Por José Belló Aliaga
Este año 2023 se conmemora el 150 aniversario del fallecimiento de Eduardo Rosales (1836-1873), que fue, junto con Mariano Fortuny, el más influyente y prestigioso entre los pintores españoles que trabajaron en el tercer cuarto del siglo XIX. La colección de obras de Rosales que conserva el Museo Nacional del Prado es la más numerosa y la de mayor calidad de cuantas existen. Consta de algo más de cien dibujos y de veintiséis pinturas. Once de ellas, incluidos los cuadros de historia, que le dieron la mayor fama, se exponen habitualmente en la sala 61 B. Otra más, El 2 Salón del Prado y la iglesia de San Jerónimo, figura en la sala 101, dedicada a la historia del museo.
Recorrido
El recorrido por estas obras completa la exposición de las obras que se presentan ahora en la sala 60 procedentes en su mayoría de recientes donaciones y legados, y que incluye las obras que habitualmente no se muestran en la colección permanente del museo, restauradas en su mayoría para la exposición.
El legado de Carmen Sánchez permitió adquirir y recuperar dos obras de pintura de historia en paradero desconocido desde hacía mucho: Doña Blanca de Navarra entregada al captal de Buch y La reina doña Juana en los adarves del castillo de la Mota, así como el estudio, aún menos conocido, de la Sala de Constantino en el Vaticano, preparatorio para la Presentación de Juan de Austria al emperador Carlos V, en Yuste. Además, pudo comprarse el boceto de su último gran cuadro de historia, La muerte de Lucrecia. Con ello, la dedicación del artista a ese género, el de mayor importancia y trascendencia en su trayectoria, y con el que triunfó en la Exposición Universal de 1867 de París, queda representada de un modo casi completo en lo que respecta a sus mejores cuadros.
Las dos donaciones más recientes, Paisaje y el retrato de María Isabel Manuel de Villena, IX condesa de la Granja de Rocamora, se exponen ahora por vez primera.
José Belló Aliaga