Para ser muy claro y muy breve: no se puede decidir el modelo productivo de una comarca desde el despacho de un político. Eso ocurrió en Puertollano y eso sigue ocurriendo en esta ciudad.Durante años hemos esperado que las energías renovables fuesen el motor económico de Puertollano. También hemos pretendido que fuesen motor de un polígono industrial, La Nava –desierto de actividad, por cierto-. Ni una cosa, ni la otra. Pero aun así tenemos que soportar que nos sigan “comiendo la oreja” con chorradas y pamplinas: las de nuestro primer edil y las de hace pocas semanas del diputado nacional, también del PSOE, Fernando Moraleda. ¿Puertollano es un modelo a seguir? No, por favor… Puertollano es un claro modelo productivo a desechar, aunque ahora suponga seguir pagando esa hipoteca que se llama perspectiva de futuro, que condenará a varias generaciones venideras. El futuro está comprometido.
Cuando examinamos este tipo de inversiones, el de las empresas de energías limpias, tanto industriales como productoras de energía, nos encontramos con un ratio inversión/empleo, que deja muy claro que cada empleo creado supone una inversión mucho mayor que otro tipo de empresas. A ello tenemos que añadir que este tipo de empresas, las de las energías renovables, reciben subvenciones mucho mayores que cualquier otro tipo de industria, todo ello con cargo al bolsillo de todos nosotros, los ciudadanos contribuyentes.
¿Ha merecido la pena tener en La Nava terrenos sin ocupar esperando a la “novia perfecta”? –BP Solar-. Mientras esto ocurría, las solicitudes de terrenos por parte de las empresas de Puertollano, las de siempre, las que no se han ido cuando se acabó la “isla plácida” y se instaló sobre ella el “huracán crisis”, veían sus expedientes yacer llenos de polvo en las estanterías de Fundescop. Cuando la “novia perfecta” nos dió plantón, entraron las prisas por adjudicar terrenos a nuestras empresas, pero ya era tarde, el “huracán de la crisis” estaba, al igual que sigue, desolando la maltrecha situación empresarial local, la de esta “plácida isla”.
¿A quienes se les ocurre decidir un nuevo modelo productivo desde un despacho, sin contar con expertos no alienados políticamente?
Ya en alguna ocasión he apuntado que nuestro equipo local de gobierno tendría que plantearse dejar de mirarse el ombligo y habilitar mecanismos, exentos de la adulación del agradecimiento, a modo de observatorio externo, que les sirva de herramienta para la toma de decisiones.
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