Parecía que no iba a salir pero al final y tras mucho esfuerzo y trabajo en equipo (y, por qué no decirlo, tras un largo parón de dos años por la pandemia) Somormujo 2023 resurgió el sábado 26 en su lugar de siempre, la Escuela de Pesca, junto a una orilla del espacio acuoso de la presa del Vicario, escuela que gentilmente cedió una vez más sus instalaciones para esta celebración lúdico social.
El evento que comenzaba sobre las ocho de la tarde bajo una pequeña llovizna y una temperatura más que agradable, trajo actuaciones musicales como «El taller del cantor», «Fursataiba», «Flip Jiménez y Bárbara Caballero» y «EsseSico». Hubo tapeo con queso manchego, ensaladilla rusa y una gran sartén de migas veganas. ¿El precio? La voluntad. Cada persona debía llevar su propio vaso, plato y cubierto para hacer más sostenible, limpio y ecológico el evento. Además, hubo un pequeño espacio con juegos para los y las peques que asistieron, incluso con sus «perretes».
Somormujo 2023 estuvo «aderezado» con mesas de asociaciones artesanales, un espacio de trueque e intercambio de objetos diversos y también una cartelada reivindicativa de la ONG SOLMAN que dispuso de unos paneles informativos sobre sus últimas actividades ecológicas.
Felipe Jiménez, Flip, organizador del evento, abrió la noche agradeciendo a todos y todas, participantes, público, artistas, asociaciones y como no, a la Escuela de Pesca que como comentaba al principio, cedió su espacio.
Empezó El taller del Cantor y tras Fursataiba, empezó a llover con algo más de fuerza lo que hizo que improvisadamente se «reciclara» todo transformándose en un final de fiesta muy curioso, trasladándose al porche del local donde estaban, y allí Flip interpretó un acústico de unos 20 minutos y Esse Sico, otro tanto, hasta media hora.
Al final hubo tiempo incluso para una jam session, terminando todo hacia la una de la madrugada. ¡Y a preparar el Somormujo 2024!