Callejero

En el trazado callejero, en Ciudad Real, la calle del Río Guadiana, avanza indefectiblemente de Norte a Sur.

Cuando bien sabemos que su traza geográfica verdadera avanza desde el Este de las Lagunas de Ruidera, hasta el Oeste de las comarcas extremeñas y portuguesas, con algunas desviaciones menores.

Aunque luego, y ya en su tramo final, verifique un movimiento brusco hacia el sur de la península, hacia a Ayamonte y Huelva, desde la zona del Alqueba.

Pues bien, ese callejero local que atiende al nombre del Río Guadiana tiene la particularidad de contar con sólo afluentes a su derecha y con ningún curso de agua a su izquierda.

Un imposible geográfico e hidrológico.

Que desvela las disonancias de los nombres de las calles con las realidades que designan o que lo pretenden

Y así descubrimos una falsificación de la naturaleza en un callejero más virtual que aproximado.

Que busca nombrar más que representar.

Ya que no todos los afluentes que nombran calles son vertientes de su lado derecho.

Becea, Jabalón, Azuer, Bañuelos, Bullaque, Cigüela y Záncara, son tanto los afluentes hipotéticos, como las calles que se despliegan a la diestra de la calle llamada Rio Guadiana, paralela a la Ronda de Alarcos.

Y que no muere en Ayamonte/Villa Real, sino en la confluencia de la avenida de Pio XII con la encrucijada de una falsa rotonda.  

En otoño la calle Morería –o, mejor, de La Morería, que designa una localización histórica de un grupo étnico– define el trayecto solar en sentido preciso del Este al Oeste.

Como puede colegirse de sus sombras empinadas y abruptas que marcan el camino solar.

Las declinaciones solares del resto de año impiden la exactitud de la afirmación

Incluso, la calle en su disposición ascendente remite al imaginario de los dos altozanos topográficos de la ciudad: el del Este en la zona del Alcázar y del oeste, en proximidad a la puerta de Santa María.

Haciendo evidente, además, que la presencia de la calle de la Morería delata la ausencia de la calle inexistente de la Judería.

Ese desbarajuste de los nombre de calles en su organización espacial, se advierte en otras configuraciones urbanas diversas que han tratado de agrupar atributos y situaciones homogéneas de forma alterada y solo amalgaman nombres sin eco.

Así, la centralidad de la plaza de Estrasburgo –una de las sedes del parlamento de la Unión Europea– dentro del barrio del Nuevo Parque, articulando nombres de calles de países europeos, provoca la confusión entre Europa y la Unión Europea, que no es lo mismo.

Y desdice la centralidad misma del continente llamado Europa, con esa confluencia superpuesta de lugares.

Todo ello en la medida en que la actual Unión Europea, es una organización política comunitaria formada por 27 países.

De los cuales no todos cuentan con nombre de calle.

Y, por el contrario, en el callejero del sector europeo del Este urbano, aparecen países que no son miembros de la Unión Europea, como Suiza, Andorra y Gran Bretaña.

También las regiones españolas se despliegan de manera incompleta y suelta en la Barriada de Oriente, antes llamada de la Corredera.

Pero allí, en la Corredera no hay voluntad de representación territorial.

Donde se observan omisiones evidentes: no están las 17 Comunidades Autónomas y las 2 ciudades autónomas.

Que cuentan con nombre de Ceuta y Melilla en el barrio de Larache, en una rememoración marroquí, justo al Sur y en confluencia a Xauen y Nador.

Paradójicamente, –todas ellas, plazas africanas como se decía en el franquismo– junto a la calle Barcelona.

¿Otra posesión?

Acogotada, la calle Barcelona por un resto de nombres provinciales heteróclitos.

Algo parecido en relación con el sistema solar, ocurre con las calles del barrio de la Guija, en proximidad del Cementerio.

Calles estructuradas por un eje longitudinal que define la centralidad aparente de la Calle del Sol –nuevamente con un trazado aproximado de Este a Oeste– y jalonada por confluencias confusas y por un lateral de un parque en formación y proyecto.

En la medida en que hay nombres de planetas como Marte, de satélites como la Luna y de constelaciones como Andrómeda y la Osa Mayor.

Un caos celestial, al carecer de una articulación ordenada.

Y donde, la centralidad solar se hecha a faltar.

Cuando el modelo debería de haber sido el de la parisina l´Etoile.

Un centro y sus radios respectivos, como brazos solares.

Algo parecido ocurre con el nombre de las calles de la Barrio de Santa María, donde aparecen atributos venatorios en combinación con otros paisajísticos.

Que van desde la Montería a la Rehala.

Para acompasarse con pasajes geográficos como Umbría, Motilla, Raña y Sierra Madrona.

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