Gastrocultura: Tortilla del Campo de Calatrava

Jesús Millán Muñoz.- En una tortilla de patatas con huevo clásica, en la mitad del proceso, se insertan dentro huevos fritos que se han realizado y se tapa con otra capa de tortilla de patatas.

Entre la imaginación y la realidad, entre lo real y lo posible, entre la comida popular y el desarrollo de ésta, en forma tradicional y normal, sin entrar en los meandros de la alta y exquisita comida de autor, podría estar esta variedad de tortilla. Que con el tiempo se iría perfeccionando, y al abrir un trozo de ella, surgiría la yema como de un huevo frito dentro.

Se han realizado y construido tortillas incluyendo dentro todos tipos de alimentos e ingredientes, desde trozos de chorizo y, todo lo que la realidad y la imaginación pueda crear y la naturaleza criar… pero nos centramos en ésta tortilla del Campo de Calatrava, como realidad posible, como imaginación posible…

En esta serie de artículos periodísticos de opinión que estamos realizando, desde hace unos años, sobre la cultura de la comida y los fogones y del fuego y de los alimentos, hoy le ha tocado, de vez en cuando, es ir un poco más lejos, con lo tradicional llevarlo un metro más allá de la distancia… Todos tenemos derecho y deber a tener un pequeño lugar en el mundo, el Campo de Calatrava, aquí, en un trozo de la Mancha, antes Castilla La Nueva, también sus hombres y sus mujeres y sus niños y sus niñas y sus ancianos y sus ancianas, también tienen derecho a respirar el aire, a dormir en sus camas, a descansar en las tardes largas de verano, y, a vivir y sobrevivir, con su trabajo digno y honesto.

Hoy, que todo el mundo se apunta al turismo y turismo cultural, como herramienta económica. Y, los paisajes, la cultura, la historia, el arte y la gastronomía se hibridan para intentar conseguir todos esos fines. Hoy, indicamos esta receta o esta comida, como alegre canto y cante.

En este campo de Calatrava, tiene pueblos y aldeas y ciudades, y, todas como el corazón que emerge sangre y agua y aire y esperanza. También, tiene su alma y su carne y su corazón que espera, espera ser y estar, que desea estar y ser, en su espacio y en su tiempo. No somos más que nadie, no somos menos que nadie. No tenemos playas con arenas con labios al mar. Pero disponemos de paisajes que parecen ilimitados caminos del silencio que nos lleva a descubrir más y mejor la interioridad de la que estamos hechos. Somos esculturas andantes de carne y ojos y alma y mente y esperanzas…

La comida es tradición y es invención. Nada ha quedado quieto, a lo largo, de ese salto de homínido a homo. Desde ese momento, o antes posiblemente, hemos ido inventando y cambiando y modificando todo o casi todo. Y, una realidad es la comida. Me digo a mi mismo, que sucederá, cuando, ahora con la Inteligencia Artificial, a un determinado programa digan, inventen o diseñen todos los tipos de tortilla posibles. Quizás, en unos minutos o en unas horas o en unos días, ese programa informático, la IA en su primera fase, que es en la que estamos, sea capaz de señalarnos, cientos, miles de tortillas posibles. Algunas coincidirán con lo que tenemos, otras serán nuevas e innovadoras. Otras se mezclarán con ingredientes que vienen de África o América o Asia profunda…

Quién sabe. Por tanto, no sea usted tan radical, y acepte esta receta de gurmet, como lo que es, a medias juego y lúdica, a medias seriedad y profundidad, a medias, un intento de decir al mundo, los que habitan el Campo de Calatrava también desean tener un pequeño lugar en el tiempo y en el espacio, bajo las nubes y bajo las lluvias, bajos los calores y bajo los fríos. Y, merecemos nos visiten los japoneses y los tibetanos y los de Alaska y los de Arkansas y los que quieran, porque nuestras manos también realizan comidas exquisitas y nuestras palabras, son como las de ustedes, palabras como comidas de humanos… No somos diferentes a ustedes, no somos, ni más, ni menos que ustedes. Ciertamente, tenemos pocas industrias, y mucho campo y mucho aire y mucha tierra y mucha esperanza y esperar y mucho sueño del que debemos despertar…

Un columnista de opinión, es alguien que mezcla la realidad y la posibilidad, la literatura y la actualidad, lo presente y lo futuro, lo que es y lo que puede ser, siempre que sea bajo el sello de la legalidad y la moralidad correcta. Un modesto columnista, como el que suscribe estas líneas, es alguien que quiere hacer literatura y belleza con palabras, y, con palabras y verbos y adjetivos e ideas e imágenes y conceptos también, belleza y estética y literatura…

Un columnista, es esa persona que puede redactar una receta, y, alguien que la lea, a mil kilómetros, no sabe si es real, si se hace y si es y si está, o es una invención, o se hará mañana y será ya una realidad. Esto es cultura, cultura de cultivo de la tierra, de cultivo del adjetivo, del cultivo de la imaginación. Cultura de la comida, de la vieja y de la nueva que vendrá. Quién sabe, si de verdad, dentro de unos años, el Campo de Calatrava, exista o existirá una tortilla con estas características y formas y maneras…

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