La importancia del centro

Lucas Antun Cassab.- La hoja de ruta de los políticos oportunistas, es decir aquellos que piensan antes en las próximas elecciones que en las próximas generaciones, suele dejar en evidencia que sólo aprecian cosas buenas en el accionar de los suyos, en cambio rápidamente llaman malos o mediocres a los que no son de sus siglas ni comulgan con sus discursos y banderas.

Se olvidan algunos que a estas alturas, un alto porcentaje de la sociedad,  exige ya desde su madurez democrática, que el ser humano que se implica en política y en gestionar lo público debe trabajar incansablemente por crear las mejores condiciones de vida  para todos, ninguna sociedad evoluciona desde el odio y el enfrentamiento, ese del cual parecen retroalimentarse quienes ven en la política  un trabajo para toda la vida; para lo cual y sin escrúpulos la premisa será siempre crispar antes que conciliar.

De ahí la importancia del razonamiento de centro, de los moderados en la política española; con personas capaces de tender puentes que permitan lograr consensos y esfuerzos a izquierdas y a derechas.               

Una concepción de la política que en España irrumpe con fuerza con ciclos que marcan de manera indeleble la gestión y la gobernabilidad;  dejando en “jaque mate” al “y tú más” esa arma arrojadiza por excelencia del bipartidismo.

En estos tiempos apreciamos como los buenos y los malos muchas veces andan mezclados, como de un día para el otro a algunos parece que les quita el sueño los derroteros de su ciudad, cuando hasta hace bien poco solo aportaban un continuo “lamento” con absolutamente todo lo que las mayorías consideraran un acierto.

Quien a estas alturas subestime al electorado flaco favor se hace, sólo basta con ver el hastío del ciudadano de a pie cuando ve  como sobre la hora, un rato antes de poner las urnas, algunos líderes y candidatos comienzan a darle a la máquina de promesas por más utópicas que puedan parecer, de pronto algunos piensan que hay que arreglarlo, pintarlo y ponerlo todo bonito en cuatro días, por no hablar de lo que era imposible de hacer hasta hoy pero prometen que será perfectamente viable a partir del 28M si obtienen la confianza del electorado.

No podemos pasar por alto que concluye una legislatura atípica, un tiempo donde quien tenía que gestionar se enfrentó a innumerables adversidades, unos años donde cambió el mundo y donde avanzar ha costado y cuesta mucho esfuerzo.

Pero cuando se actúa con serenidad y humildad, cuando se dedican las fuerzas a lograr esos acuerdos que construyan todo aquello que sea beneficioso para la ciudad y los vecinos ese esfuerzo se ve justificado en la constante dedicación de quienes seguimos aprendiendo, porque en política se aprende a diario sea pisando moqueta o caminos de tierra.

Cada cual y su conciencia sabe bien quien recibirá a pie de calle el agradecimiento y el aliento a seguir demostrando que se puede gobernar sin buscar medallas, sin mirar encuestas electorales, siendo siempre un vecino más; porque como dice el refrán «el que olvida de donde viene, no sabe a dónde va».

En política desgraciadamente muchas veces ni un montón de evidencia junta, hace cambiar de idea a un necio, y los hay en todo sitio, no solo en los extremos de la herradura ideológica  , eso a quiénes hacen políticas útiles y de centro les hace pasar por rachas donde se ve todo oscuro pero de las que se sale fortalecidos, al final se trata de conocer los defectos del distinto pero de aprender a convivir con sus virtudes; como en cualquier ámbito de la vida.

Estoy convencido que en cada pueblo o ciudad donde el centro está ejerciendo responsabilidades de gobierno,  hoy es mejor que ayer y mañana lo será mejor que hoy, porque las personas liberales demuestran su firme intención de progresar ( por encima de colores) enfocados en la dirección correcta y siendo siempre intolerantes con la lacra de la corrupción.

 Este 2023 el desafío de los liberales es ese, continuar dialogando y ocupándonos de lo que nos une como sociedad en cada pueblo o ciudad, continuar aunando esfuerzos, buscar los consensos para avanzar y dedicar el tiempo de gestión sólo a los verdaderos problemas e inquietudes de los vecinos,  dejando de lado el enfrentamiento estéril  y el ruido agotador de la política nacional.

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