Eduardo Muñoz Martínez.- Con una Eucaristía en la Parroquia de San Pablo de Ciudad Real y una conferencia en su salón de actos, se celebraba ayer en la capital El Día Europeo, en esta edición de 2023, contra la Trata de Personas.
La Santa Misa, que comenzaba a las 19:00 horas, fue presidida por Conrado Zepeda, padre misionero jesuita, de origen mejicano, y Julián Plaza Pérez de Madrid, delegado diocesano de Migraciones, y de ella participaron un nutrido grupo de fieles.
Tras las lecturas bíblicas, tomadas de la Carta de San Pablo a los Romanos, y del Evangelio de San Lucas, Conrado Zepeda comenzó su homilía diciendo que la página evangélica manifiesta la vida de cada uno de nosotros en cada día: a veces, decía él, somos fariseos, a veces pedimos sin conocimiento, a veces no valoramos lo que tenemos… Por eso vivimos en una guerra interna, incluso hasta familiar. Dios, que hizo lo de fuera de nosotros, también hizo lo de dentro, y por eso tenemos que propagar el amor, la ternura. Pidamos a Dios para evitar nuestra violencia, nos invitaba Zepeda a hacerlo, y para que acabe la violencia de los demás.
Una hora más tarde, aproximadamente, al filo de las 20:00, el ponente, presentado por Francis Zabala, -tras una breve introducción del delegado diocesano de Migraciones-, y ante un público que casi completaba el aforo, entre quienes se encontraba María José Escobedo, Concejala de Orientación e Igualdad, comenzaba su disertación bajo el epígrafe «Migraciones y Trata de Personas, un acercamiento desde la Espiritualidad Política», dedicada especialmente a sus compañeros jesuitas, Joaquín y Javier, asesinados hace algo más de un año, y prologada por un momento de oración.
Conrado Zepeda, licenciado en Filosofía y Ciencias Sociales, Bachiller Eclesiástico de Filosofía y Teología, con gran experiencia en el tema migratorio y de refugio, por su trabajo en el Servicio Jesuita a Migrantes, nos resumía su intervención en los siguientes términos:
«Está basada en el tema de las migraciones y la trata, haciendo un pequeño análisis comparativo entre Méjico y España, y cuáles son las perspectivas, el futuro…, que por los números, que cada vez se elevan más, son «caldo de cultivo», son estas personas migradas, y muchas de ellas traficadas, que terminan cayendo en las redes de trata. Surge entonces una preocupación grave por la explotación sexual y laboral que sufren muchos migrantes y conacionales de diversos países, que están siendo captados, y captadas, por estas redes internacionales. Y tiene que ver mucho con los sistemas de esclavitud actual que fuerzan a las personas a la prostitución, principalmente y, desde luego, España no es una excepción.
El tema es que es algo que se está incrementando año tras año, y por eso los cristianos católicos necesitamos estar más alerta porque somos personas conscientes que necesitamos tener un amplio criterio, basado en lo científico y que nos lleve a una acción vinculada Evangelio.
Presentaré también, añadía, los elementos que nos brindan el Antiguo y el Nuevo Testamento, como invitación a acoger al extranjero, al extraño. Entonces, tenemos que aprendernos qué responsabilidad tenemos a la hora de ser hermanos y hermanas. Una propuesta de espiritualidad que nos lleve al conocimiento profundo de Jesús, y a luchar contra la discriminación y la Trata de Personas».
La realidad de la trata, – decía él y es cierto -, conduce a la desesperación, al asesinato, al secuestro, a la extorsión, a la creación de mafias, a las caravanas de migrantes, a la extinción avanzada…, y de ello, además de quienes consumen el producto, tiene culpa el turismo, los políticos, la Iglesia a veces…
Para evitarlo, Dios nos invita a crear un mundo más fraterno, a amar al extranjero como a nosotros mismos. Y surge una pregunta. Qué es ser cristiano hoy? Ver al otro, a la otra, como hermanos, como iguales. Si no lo conseguimos, nos queda mucho que avanzar como cristianos. Vivir la espiritualidad, en todos los aspectos, ante un hecho tan abrumador.