corresponsables a todas las organizaciones del dislate persistente en el mundo laboral del incumplimiento sistemático y durante décadas de la mismísima Constitución.
El hecho de que exista un Ministerio de Igualdad es, se supone, prueba de que no la hay -después de 32 años de democracia-, de la misma manera que cuando se quiere implantar un Código de Buen Gobierno en la región, es prueba de que es necesario, porque no se gobierna bien. Que en el siglo XXI exista todavía ese atropello intolerable merece una reflexión. ¿Cómo es posible que en el mundo del trabajo se vulnere la Constituciòn durante décadas de modo que siga siendo una denuncia reivindicativa cada 8 de marzo? ¿No es motivo suficiente para una huelga general o es que el 8 de marzo, está peligerosamente acercándose al escaparate social más que a su verdadero significado de lucha activa?