Ver una exposición de Millán y oír sus explicaciones es toda una experiencia fotográfica y antropológica. Millán vive sus viajes «a tope» y concentrando todas sus energías en su trabajo en el que hábilmente combina su experiencia como fotógrafo, sus habilidades sinérgicas y mágicas para contactar con sus «objetivos» y una calidad humana y solidaria que le hacen único, al menos para mí.
Hace unas semanas inauguró en la Casa de la Ciudad la exposición: «THAI» con esos 30 momentos inolvidables en estrecha relación esta vez, con «Colabora Birmania» y se puede ver y disfrutar hasta el 29 de septiembre.
Esta visita guiada comenzó con un audiovisual sobre su trabajo. A continuación, Millán ha ido explicando los «pies de foto» de sus imágenes. Elefantes, niños y niñas con adornos, imágenes mortuorias, budas, ‘ladyboys’, mercados callejeros, comida en la calle, el típico tren pasando entre puestos, imágenes escolares y de juego, terminando con las también clásicas y simbólicas mujeres con aros al cuello. Según íbamos viendo las imágenes, nuestro guía particular nos iba explicando detalles de la vida cotidiana:
«Allí existe la prostitución y los ladyboys – ‘kathoey’ – (hombres que se visten de mujer o quieren serlo) son muy comunes. De hecho en muchos trámites existen 3 opciones de género a la hora de rellenarlos. En los mercadillos se puede comer casi de todo». La comida es muy rica aunque la higiene no es la mejor, y por eso comenta Millán que lo mejor es ir vacunado contra la hepatitis A…Los puestos callejeros son muy comunes pues la gente normalmente no come en casa sino en estos puestos o en la calle. ¡Allí funcionan las 24 horas!, se puede comer prácticamente a cualquier hora del día…
El tren que pasa entre los puestos es curioso pues hace el trayecto 5 veces al día ida y vuelta. Los ‘comerciantes’ colocan toldos para resguardar sus mercancías cuando pasan los vagones típicos… Otro detalle es el tema de la muerte. El calendario tailandés va por delante del nuestro, por lo tanto si una persona murió en 2020, para ellos murió en 2563, es decir, 543 años por delante…
«Otra curiosidad es que para ganar la confianza sobre todo de los peques y como mi cámara es tan grande, lo primero que hago es practicar juegos malabares y de magia y solo cuando empiezo a ver sonrisas es cuando comienzo a ‘disparar'».
Por último comenta el porqué de los aros en el cuello de las mujeres y la razón es cultural y en parte también religiosa. Piensan que así no las atacan los tigres que normalmente desgarran el cuello. El pueblo padaung, más conocido como Kayan Lahwi, es una etnia tibeto-birmana famosa por sus ‘mujeres jirafa’. El problema médico no es que alarguen su cuello sino que su caja torácica la tienen ‘hundida’.
Millán me explica, ya fuera del grupo visitante, más cosas sobre su trabajo. «Esta exposición es la sexta que presento a nivel individual y la cuarta con el proyecto de fotografía solidaria. Sobre mi trabajo diario tengo que decirte que lo primero que hago es desayunar para empezar con energía. Luego cojo la cámara y la limpio para que esté lista para captar los momentos de mi día a día. Siempre con mi Canon y un objetivo 24/105 y muy bien. He estado en Tailandia, India y Nepal, Marruecos, Tanzania, Argelia y pendiente Senegal. A América Latina aún no le ha tocado y me planteo Camboya y Vietnam. En este último caso con Colabora Birmania me he sentido muy bien pues hay dos campos que me ilusionan, trabajar con infancia y con refugiados. Son dos aspectos que me motivan mucho. Y no me preguntes si me pagan… no quiero financiación ni ayuda gubernamental de nadie. Ni la quiero, ni la pido ni se la esperan. No quiero perder mi independencia», concluye.