El escritor y el calambre del escritor y Umbral

Jesús Millán Muñoz.- Un escritor o escritora, es simplemente un hombre o una mujer, que como todos ríe y llora, pero éstos, además de todo ello, además de hablar, algo de lo que piensan-hablan lo escriben.

Francisco Umbral, el casi olvidado como escritor y literato y articulista, que se cita mucho, pero que se olvida mucho, que creo que ya tendría que salir del purgatorio de los escritores. Que pienso es el Quevedo del siglo veinte. Que opino y pienso y creo, que ni en Quevedo, en su vida, todo era honorable, ni en Umbral, en su vida, todo fue honorable. Pero que nosotros analizamos su producción cultural, tanto de Quevedo o de Cervantes o de Unamuno o de Umbral. Que incluso, aunque usted no esté de acuerdo en sus planteamientos morales o antropológicos o psicológicos o políticos o culturales, tenemos que fijarnos si su producción cultural, es algo más que su obra. Si su sombra, incluso con sus errores y horrores, por eso de la cacofonía, debe ser recordado.

Hace muchos años le envíe algo de mi producción, -no sé si solo una vez o dos o tres-, nunca me contestó, nunca sé si le llegó, no sé si terminó en su piscina. No sé, tampoco porque el documental-película que hicieron hace unos tres años sobre su figura, no se puede ver actualmente, en los Imprescindibles de RTVE. Pienso que todos los adversarios que tuvo o que se buscó, que quizás, escribió textos que no debió de hacer o llover o cristalizar, frases que para mi gusto son hirientes, creo que quizás todo ese conjunto de personas, deberían ya pasar página, y levantarle el dosel de sus censuras…

Umbral decíamos, se publicó, en El Mundo, un artículo titulado: El calambre del escritor, en una fecha del 24 de marzo del 2009. Por tanto ya fallecido. Pienso que a Umbral le salvó la literatura. Si no hubiese sido por el oficio de escribir y de escribir literatura, en diversos géneros, si no hubiese sido por ello, pienso, y, lo digo con el máximo respeto que quizás, habría sido una persona que se habría perdido en sus emociones y en sus actos, incluso trabajando en la sucursal de un banco.

En España, dicen que se copia, copia mucho, unos de otros, títulos de artículos o semejantes, ideas y conceptos, metáforas transformadas, ideas matizadas, pero no se cita a los autores, de los que se ha bebido. No es éste mi caso. Y, eso que índico que creo que el noventa y nueve por ciento, de todo lo que pensamos nos viene heredado de otros. Aunque no lo recordemos… Umbral redactó, alrededor de unos veinte mil artículos y columnas periodísticas. Unos, indican más y otros un poco menos.

Pero bien haría su Fundación en la medida que pudiese, al menos, indexar todos esos artículos perdidos en decenas de periódicos y revistas, con su nombre o con seudónimos. Bien haría, porque si se hace con Umbral, después, se podrá continuar haciendo con el resto, al menos, esos cien grandes articulistas que en estos tres siglos España ha dado y preñado este terruño… Ahora, de cierta pesadumbre y tristeza y melancolía y depresión que sufren los que habitan estas tierras. Quizás, sea bueno recordar al público, que no solo existe el Barça y el Real Madrid, sino que tenemos articulistas de primera en nuestros mares…

Ahora, que modestamente, me voy acercando a la cifra de haber firmado cuatro mil artículos periodísticos, no es nada con los veinte mil de Ruano, de Umbral, de Alcántara, de Cunqueiro, de Plà, de A. Sánchez, de Campmany, de Pemán y de otros… me pregunto que valor tienen los casi cuatro mil que he firmado y que tres mil quinientos se han publicado en la prensa digital en estos diez últimos años… Qué valor tienen, qué valor tiene esa escritura en el columnismo periodístico de opinión y literario, qué valor como escritura y como literatura. Qué valor tienen hoy, y, si tendrán más o menos, dentro de dos o tres o cinco décadas. Me pregunto, les pregunto a ustedes. Aunque sé que nadie contestará…

Sé que estoy en la óptica del articulismo que podría ser en la perspectiva de Unamuno, Ortega, D´Ors, Aranguren, Marina, Cuartango, Albiac… esos autores, no digo que tenga la calidad de ellos, no. Sino que estoy en esa fila, esos autores, que miran la realidad presente, con ojos de la actualidad, pero con oídos de la literatura y de la filosofía. Diríamos que son articulistas filósofos. Con lo cual, ofrecen otra mirada al mundo de hoy, al tiempo de hoy…

En su Fundación, Fundación Umbral están catalogados 5.717 artículos que Umbral publicó en El Mundo, y, también 2.415 que publicó en El País. Pero espero ver y percibir y oír que hagan lo mismo, para eso la Comunidad de Madrid, podría prestar recursos, para que el resto de miles de artículos que materializó y cristalizó y ceramizó en decenas de periódicos y revistas, se puedan ver en dicha Fundación… Los artículos de la Agencia Colpisa, los artículos del Norte de Castilla, los artículos de tantas revistas y periódicos, los artículos de antes de los años sesenta…

Debo confesar, que en vida, la forma de ser de Umbral no me agradaba, debo reconocerlo, aunque leía sus artículos, no sus libros, salvo Mortal y rosa. Pero pienso que es un autor que no se puede olvidar, que no debemos dejar de morir, que pienso, que es uno de los diez más importantes que ha dado España en el siglo veinte, que si hubiese vivido y existido en Norteamérica, Francia, Alemania, Gran Bretaña sería un autor internacional, porque saben, distinguir lo que tiene valor, aunque no se esté de acuerdo con sus planteamientos, a nivel antropológico o moral o psicológico o político… Eso del dandi y del malditismo. Quizás, las dos notas que mezcló Umbral.

Creo que Umbral sabía, que había que hacerse una marca y un personaje, como Cela, como Serna, como Valle Inclán, porque en España es necesario que un escritor vestido de traje se meta en una piscina, porque si no, no nos fijamos en sus obras… Creo que Umbral  no hay que dejarlo que muera, porque aunque no estemos de acuerdo con todo lo que escribió, lo que pensó, lo que hizo, lo que sintió, es un ser humano, y, como ser humano nos dice mucho de nosotros mismos, de la época que le tocó vivir y existir… Los místicos y ascetas y moralistas, nos hablan que todos llevamos dentro un mar de irracionalidad y de pasiones que debemos domesticar. Umbral nos enseñó en sus escritos muchas de ellas. No somos solo racionales, somos racionales e irracionales. Y, toda la vida es un ejercicio de domesticar la irracionalidad, esa es nuestra gran función como seres humanos…

Yo, supongo que en la infinita misericordia de Dios, y, en su egregia inteligencia de Umbral, en el último momento, se dijese a sí mismo, “bueno, puede que exista Dios, y se arrepintiese de lo que deba haberse arrepentido”. Y, ahora, esté en el purgatorio del cielo, pero no se merece estar en el purgatorio de los escritores… Umbral un hombre atado a una circunstancia y a una máquina de escribir…Mi homenaje…

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